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El sexópata asesino que conmocionó a Inglaterra

Domingo, 22 de septiembre de 2013 03:08

Dennis Nilsen (33), un escocés de clase media, delgado pero fuerte, se despertó con una terrible resaca aquella mañana de enero de 1979, luego de una noche de jolgorio. Cuando miró hacia su costado vio el cuerpo desnudo de un jovencito, que dormía a su lado. La cama estaba revuelta, había botellas con restos de alcohol mezclada con ropa de ambos en el piso. No recordaba cómo habían llegado a esa situación.

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Dennis Nilsen (33), un escocés de clase media, delgado pero fuerte, se despertó con una terrible resaca aquella mañana de enero de 1979, luego de una noche de jolgorio. Cuando miró hacia su costado vio el cuerpo desnudo de un jovencito, que dormía a su lado. La cama estaba revuelta, había botellas con restos de alcohol mezclada con ropa de ambos en el piso. No recordaba cómo habían llegado a esa situación.

La casa del horror

En la casa de la avenida Melrose 195, en Londres, vivía Dennis Nilsen, un seleccionador de personal quien hacía poco tiempo se había separado de su pareja, David Gallichan, con quien habían convivido dos años, en una relación que no resultó.

Dennis, un homosexual de hábitos solitarios pero de lujuria exacerbada, se puso de pie, miró fijamente a su acompañante de turno y notó un detalle: era un adolescente. Lo vio tan bello que tomó la decisión de no dejarlo ir. No estaba dispuesto a seguir pasando las navidades solo como había sucedido durante tantos años y decidió ultimarlo para convivir con su cadáver. Levantó una corbata y se la envolvió en el cuello, pero cuando la ajustó, el joven saltó como un resorte. Lucharon brutalmente y finalmente lo dominó. El muchacho perdió el conocimiento y quedó tendido en el piso. Lentamente se dirigió a la cocina de la vivienda, llenó un balde con agua, lo llevó hasta la habitación, tomó al chico inerte de los cabellos e introdujo su cabeza en el recipiente, hasta que éste se ahogó.
Luego acomodó un poco la habitación, se preparó un café y fumó unos cuantos cigarrillos. Dio una vuelta por el jardín y regresó a la pieza. Tomó al joven por debajo de los brazos y lo arrastró hasta la bañadera que estaba colmada de agua tibia. Introdujo el cadáver y lo bañó. Lo jabonó prolijamente y se metió en la tina para asearse él también. Dennis tenía entre sus manos a su primera víctima, que no sería la última. Lo irónico de su acción era que no sabía absolutamente nada de su acompañante, ni siquiera el nombre. Mucho tiempo después se supo que se llamaba Stephen Holmes, de 14 años.

Como un rito

Luego de bañarlo, lo secó, lo sentó en un sillón y se fue a realizar algunas compras.
Cuando volvió, observó su figura embelesado. Lo encontró tan hermoso que decidió tener sexo con él. Luego se preparó la cena y se quedó sentado al lado del cuerpo, lo abrazó y se puso a mirar televisión. Pasada la medianoche, cuando terminó la programación, levantó unas tablas del parqué del living y escondió allí su trofeo. A la semana decidió sacar los restos nauseabundos del escondite y lo bañó otra vez. Luego besó toda la humanidad del adolescente y se masturbó frente a él. Tras ello lo ocultó nuevamente... allí permaneció 8 meses. Fue lo más que soportó. El olor y los insectos no lo dejaban vivir a pesar de sus esfuerzos por disimularlo con diferentes insecticidas y perfumes. Para terminar con el suplicio, decidió sacar el desmembrado cadáver al jardín y lo quemó en una fogata.
Se prometió que no volvería a realizar una atrocidad como esa. Sin embargo no cumplió... volvería a hacerlo 14 veces más.
La conducta era siempre la misma, conocía hombres, por lo general muy jóvenes y desvalidos por algún motivo. Bebían hasta quedar inconscientes y los ahorcaba. Luego los bañaba, mantenía sexo con los cadáveres y los introducía, apilados, dentro de un placard. Cuando ya no tenía lugar los descuartizaba y los guardaba en bolsas plásticas. Cuando el espacio y el hedor no lo dejaban vivir, los quemaba en el fondo, usando, siempre, cubiertas de autos para disimular el olor.

En los departamentos

A principios de la década de los ’80, Dennis se mudó y se fue a vivir a Cranley Gardens 23, a un pequeño edificio de departamentos. Por lo tanto sus víctimas terminaron descuartizadas, cocinadas y arrojadas por partes, por diferentes ductos del baño y la cocina.
El alerta se dio debido a que los vecinos reclamaron por el olor insoportable que había en el edificio y porque las cañerías habían colapsado.
El personal que intentó destapar las cañerías se encontró con una material gelatinoso nauseabundo que obturaba todo.
Decidieron llamar a la Policía. Allí salió a la luz el horror.
Dennis Nilsen fue encarcelado, juzgado y condenado de por vida.

La infancia solitaria de Dennis Nilsen

Dennis Andrew Nilsen había nacido en Fraserburgh, Escocia, en noviembre de 1945 y era hijo único de Betty y Olav Nilsen. El desastroso matrimonio duró solo siete años.
El se transformó en el mimado de su abuelo Andrew. Pero cuando éste murió, su madre lo llevó a “ver al abuelo”, pero nunca le anticipó que estaba muerto. “Esto me provocó un impacto terrible que terminó con mis emociones”, diría durante el juicio. Sus abogados le preguntaron en reiteradas oportunidades “por qué lo había hecho?... la respuesta de Dennis siempre fue la misma... “dígamelo usted”.

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