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Impulsan la revalorización de la auténtica artesanía salteña 

Martes, 17 de septiembre de 2013 01:28

Calidad, tradición y, por sobre todo, autenticidad definen la producción artesanal del interior salteño, tan valiosa como desconocida para muchos.

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Calidad, tradición y, por sobre todo, autenticidad definen la producción artesanal del interior salteño, tan valiosa como desconocida para muchos.

En Salta capital quedó habilitada la muestra “Compartiendo Autenticidad”, que refleja la riqueza artesanal de Molinos, Seclantás, San Carlos y Alfarcito. Permanecerá abierta al público hasta mediados de octubre en el Cabildo del Norte (Caseros 549).

Allí los visitantes podrán maravillarse con alfombras, ponchos, prendas, artesanías de cuero y alpaca, así como con originales tapices, elaborados con técnicas ancestrales transmitidas por cada familia de generación en generación.

Participan tejedores de Jasimaná, pequeños artesanos que concurren a los talleres que dicta el centro Indalecio Gómez, de Molinos, y 25 artesanos de esa localidad y de Seclantás.

Entre los expositores se destacan Francisco Cruz (Jasimaná), las hermanas Canavides (Seclantás) y Néstor Quiroga, un joven artesano de 23 años (Molinos).

La muestra es organizada por la Asociación de Artesanos y Productores San Pedro Nolasco de los Molinos, de Molinos.

Artesanías que no lo son

Salta cuenta con una rica tradición artesanal. No obstante, el 80% de las artesanías que se comercializan en la provincia no son autoría de nuestros artesanos. Así lo afirman desde la asociación San Pedro Nolasco.

“No nos oponemos a la libertad de comercio. Sí al engaño que significa presentar como artesanías propias piezas realizadas en serie en fábricas de Buenos Aires y Córdoba o que ingresan al país de contrabando desde Bolivia y Perú. Impulsamos una producción artesanal, con identidad propia, y que los artesanos sean artífices de su propia obra”, dijo Mercedes Puló, coordinadora honoraria de la asociación, que se creó hace 32 años para promover el desarrollo productivo de los Valles Calchaquíes. Puló agregó, a modo de ejemplo, que muchos de los ponchos salteños que se venden en Salta son elaborados en serie en Córdoba y son presentados como artesanales.

“Esto se da en varios comercios de la ciudad. El mismo escenario se repite en Cafayate, Cachi y la quebrada de Humahuaca”, señaló.

Destacó también que, al son de la moda étnica, se adoptan ciertos arquetipo artesanales foráneos como si fueran propios. “Un ejemplo es el aguayo, que es un poncho corto propio de Bolivia, Perú y norte de Chile. Nunca nos perteneció, pero es una moda impulsada por casas de decoración y diseñadores. Todo esto debilita al sector artesanal local y a la calidad de vida de los artesanos, que ante la imposibilidad de vender sus productos, terminan abandonando el oficio de crear”, afirmó.

Cabe señalar que estos productos se venden a un precio mucho menor, por lo que constituyen una competencia desleal que socava no sólo una fuente de ingreso para ciertas comunidades, sino una cultura y su particular forma de ver el mundo.

Piezas con identidad propia

Desde la Asociación San Pedro Nolasco se busca revalorizar la estética, las técnicas y los saberes ancestrales. Trabajan para que los artesanos de los Valles Calchaquíes y de toda la provincia no abandonen sus prácticas ante la imposibilidad de poder vender sus productos.

En el año 2000 redactaron, junto a IICA/FIDA Camélidos y el auspicio de la Universidad Nacional de Salta, la Declaración de Molinos.

Este documento resalta la importancia de contar con una certificación de origen que avale la autenticidad de las artesanías que se comercializan en Salta, como una forma de preservar la identidad de la región.

La certificación de origen acredita que las piezas son artesanales y ejecutadas con materias primas que no afecten el medio ambiente, la salud ni la biodiversidad, y que pertenecen a un determinado país o territorio.

La Asociación solicitó esta certificación en varias oportunidades a la Provincia y están esperanzados de que puedan ser escuchados por las autoridades.

“Cada municipio debe ser encargado de otorgar esta certificación, que alcanza a artesanos textiles, talabarteros, orfebres y ceramistas, entre otros. La mayoría vive en parajes alejados y ésta es para ellos una forma de poder subsistir”, finalizó Puló.

 

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