Para defenderse o atacar a sus presas muchos insectos desarrollan estructuras asociadas a glándulas tóxicas. Estos son los animales venenosos de los que el ser humano debe cuidarse si convive con ellos.
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Para defenderse o atacar a sus presas muchos insectos desarrollan estructuras asociadas a glándulas tóxicas. Estos son los animales venenosos de los que el ser humano debe cuidarse si convive con ellos.
En la calidez y la seguridad del hogar, la gente convive con insectos cuya peligrosidad muchas veces desconoce. Un claro ejemplo lo representa al “loxoscelos laeta”. Se trata de una pequeña araña cuyos ejemplares más grandes pueden llegar medir solo dos centímetros, pero su picadura puede acarrear serias consecuencias a la víctima.
Este arácnido es aún más peligroso que la temida Viuda Negra. Su nombre vulgar la describe de cuerpo completo: “araña homicida”. Es también conocida como “de los cuadros” o “rinconera”, por los lugares en que suele habitar: espacios oscuros y solitarios, como bibliotecas, cajones con papeles, detrás de los muebles o estantes con ropa en desuso.
El animal no es agresivo, pero al ser increpado reacciona de forma defensiva y ataca.
Los ambientes
Los motivos de estos ataques, en la mayoría de los casos, se resume a una cuestión de dominio de territorios.
Así como un motor contiene numerosas partes, algunas simples, otras mas complejas, pero al fin, todas son necesarias para que trabajen de manera coordinada.
Algo parecido ocurre en los ambientes, que integran múltiples elementos, algunos vivos y otros no, funcionan como un todo y través del tiempo perduran. Todo aquí es necesario, y una ley irrevocable rige aquí: sin comida es imposible vivir, y sin la presencia del resto tampoco, por lo que cada uno desarrolla una estrategia para subsistir.
Araña de los cuadros
El experto en toxicología doctor Jorge Alberto Borelli Giampaoli explicó a El Tribuno que la picadura de la “araña de los cuadros” produce dos tipos de lesiones. Una denominada superficial o cutánea, que se manifiesta con una mancha en la piel. Esta se transforma luego en una roncha o mácula, con pequeñas vesículas que con el transcurso de las horas mutan en una ampolla. Posteriormente, la lesión compromete la región muscular y el dolor, que en un principio es leve, se intensifica hasta provocar la sensación de quemazón que se irradia en todo el miembro afectado. “Estos síntomas comienzan a aparecer a las 48 horas de producida la picadura y los riesgos de infección se prolongan unos 14 días. El daño es tan grande que el músculo se carcome y el paciente puede llegar a requerir de una cirugía reconstructiva”, manifestó Borelli Giampaoli. Otras de las lesiones que provoca la picadura de esta arañita de aspecto inofensivo, puede ser visceral. En este caso el veneno toma contacto con el torrente sanguíneo provocando la destrucción inmediata de los glóbulos rojos y de los tejidos internos. Le sigue el desprendimiento de tejidos que pueden ser transportados hacia los riñones provocando insuficiencia renal, con lo que se agrava el cuadro del paciente. Quien tenga la desdicha de caer en sus “garras” debe consultar inmediatamente al médico.
Alacranes
La picadura de un alacrán o escorpión es un peligro latente en los hogares salteños. El experto en toxicología advirtió que donde hay cucarachas puede haber alacranes, cuyo veneno puede generar en la persona un cuadro de suma gravedad. Tras la picadura el dolor es intenso. En los niños provoca síntomas como palidez, nauseas, vómitos, salivación excesiva, piel de gallina y palpitaciones.
Por lo general, el ataque suele ser de noche y la población más afectada son los niños. Se da en los miembros inferiores. El cuadro se agrava con la presencia de enfermedades como asma, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Ante una picadura se recomienda concurrir inmediatamente al hospital más cercano, donde se evaluará la aplicación de un suero antiescorpiónico a fin de neutralizar la toxina.
Para prevenir la presencia de alacranes en el hogar se recomienda mantenerla libre de escombros, leña o madera, tapar las grietas en las paredes, sobre todo si son de ladrillones huecos, sellar las cámaras de las cloacas y colocar mallas metálicas en las rejillas.
Si alguien encuentra un alacrán en su casa, debe revisar la cama antes de acostarse, no dejar ropa en el suelo y si lo hizo, sacudirla antes de utilizarla, además de revisar los zapatos, sobre todo antes de colocárselos.