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Viviendas: un escándalo tras otro en el Gobierno

Domingo, 15 de junio de 2014 01:02
CARLOS PARODI, MINISTRO DE ECONOMÍA

Otro dolor de cabeza para el Gobierno provincial; el informe sobre la adjudicación de obras para empresas de familiares y amigos de funcionarios en el Instituto Provincial de Vivienda, es inobjetable. A tal punto que, aunque el oficialismo no quiera reconocerlo, el escándalo desató renuncias, pedidos de informes, la intervención del IPV y obviamente la puesta en práctica de una estrategia diferente, aunque con la base acostumbrada del anuncio y la promesa.

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Otro dolor de cabeza para el Gobierno provincial; el informe sobre la adjudicación de obras para empresas de familiares y amigos de funcionarios en el Instituto Provincial de Vivienda, es inobjetable. A tal punto que, aunque el oficialismo no quiera reconocerlo, el escándalo desató renuncias, pedidos de informes, la intervención del IPV y obviamente la puesta en práctica de una estrategia diferente, aunque con la base acostumbrada del anuncio y la promesa.

Ahora se afirma con convicción que la nueva política en materia de vivienda tendrá como prioridad a las personas con menos recursos que esperan hace años el sueño de la casa propia. Vale preguntarse entonces si no es ese el espíritu primordial que debería regir en una organización del Estado como lo es el IPV. Pero eso es motivo de discusiones posteriores.

Lo cierto es que la vivienda, las obras y su distribución de acuerdo a un criterio social según lo entiende este Gobierno, vuelven a tocar las fibras íntimas de la política de asistencia en la provincia. Es un tema sensible y causa mucha indignación cuando la opinión pública percibe irregularidades, justamente por ser esta -la de vivienda- una de las áreas sociales más vulnerables. Es imposible sostener a esta altura de los acontecimientos que la gestión de Juan Manuel Urtubey construyó casas como ninguna otra en la historia de la provincia.

La demanda y los escándalos focalizados en esta materia infieren que no hay nada más alejado de la realidad. Lo mismo se puede afirmar con respecto a la construcción de edificios escolares. Desde las “soluciones habitacionales” hasta la ampliación de aulas, los números formaron parte de un relato estadístico que pierde consistencia. Pero este escándalo no es el primero que atraviesa al IPV. Antes fueron las viviendas sociales en Lomas de Medeiros, transformado en un barrio de ostentosas casas que supuestamente estaban destinadas a gente con escasas posibilidades de acceso; hoy esas construcciones superan largamente el valor nominal de las viviendas originales. Otro tanto ocurrió con barrio Mirasoles.

La reiteración de los hechos en un área neurálgica de Gobierno obligaron a Urtubey a tomar una determinación política: ordenar la intervención del IPV y colocar allí a un alfil dogmático como lo es Matías Posadas. Oficialista por convicción y converso por conveniencia, el exradical y actual frentista Posadas tendrá la tarea de llevar algo de transparencia al sistema, aunque le será muy difícil el borrón y la cuenta nueva, de acuerdo a lo que viene ocurriendo en el organismo.

Pero existe una lectura paralela en este nuevo escándalo: las contrataciones, la entrega de obras, las licitaciones y las adjudicaciones de viviendas tienen en el ministerio de Economía su centro de gravedad. Hay un hilo conductor de este y otros hechos sospechados de corrupción, vinculados al manejo de grandes cifras de dinero, como el Fondo de Reparación Histórica, la compra de colectivos para SAETA, emprendimientos inmobiliarios y exponenciales aumentos patrimoniales, que tienen al ministro de Hacienda, Carlos Parodi como observador, aunque ninguno de los actos administrativos que permitieron avanzar en los casos mencionados pudo concretarse sin la aprobación del “pelilargo” funcionario.

Para el caso del IPV, organismo que depende directamente de Economía, Urtubey prefirió poner a un interventor y evitar el nombramiento de un nuevo presidente que volvería a depender de Parodi. En otras palabras, Urtubey le quitó el manejo del IPV a su ministro de Economía y para algunos allí se anida un claro mensaje.

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