A casi 100 años de su muerte, el “cura gaucho”, José Gabriel Brochero, es beato. La comprobación de un milagro más permitirá que sea consagrado santo, mientras que ayer se exaltaron sus virtudes y anécdotas de vida durante la homilía de la misa de beatificación que leyó el cardenal italiano Angelo Amato y las palabras del papa Francisco.
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A casi 100 años de su muerte, el “cura gaucho”, José Gabriel Brochero, es beato. La comprobación de un milagro más permitirá que sea consagrado santo, mientras que ayer se exaltaron sus virtudes y anécdotas de vida durante la homilía de la misa de beatificación que leyó el cardenal italiano Angelo Amato y las palabras del papa Francisco.
En el predio Cristo Blanco, donde fue beatificado el primer sacerdote argentino, se congregó una verdadera multitud con la presencia además de los obispos argentinos y numerosos sacerdotes, los gobernadores de Córdoba, José Manuel de la Sota; de San Juan, José Luis Gioja; el jefe del Gobierno porteño, Mauricio Macri y en representación del Gobierno nacional, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, leyó una carta enviada por el papa Francisco que recuerda su “oración larga ante el Crucifijo” con los fieles que hacían ejercicios espirituales y lo definió como un “sacerdote lleno de misericordia”. Recordó que decía “Guay de que el diablo me robe un alma” y así conquistaba “paisanos difíciles y gente de mala vida”, algunos “dejaron el vicio y las peleas”, dijo.
“El cura Brochero es un pionero de salir a las periferias existenciales y geográficas, no se quedó en el despacho parroquial y actuó como un sacerdote callejero de la fe, que es lo que la Iglesia quiere hoy. Supo salir de la cueva del egoísmo mezquino que todos tenemos”, manifestó el Papa.
“Finalmente que el cura Brochero esté entre los beatos es una alegría muy grande, de que este pastor con olor a oveja, que continúa haciendo tanto bien”, señaló, “afectuosamente, Francisco”.
Expresó que “conoció todos los rincones de su parroquia, no se quedó en la Sacristía a peinar ovejas. El cura Brochero era una visita del mismo Jesús a cada familia”.
En tanto, el cardenal Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos y representante del Papa Francisco resaltó la figura del “cura gaucho” en el momento de la homilía al leer la carta apostólica.
Su beatificación se convierte en un acontecimiento de suma relevancia para el plano social y religioso, aseguró y consideró que el “cura Brochero fue un verdadero bienhechor del pueblo argentino. Su trabajo profundo en bien de la dignificación de la vida humana provenía del Evangelio de Cristo”, señaló.
Evangelizador de las sierras de Córdoba
Una celebración emotiva y multitudinaria. El sacerdote José Gabriel Brochero, quien evangelizó a lomo de mula las sierras cordobesas e hizo propias las necesidades de los sectores más pobres de la región, fue proclamado ayer beato en Córdoba por el cardenal Angelo Amato, enviado especial del papa Francisco.
“Concedemos que el venerable siervo José Gabriel del Rosario Brochero, sacerdote diocesano, pastor según el corazón de Cristo, fiel ministro del evangelio, testigo del amor de Cristo a los pobres, sea llamado beato de ahora en adelante”, leyó el purpurado el decreto firmado por Pontífice.
A las 10.27 una gigantografía con la imagen del primer sacerdote argentino beato fue desplegada en el altar, en medio de vítores y aplausos de una multitud reunida en el predio ubicado en el Cerro de la Cruz, del poblado de Traslasierra.
Amato indicó, además, que el Papa estableció que la fiesta litúrgica en honor al sacerdote sea el 16 de marzo “en los lugares y modos establecidos”.