Jorge García es integrante del Servicio Penitenciario del penal de Villa Las Rosas. Tiene 33 años y se desempeña en la Unidad de Traslados, pero su cable a tierra lo llevó a convertirse en uno de los mejores corredores de montaña y lo ratificó en la competencia Puna Inca Trail, donde terminó en lo más alto del podio.
Ni los siete días, seis etapas y 200 kilómetros intimidaron al único argentino que llegó como invitado y que culminó por delante de los experimentados franceses Robert Marchetti y Bernard Cassetto en esta edición que finalizó el lunes en Salinas Grandes.
Recién llegado a Salta, García, quien hasta hace tres años atrás corría maratones en calle, dialogó con El Tribuno sobre la preparación y el desenlace de la carrera.
"Comencé a preparar esta competencia hace aproximadamente cinco meses corriendo por el cerro San Bernardo, el campo militar y la ciclovía que está camino a San Lorenzo. Por suerte hay muchos lugares y aproveché el paisaje que tenemos en la ciudad".
"La primera idea era terminar la carrera de la mejor forma. Esa era mi meta, pero a medida que fueron pasando los días me adapté al clima y las cosas realmente me salieron muy bien", dijo García.
Según el corredor, la etapa más dura fue la de San Antonio de los Cobres, más precisamente en la zona del Viaducto La Polvorilla, con una altura aproximada a los 4.000 metros".
Jorge pudo pasar la parte más complicada y desde ahí empezó a darse cuenta de que podía llegar a ganarla, especialmente en las etapas de Tolar Grande y Tumbaya a Purmamarca.
"En esos trayectos pude sacar una ventaja importante porque luego quedaba la última parte de Salinas Grandes que también me pareció eterna. En ese lugar corrés y parece que es interminable porque no hay nada alrededor".
Finalmente pudo lograr el tan esperado primer puesto que le abrirá puertas a otras competencias de gran magnitud.
Sin embargo, García está sereno y lejos de sentirse el mejor, agradeció "a las autoridades del Servicio Penitenciario y a mis compañeros de la Unidad de Traslado por el apoyo que me brindan y también a quienes me ayudan a perfeccionarme", cerró.
La meta será llegar a un Mundial si es que los sponsors le tocan la puerta.
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Jorge García es integrante del Servicio Penitenciario del penal de Villa Las Rosas. Tiene 33 años y se desempeña en la Unidad de Traslados, pero su cable a tierra lo llevó a convertirse en uno de los mejores corredores de montaña y lo ratificó en la competencia Puna Inca Trail, donde terminó en lo más alto del podio.
Ni los siete días, seis etapas y 200 kilómetros intimidaron al único argentino que llegó como invitado y que culminó por delante de los experimentados franceses Robert Marchetti y Bernard Cassetto en esta edición que finalizó el lunes en Salinas Grandes.
Recién llegado a Salta, García, quien hasta hace tres años atrás corría maratones en calle, dialogó con El Tribuno sobre la preparación y el desenlace de la carrera.
"Comencé a preparar esta competencia hace aproximadamente cinco meses corriendo por el cerro San Bernardo, el campo militar y la ciclovía que está camino a San Lorenzo. Por suerte hay muchos lugares y aproveché el paisaje que tenemos en la ciudad".
"La primera idea era terminar la carrera de la mejor forma. Esa era mi meta, pero a medida que fueron pasando los días me adapté al clima y las cosas realmente me salieron muy bien", dijo García.
Según el corredor, la etapa más dura fue la de San Antonio de los Cobres, más precisamente en la zona del Viaducto La Polvorilla, con una altura aproximada a los 4.000 metros".
Jorge pudo pasar la parte más complicada y desde ahí empezó a darse cuenta de que podía llegar a ganarla, especialmente en las etapas de Tolar Grande y Tumbaya a Purmamarca.
"En esos trayectos pude sacar una ventaja importante porque luego quedaba la última parte de Salinas Grandes que también me pareció eterna. En ese lugar corrés y parece que es interminable porque no hay nada alrededor".
Finalmente pudo lograr el tan esperado primer puesto que le abrirá puertas a otras competencias de gran magnitud.
Sin embargo, García está sereno y lejos de sentirse el mejor, agradeció "a las autoridades del Servicio Penitenciario y a mis compañeros de la Unidad de Traslado por el apoyo que me brindan y también a quienes me ayudan a perfeccionarme", cerró.
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