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29 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
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Un divertido desembarco en la experiencia poética

Lunes, 22 de diciembre de 2014 23:00
Silvia Katz y los chicos del Taller Azul, el día de la inauguración de la muestra en el Cabildo
Si la parra del patio de la casa de Silvia Katz -en Almirante Brown 455- se decidiera a hablar, contaría mil historias: algunas ciertas, otras inventadas y, seguramente, a las más recientes las reproduciría en verso. Porque las parras repiten todo lo que oyen y ven. Eso se sabe desde que la manzana es manzana y la serpiente es serpiente. Los chicos del Taller Azul creen fehacientemente en esto, por eso la hacen participar -a la parra... y también a las otras plantas del patio y al gato- de sus travesías por el dibujo, la pintura, el collage, las risas, la rima y la poesía.
Pero como la parra -por ahora- guarda silencio y se dedica exclusivamente a regalar hojas, uvas y sombra, Silvia Katz edita y diseña cada fin de año un libro que reúne toda la actividad desarrollada por los chicos en el taller. La publicación de 2014 se llama "Rima que arrima. Coplas, poemas, arrorroces y otros versos de los chicos del Taller Azul" (Ediciones Laralazul) y se consigue en librerías de Salta y de varias provincias del país. El libro es una alegre caja de sorpresas donde abejas, tigres y cocodrilos reciben "arrorroces" por igual, y donde -entre otras tantas cosas- las complejas estructuras familiares se resumen, apretaditas, en una copla. Como es habitual también en el ocaso del año, junto a su obra artística y literaria, el taller presenta una muestra colectiva que resume la tarea realizada durante el año: un recorrido vivencial ideado para despabilar todos los sentidos. La exposición se encuentra habilitada en el Cabildo Histórico y podrá visitarse durante todo enero.
"La idea del proyecto de este año fue reconectar a los chicos con la poesía porque -sobre todo los más chicos- aún tienen frescas las canciones de cuna y muchos todavía cantan y disfrutan las canciones y retahílas cuando juegan en el patio. En el taller recuperamos el Pisa pisuela, Al tun tun de la cala-calavera y otros juegos de mi infancia. O sea, todo ese terreno fértil para arrimarlos a lo poético. El desafío de este proyecto fue descubrir la palabra desde el placer de escucharla, leerla y jugar con ella, sin que esté teñida de 'escuela' o 'tarea' u 'obligación'. Lo maravilloso, al final del camino, fue ver que en muchos chicos -tal vez más de lo que había pensado- la semillita prendió y ahora se lo pasan inventando rimas, coplas y poemas. Todo esto me lo cuentan las madres y casi casi se me piantan lagrimones", contó Silvia Katz.
Para invitar a los chicos a jugar con las palabras, la artista y directora del taller recurrió a mil y una estrategia. "Cantaron 'arrorroces' -repasó Silvia Katz-. Fue muy lindo verlos dibujar animales y bichos y cantarles, felices, para que se durmieran. Descubrieron coplas escondidas entre las plantas en las 'búsquedas del tesoro'. También salieron a susurrar poemas o coplas, propios o copiados de los libros del taller, al oído de la gente que pasaba por la calle".
De la motivación también participaron "expertos" de la rima y el canto como Silvia Barrios, compiladora de la música de las etnias wichí y chané; José Cafrune, músico y hermano del recordado Jorge Cafrune, y Georgina Vilte, docente en Letras y cantante de jazz. Con ellos, los chicos cantaron coplas y bagualas al ritmo de la caja, bailaron y escucharon anécdotas de un tiempo amarillo en donde la rapidez de reflejos se medía en un juego de payana.
"Rima que arrima" es la detallada crónica de todo lo acontecido en el patio de Almirante Brown 455. El libro entre las manos alcanza para imaginarlo; la muestra en el Cabildo sirve para vivenciarlo. Al menos por ahora, hasta que la parra se decida a hablar.


Horarios del Cabildo
Martes a viernes de 9 a 18.30. Sábados de 9 a 13 y de 15 a 18.30, domingo de 9 a 13. Lunes cerrado como todos los museos nacionales.
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Si la parra del patio de la casa de Silvia Katz -en Almirante Brown 455- se decidiera a hablar, contaría mil historias: algunas ciertas, otras inventadas y, seguramente, a las más recientes las reproduciría en verso. Porque las parras repiten todo lo que oyen y ven. Eso se sabe desde que la manzana es manzana y la serpiente es serpiente. Los chicos del Taller Azul creen fehacientemente en esto, por eso la hacen participar -a la parra... y también a las otras plantas del patio y al gato- de sus travesías por el dibujo, la pintura, el collage, las risas, la rima y la poesía.
Pero como la parra -por ahora- guarda silencio y se dedica exclusivamente a regalar hojas, uvas y sombra, Silvia Katz edita y diseña cada fin de año un libro que reúne toda la actividad desarrollada por los chicos en el taller. La publicación de 2014 se llama "Rima que arrima. Coplas, poemas, arrorroces y otros versos de los chicos del Taller Azul" (Ediciones Laralazul) y se consigue en librerías de Salta y de varias provincias del país. El libro es una alegre caja de sorpresas donde abejas, tigres y cocodrilos reciben "arrorroces" por igual, y donde -entre otras tantas cosas- las complejas estructuras familiares se resumen, apretaditas, en una copla. Como es habitual también en el ocaso del año, junto a su obra artística y literaria, el taller presenta una muestra colectiva que resume la tarea realizada durante el año: un recorrido vivencial ideado para despabilar todos los sentidos. La exposición se encuentra habilitada en el Cabildo Histórico y podrá visitarse durante todo enero.
"La idea del proyecto de este año fue reconectar a los chicos con la poesía porque -sobre todo los más chicos- aún tienen frescas las canciones de cuna y muchos todavía cantan y disfrutan las canciones y retahílas cuando juegan en el patio. En el taller recuperamos el Pisa pisuela, Al tun tun de la cala-calavera y otros juegos de mi infancia. O sea, todo ese terreno fértil para arrimarlos a lo poético. El desafío de este proyecto fue descubrir la palabra desde el placer de escucharla, leerla y jugar con ella, sin que esté teñida de 'escuela' o 'tarea' u 'obligación'. Lo maravilloso, al final del camino, fue ver que en muchos chicos -tal vez más de lo que había pensado- la semillita prendió y ahora se lo pasan inventando rimas, coplas y poemas. Todo esto me lo cuentan las madres y casi casi se me piantan lagrimones", contó Silvia Katz.
Para invitar a los chicos a jugar con las palabras, la artista y directora del taller recurrió a mil y una estrategia. "Cantaron 'arrorroces' -repasó Silvia Katz-. Fue muy lindo verlos dibujar animales y bichos y cantarles, felices, para que se durmieran. Descubrieron coplas escondidas entre las plantas en las 'búsquedas del tesoro'. También salieron a susurrar poemas o coplas, propios o copiados de los libros del taller, al oído de la gente que pasaba por la calle".
De la motivación también participaron "expertos" de la rima y el canto como Silvia Barrios, compiladora de la música de las etnias wichí y chané; José Cafrune, músico y hermano del recordado Jorge Cafrune, y Georgina Vilte, docente en Letras y cantante de jazz. Con ellos, los chicos cantaron coplas y bagualas al ritmo de la caja, bailaron y escucharon anécdotas de un tiempo amarillo en donde la rapidez de reflejos se medía en un juego de payana.
"Rima que arrima" es la detallada crónica de todo lo acontecido en el patio de Almirante Brown 455. El libro entre las manos alcanza para imaginarlo; la muestra en el Cabildo sirve para vivenciarlo. Al menos por ahora, hasta que la parra se decida a hablar.


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Martes a viernes de 9 a 18.30. Sábados de 9 a 13 y de 15 a 18.30, domingo de 9 a 13. Lunes cerrado como todos los museos nacionales.

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