Tras la dolorosa derrota ante Alemania en la final del Mundial, Alejandro Sabella aseguró que el plantel hizo “historia” a pesar de la derrota en la final.
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Tras la dolorosa derrota ante Alemania en la final del Mundial, Alejandro Sabella aseguró que el plantel hizo “historia” a pesar de la derrota en la final.
“Ni el primero hace todo bien, ni el segundo hace todo mal. Una cosa es el resultado y otro es el análisis. Holanda hizo historia saliendo segundo, estos muchachos después de 24 años ganaron y también hicieron historia. Se llevaron el segundo puesto que nos deja con ese sabor amargo pero no deja de ser muy importante”, indicó Sabella.
“Nos faltó definición, pero son partidos, porque los otros que jugamos los terminamos ganando, aunque con Holanda no hubo muchas jugadas de gol. Son así este tipo de partidos, cerrados, cuando uno se equivoca y recibe un gol es difícil darlo vuelta. Tuvimos nuestras chances pero nos faltó eficacia”, agregó.
“Más allá del dolor de la derrota se pueden mirar al espejo y decir que dieron todo por el grupo”, concluyó.
Cambió cuando era necesario
Alejandro Sabella se va del Mundial de Brasil con el mérito de haber dado una vuelta de timón al equipo cuando arrancaban la fase de eliminación directa.
El equipo no jugó bien durante la primera fase; arrancó jugando contra Bosnia con cinco defensores y por eso le cayeron críticas de todos los sectores y hasta hubo cuestionamientos dentro del plantel. Fue ese momento donde se puso en duda si el equipo lo armaba el DT. o Messi tenía alguna injerencia, ya que los cambios que se realizaron en el entretiempo de ese encuentro fueron acorde a los jugadores con los que mejor se entiende dentro de la cancha.
Argentina sufrió mucho para ganarle ante Irán, un poco menos contra Nigeria, pero nada tapaba el mal rendimiento del equipo.
Y cuando menos se esperaba Sabella tuvo el valor para sacar del equipo a Federico Fernández y también a Fernando Gago para poner en cancha a Demichelis y Biglia, respectivamente. Esos fueron los aciertos del entrenador.
Desde los octavos de final armó otro equipo que se mostró una defensa casi impenetrable, un mediocampo mucho más combativo y con poder de tenencia de la pelota. No varió su visión de juego en la final y tal vez se le pueda reprochar los cambios que realizó, especialmente al sacar al Pocho Lavezzi y poner al Kun Agüero.
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