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Al unísono 60 voces por Uma y Osito

Viernes, 06 de junio de 2014 01:08

Con carteles y acompañados de sus mascotas 60 personas marcharon el miércoles pasado, alrededor de la plaza 9 de Julio, para reclamar por el cumplimiento de la ley nacional 14.346 contra los malos tratos y la crueldad hacia los animales. Particularmente pidieron que se penalice a quien infrinja el inciso 8, que prohíbe “realizar actos públicos o privados de riñas de animales, corridas de toros, novilladas y parodias en que se mate, hiera u hostilice a los animales”.

Los impulsó pedir justicia por Osito y Uma, dos perritos asesinados por pitbulls entrenados para pelear. Las protectoras APAN, Luba, Protan, San Francisco de Asís y Proyectos Cuatro Patas acompañaron a Luciana Yufra y Adriana Barboza, quienes viven en los departamentos del barrio Santa Lucía, a metros de Progreso, y denuncian que una familia que habita en ese asentamiento secuestra perros y se los entrega a tres pitbulls para que los destrocen.

Ese fue el fin de Uma y Osito, las mascotas de Luciana y Adriana, y ellas fueron amenazadas por haber efectuado denuncias al respecto, en la comisaría octava. Uma era una pila de once meses que se escapó el 18 de mayo pasado, asustada por los cohetes que tiraron quienes festejaban que River hubiera salido campeón del Torneo Final. Saltó por una ventana e inevitablemente enfiló hacia Progreso. Su familia la buscó hasta las 4 de la madrugada del lunes 19 y empapeló toda la zona con su foto. Finalmente, vecinos del asentamiento se animaron a contarle a Luciana que Uma murió en las fauces de los pitbulls, debajo del puente de acceso a Progreso. Como los pitbulls la atacaron, pero no la liquidaron, sus dueños la ultimaron a hondazos.

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Con carteles y acompañados de sus mascotas 60 personas marcharon el miércoles pasado, alrededor de la plaza 9 de Julio, para reclamar por el cumplimiento de la ley nacional 14.346 contra los malos tratos y la crueldad hacia los animales. Particularmente pidieron que se penalice a quien infrinja el inciso 8, que prohíbe “realizar actos públicos o privados de riñas de animales, corridas de toros, novilladas y parodias en que se mate, hiera u hostilice a los animales”.

Los impulsó pedir justicia por Osito y Uma, dos perritos asesinados por pitbulls entrenados para pelear. Las protectoras APAN, Luba, Protan, San Francisco de Asís y Proyectos Cuatro Patas acompañaron a Luciana Yufra y Adriana Barboza, quienes viven en los departamentos del barrio Santa Lucía, a metros de Progreso, y denuncian que una familia que habita en ese asentamiento secuestra perros y se los entrega a tres pitbulls para que los destrocen.

Ese fue el fin de Uma y Osito, las mascotas de Luciana y Adriana, y ellas fueron amenazadas por haber efectuado denuncias al respecto, en la comisaría octava. Uma era una pila de once meses que se escapó el 18 de mayo pasado, asustada por los cohetes que tiraron quienes festejaban que River hubiera salido campeón del Torneo Final. Saltó por una ventana e inevitablemente enfiló hacia Progreso. Su familia la buscó hasta las 4 de la madrugada del lunes 19 y empapeló toda la zona con su foto. Finalmente, vecinos del asentamiento se animaron a contarle a Luciana que Uma murió en las fauces de los pitbulls, debajo del puente de acceso a Progreso. Como los pitbulls la atacaron, pero no la liquidaron, sus dueños la ultimaron a hondazos.

El pitbull depende del amo

Alejandro Fiore, presidente de la asociación Salta Pitbull Club, llamó a no estigmatizar a los pitbulls y otras razas calificadas como potencialmente peligrosas. “No hay un régimen de control de cría y lo único que plantean los legisladores en Salta son ordenanzas que prohíben la tenencia de estos animales o encerrarlos entre cuatro paredes”, denuncia.

Agrega que justamente el permanecer en condiciones de cautividad es contraproducente, porque “son perros que precisan un gran desgaste físico y de mandíbula, y luego se escapan y pasan las desgracias”.

Advierte que los pitbulls siguen en “el auge de la cuestión social” porque son captados para destinarlos a la pelea, tanto en los barrios más precarios como en zonas residenciales. De hecho en Tres Cerritos y San Lorenzo, esta actividad produce un gran movimiento económico. “Estos perros pueden convivir con una familia, con niños y con otros animales, porque son muy dóciles. Pero los dueños tendrían que registrarse y portar un carné para su tenencia”, concluyó.

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