¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

19 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Procesaron al cabecilla de una asociación delictiva

Sabado, 07 de septiembre de 2013 02:40

Luego de tres meses de profunda investigación, ayer se dictó el procesamiento por asociación ilícita de José Luis García (a) “Cabudo”, sindicado como el cabecilla de una organización delictiva que comercializaba los tours de compra de ropa y estupefacientes en la frontera norte de Salta. La resolución dictada por el juez federal Julio Bavio -secretaría de Santiago French- abarcó también a Rubén Francisco Díaz (a) “Rata” y Víctor José Guerrero (a) “Máquina”, todos ellos oriundos de San Miguel de Tucumán.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Luego de tres meses de profunda investigación, ayer se dictó el procesamiento por asociación ilícita de José Luis García (a) “Cabudo”, sindicado como el cabecilla de una organización delictiva que comercializaba los tours de compra de ropa y estupefacientes en la frontera norte de Salta. La resolución dictada por el juez federal Julio Bavio -secretaría de Santiago French- abarcó también a Rubén Francisco Díaz (a) “Rata” y Víctor José Guerrero (a) “Máquina”, todos ellos oriundos de San Miguel de Tucumán.

La actividad de la banda consistía en asegurar traslado y seguridad a las personas que adquirían ropa y droga en Bermejo, Bolivia, para comercializarla en distintos puntos del país. El ingreso de los productos se hacía por la localidad fronteriza de Aguas Blancas a través de pasos no habilitados, la que era y es acopiada en un playón que la Municipalidad de Orán le alquila por una suma ínfima a un particular. Allí, “Cabudo” y su séquito organizaban la caravana de colectivos y utilitarios y, para evitar que los vehículos fueran revisados por las fuerzas de seguridad en el trayecto a Tucumán, se valían del uso de la fuerza, dinero u otras dádivas. De la investigación surgió que cuando tenían problemas con las patrullas camineras García aconsejaba entregar hojas de coca a los uniformados o, en su defecto, no acatar las órdenes de detención y atropellar con las unidades los controles, poniendo con ello en riesgo la integridad física de las personas. Según el dictamen del juez Bavio, el grupo operaba en la zona conocida con La Esquina Norte, en la vieja terminal de Tucumán y en el playón municipal de Orán, donde los clientes contrataban el servicio.

La actividad ilegal y el peligroso accionar de la organización quedaron en evidencia el 29 de febrero de 2012 en el control fijo de Gendarmería en la ruta 9/34 (km 1.428), cuando el cabo Miguel Angel Vilca intentó detener una caravana de 50 vehículos cargados de ropa, lo que produjo un choque en cadena luego de que la unidad que encabezaba el grupo realizara una brusca maniobra. Como respuesta, unas 80 personas descendieron de los vehículos y atacaron a pedradas la casilla de los gendarmes. Uno de los referentes del grupo de la denominada “caravana de los tucumanos” se identificó como José Luis Cabudo. Investigaciones posteriores determinaron que era el cabecilla, que su apellido era García y que tenía como lugartenientes a Sánchez y a Guerrero. Se constató que los nombrados también aparecieron en escena en otros controles donde las caravanas de vehículos hicieron caso omiso a los controles. Con el objeto de profundizar las investigaciones se intervinieron las líneas telefónicas de los imputados, lo que permitió conocer quiénes eran los contactos y cómo operaba la banda delictiva.

Intimidación, sobornos, aprietes y complicidades del poder

 

UNO DE LOS GENDARMES SECUESTRADO ES INGRESADO A UNA AMBULANCIA .

“Cabudo” y su banda cayeron en desgracia luego de los graves incidentes protagonizados el 7 de mayo pasado en la ciudad de Orán, cuando ordenó a sus secuaces e instigó a unos 300 bagayeros a resistirse a un allanamiento realizado por la AFIP en la playa de camiones de la Municipalidad local, donde se acopia la mercadería de contrabando. Ese día el personal de Gendarmería fue atacado a pedradas y tres de los efectivos, uno de ellos herido, fueron secuestrados siendo mantenidos como rehenes en el baño del predio bajo amenazas de ser quemados vivos. Para liberarlos, “Cabudo” puso como condición que la fuerza devolviera la mercadería que habían decomisado minutos antes. Frente a la inusitada violencia y el cariz que tomaron los acontecimientos Gendarmería debió ceder a las exigencias del sujeto. Los testimonios de los gendarmes y las filmaciones probaron que el ataque a la fuerza y el secuestro de los efectivos fueron encabezados por “Cabudo”. Los incidentes ocurrieron dentro de un predio municipal de media manzana, alquilado por 1.500 pesos a Lino Cano, quien está sindicado de ser un presunto testaferro del intendente Marcelo Lara Gros. En su dictamen el juez Bavio sostiene que no puede dejar de mencionarse la inusitada gravedad de orden institucional y el modus operandi de la banda que dejó en evidencia la presente investigación. Refiere que “el traslado semanal de una gran cantidad de vehículos, en una caravana con inmunidad de detención -ya sea por el amedrentamiento de las funciones de seguridad o por el acuerdo espurio para así proceder- transitaba por el territorio argentino con una impunidad total sobre lo que llevaban, resulta una afrenta misma al orden constitucional y a los controles que el Estado debe llevar a cabo sobre las rutas”.

 

“Tirale el colectivo a la Gendarmería”

Para el juez Bavio, el accionar del nombrado “Cabudo” y las escuchas telefónicas fueron determinantes para procesarlo como cabecilla de la asociación ilícita. El sujeto ostentaba un rol con poder de decisión en la organización de viajes de los tours de compra que salían de Tucumán hacia Aguas Blancas y retornaban a la vecina provincia transportando todo tipo de mercadería. La operación se materializaba en la venta de asientos para un transporte de pasajeros de su propiedad, pero a nombre de un tercero. A eso se sumaba la venta de lugares para integrar la caravana de vehículos, con lo cual brindaba seguridad al “cliente” de que iban a superar los controles de ruta sin inconvenientes. El monto por ese servicio variaba de acuerdo a las características de los vehículos. A los colectivos les cobraba entre 1.500 y 2.000 pesos y al resto entre $ 400 y $ 500. Los viajes se realizaban dos o tres veces por semana y las caravanas estaban conformadas por 80 a 100 unidades. Se estableció que el apodado “Sandía” integraba las caravana oficiando de puntero y que alertaba a “Cabudo” sobre los controles. En la resolución se hace referencia a un diálogo del líder de la banda con el sujeto apodado “Máquina”, en la que se advierte la manera agresiva con la que se manejaba. “Pechalo, pechalo, tirale el colectivo a Gendarmería, tiralo...”, le decía. También se advirtieron otras comunicaciones de “Cabudo” hablando de “merca” (droga), además de llamadas con un sujeto de nombre Dante, que sería integrante de alguna fuerza de segu ridad.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD