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6 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El gato, la liebre, la gata flora y el perro del hortelano

Jueves, 29 de mayo de 2014 02:11

El ingenio popular para “dichos” y “versos”, en Argentina, no descansa.

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El ingenio popular para “dichos” y “versos”, en Argentina, no descansa.

La semana pasada, un artículo de Pagina 12 escrito por un periodista que no muestra conocimientos sobre temas como pobreza, desarrollo, bosques y agro, dio a conocer un documento cuya autoría se adjudica a una “empresa” que disfrazada de impoluta e inmaculada, pretende hacer creer en base a contradicciones y verdades a medias, lo desaprensivos que somos en Salta. Esa empresa es Greenpeace, que no solo se hizo conocida por sus actuaciones escénicas y su exhibicionismo, sino porque fue denunciada en Orán por no pagarle al baquiano que contrataron para colocar un collar de rastreo satelital para yaguaretés en un ternero.
 
La gata flora 

Ahora, Greenpeace vuelve a las andadas y acusa a nuestra provincia de ser una de las que deforesta las mayores superficies de bosques en la Argentina. En la década del noventa, al siglo anterior me refiero, se hizo público un relevamiento realizado por autoridades nacionales en la materia. Decía que Santiago del Estero era la provincia con mayor cantidad de monte (9 millones de has.) y Salta ocupaba el segundo lugar, (8,5 mill.). Chaco y Formosa seguían con la mitad de esas superficies más o menos. ¿Dónde piensa usted (lo dicta el sentido común) que se puede encarar un desmonte?. Obvio: donde hay monte. ¿De qué color era el caballo blanco de San Martín?
El artículo atribuye a la autoridad de ambiente nacional un dato que asegura que antes de la sanción de la ley se habían desmontado en Salta más de 600 mil has. y que solo en 2007 fueron autorizadas 400 mil más. Como ellos mismos aclaran no existía norma contraria al respecto. Es decir, como lo dice explícitamente el artículo citando el documento, hasta 2007, Salta llevó adelante un desarrollo sustentable de las fronteras agropecuarias, que se frenó a partir de 2008. En el mismo informe dice la autoridad ambiental nacional que los únicos interesados en que se cumpla esta ley, que consideran la mejor ley de bosques de América Latina, son ellos. y que están “luchando contra el mercado”. Hay que recordar que el texto original fue presentado por el diputado oficialista Miguel Bonasso. Esta idea nos evoca a la “gata Flora”: hay otras áreas de la propia administración nacional que en el año 2008, o sea un año después de la sanción de “la mejor ley de bosques de América Latina”, propone incorporar a las megacadenas granarias y a la actividad ganadera seis millones de hectáreas para el año 2016. Todo esto, en procura del desarrollo agropecuario, agroalimentario y agroindustrial. Del total de esa superficie, más de la mitad involucra directamente a Salta y en esto “no hay chancho con dos colas, ni negro con bolas blancas”, la documentación se encuentra disponible. 
Es la misma que da origen después al Plan Estratégico Agropecuario, Agroalimentario y Agroindustrial Argentino ( PEA ). Los que lo redactaron ya conocían el color del caballo blanco de San Martín.
Evidentemente, el PEA y el lineamiento estratégico que lo inspiró no fue considerado en Salta en su verdadera dimensión y hasta casi ignorado por quienes estaban obligados a interpretar su letra. Así surge, contrariando a su vocación federal, la ley en especial, su reglamentación- de Ordenamiento Territorial en nuestra legislatura, que no solo impide la consolidación del plan estratégico agroalimentario en Salta, sino que pone freno a nuestro desarrollo provincial concretado hasta antes de la ley Bonasso.
Con solo ver las estadísticas agropecuarias actuales basta para eximirnos de mayores comentarios porque demuestran acabadamente en cifras el freno productivo a los objetivos del PEA.
 
El perro del hortelano
 
 Mientras tanto, se sigue “predicando con la bragueta abierta”. Al castigo de no permitir producir, se suma el de no cobrar lo que la pretendida “mejor ley de América Latina” adjudica a quienes son impedidos de hacerlo invocando la protección de bosques. Ellos nos giran unos 30 millones de los más de 300 millones de pesos anuales que nos corresponden. Como el perro del hortelano, acá aplicamos multas a supuestos infractores salteños en lugar de ir a reclamar a los sabios del microcentro porteño para que paguen como manda la ley.
Es el sueño de Greenpeace: salteños pobres en una Salta sin desarrollo. Para nuestros legisladores, funcionarios y asesores que pintaron el mapa, solo existía el bosque nativo como único criterio ambiental. Lo económico y social no fue debidamente considerado.
Por aquello de “zapatero a tus zapatos “, sería saludable un replanteo en aquellos temas que involucren al campo.
Por estos días se pudieron haber evitado bloopers legislativos, como los proyectos de fitosanitarios o agroquímicos, de riego, de desbajerado, el abortado de feet lot, por el que se debía cerrar hasta la Escuela Agrícola. Es de esperar que el año que viene, cuando se deba modificar la ley de ordenamiento territorial que hoy nos rige, se ponga en la balanza esta nefasta experiencia y todas sus consecuencias, las que por diversas circunstancias no serán de fácil superación.
Salta no puede ni debe resignar derechos sobre sus recursos naturales. Nuestra provincia, y en especial, sus legiones de desempleados sometidos al “clientelismo partidocrático”, tiene el derecho y el deber de poner criteriosamente a disponibilidad del desarrollo toda la superficie hoy desaprovechada, activar los mecanismos que le permitan emerger de una situación sanitaria comprometida y repensar los objetivos agropecuarios hasta ahora propuestos. 

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