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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Piden 13 años de prisión para Giménez y Gallardo

Martes, 30 de julio de 2013 22:09

El fiscal federal Ricardo Toranzos solicitó una pena de 13 años de prisión para los dos policías acusados de traficar más de media tonelada de cocaína, al tiempo que pidió la absolución de dos hermanos de uno de los imputados, como partícipes secundarios.

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El fiscal federal Ricardo Toranzos solicitó una pena de 13 años de prisión para los dos policías acusados de traficar más de media tonelada de cocaína, al tiempo que pidió la absolución de dos hermanos de uno de los imputados, como partícipes secundarios.

En el inicio de los alegatos del juicio que se desarrolla en el Tribunal Oral Federal de Salta, Toranzos dio por probado que el exsubcomisario Gabriel Giménez y el exoficial principal Carlos Gallardo se aprovecharon de sus condiciones de jefes de un grupo de elite de la Policía de la Provincia para delinquir. “Produce desesperanza ver en esta situación a policías altamente capacitados, con los que alguna vez me tocó trabajar”, se lamentó.

Toranzos hizo un reconto del procedimiento realizado el 25 de mayo de 2011 por una patrulla de Medio Ambiente en la ruta provincial 8, en el departamento General Guemes, cuando detuvo a Gallardo tras una persecución de 20 kilómetros. De las investigaciones surgió que éste transportaba en su auto 52 kilos de cocaína en dos mochilas que aparecieron a un costado del camino.

Según el fiscal, las pruebas demostraron que todo fue planificado por Giménez, quien se conducía junto al prófugo Marcelo Iraola en un auto Cross Fox que quedó atascado al cruzar el río Mojotoro. “La actitud de Gallardo y la fuga de Giménez y su cómplice pusieron en evidencia su vinculación con el hallazgo de la droga a poco metros de donde el primero hizo el giro con su vehículo para huir”, expresó el fiscal. “Soy policía, estoy limpio...”, exclamó Gallardo a sus camaradas. “Si sos policía porque disparás”, le retrucó el oficial a cargo del operativo.

Para el fiscal este detalle grafica la situación de Gallardo en ese momento, quien a su juicio no escapó por miedo, sino que lo hizo para alejarse lo más lejos posible del sitio donde arrojó la droga para lograr su impunidad.

Respecto a Giménez, el fiscal sostuvo que las escuchas y mensajes extraídos de los celulares lo comprometen. Dijo que entró en desesperación cuando no pudo atravesar con el auto el río y por eso convocó a sus hermanos Carlos y Luis. Les pidió que lo trasladaran a San Pedro de Jujuy para encontrarse con Gallardo, en la creencia de que éste había zafado de la persecución.

Luego decidieron ir en busca del Fox Cross, pero al observar luces a la distancia optaron por retornar a General Gemes. En el trayecto los estaban aguardando varios móviles policiales y fue entonces que junto a Iraola se arrojaron del vehículo y desaparecieron en los cañaverales. Giménez se ocultó en Bolivia, de donde fue expulsado en enero de 2012 y entregado a la Justicia. Toranzos consideró poco creíble la versión de los imputados de que habían sido contratados por Iraola para custodiar una suma de más de 800 mil pesos que éste debía transportar a Buenos Aires. Según Giménez el dinero fue dejado en el interior de Fox, de donde desapareció, y para perjudicarlo la misma Policía le “plantó” la droga. “No hay ninguna prueba que sustente esta afirmación, y aún si fuera cierto jamás podrían haber oficiado de custodios de un dinero que ellos mismos reconocieron era producto de actividades ilegales y que pertenecía a una persona sospechada de narcotráfico”, sentenció el fiscal.

Con relación a los hermanos de Giménez, interpretó que no se pudo probar que hayan formado parte del transporte de la droga, pero que sí incurrieron en encubrimiento. En este caso advirtió que la ley prevé que al tratarse de personas con un grado consanguinidad con uno de los imputados, les corresponde la absolución.

Una estrategia que surtió efecto

En su encendido alegato, el abogado Marcelo Arancibia resaltó la decisión del fiscal Toranzos de haber solicitado la absolución de sus defendidos Carlos y Luis Giménez por considerar que “le dio a la prueba el valor que corresponde”. El letrado sostuvo que “los hechos demostraron que no cometieron ningún delito y que quedaron involucrados en la causa por haber acudido a auxiliar a su hermano Gabriel ante un pedido de su madre”.

Durante el desarrollo del juicio, Arancibia se movió como un gran estratega para no darle al fiscal ningún argumento que le permitiera sustentar la acusación de partícipes secundarios del tráfico de estupefacientes que pesaba sobre su clientes. “Mi mejor defensa va a ser el silencio”, dijo desde el primer día. Se limitó a escuchar los testimonios sin preguntar nada. Se mantuvo en esta postura, incluso, cuando el tribunal convocó al exsecretario de Seguridad Aldo Saravia a quien acusó de haber sido el instigador de las torturas que sufrió Carlos Giménez. “Lo que hicieron con mi cliente demuestra que los delitos de lesa humanidad no solo son cosas del pasado”, sentenció.

El juicio continuará el 13 del corriente con los alegatos de las defensas de Giménez y Gallardo. Luego el tribunal quedará habilitado para el veredicto.

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