El emblemático Ballet Salta hizo gala de su jerarquía y su capacidad interpretativa, anoche en el Teatro Provincial. Maestros de varias generaciones, Marina y Hugo Jiménez se lucieron en un notable paseo coreográfico, con un vestuario para el aplauso y un juego de luces y colores ajustado a cada cuadro. Una noche atrapada por los duendes del folklore, inmejorable para celebrar los 43 años del ballet que comienza una gira para la despedida final. Y, si eso fuera poco, el inefable Hugo Varela con su reconocida capacidad para hacer reír.
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El emblemático Ballet Salta hizo gala de su jerarquía y su capacidad interpretativa, anoche en el Teatro Provincial. Maestros de varias generaciones, Marina y Hugo Jiménez se lucieron en un notable paseo coreográfico, con un vestuario para el aplauso y un juego de luces y colores ajustado a cada cuadro. Una noche atrapada por los duendes del folklore, inmejorable para celebrar los 43 años del ballet que comienza una gira para la despedida final. Y, si eso fuera poco, el inefable Hugo Varela con su reconocida capacidad para hacer reír.