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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El día que todos quisimos ser Mascherano

Lunes, 14 de julio de 2014 01:43

En lo fáctico perdimos. Salimos segundos del Mundial de fútbol, pero ganamos con Mascherano. Ayer todos quisimos ser el y no Messi. Quisimos ser el que deja el alma en la cancha.
En un mundo, en un país donde domina el individualismo, la soberbia, que Javier Mascherano haya trascendido lo deportivo y hoy sea ejemplo para muchos, es más importante que haber ganado un Mundial.
 El contrapunto es con la de “EL” salvador, el “Messias”. El crack es el habilidoso, el que juega bien, el que no basa su éxito en el esfuerzo sino que todo le sale natural. Así, millones de argentinos esta vez se identificaron con un jugador como Mascherano. El que corre a más no poder, el que mete hasta el último minuto, el que no gambetea, el que tal vez no salga en la tapa de los diarios porque no hace goles. Tal como cientos de miles de héroes anónimos en Argentina. 
Mascherano puso en juego cuestiones que trascienden ampliamente las deportivas. La necesidad de estar unidos, de trabajar en equipo, de conformar un solo colectivo. Y por sobre todo levantar la bandera del sacrificio y el trabajo.
Ayer la FIFA le entregó el balón de oro a Lionel Messi. Los 40 millones se lo dimos a Javier Mascherano.

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En lo fáctico perdimos. Salimos segundos del Mundial de fútbol, pero ganamos con Mascherano. Ayer todos quisimos ser el y no Messi. Quisimos ser el que deja el alma en la cancha.
En un mundo, en un país donde domina el individualismo, la soberbia, que Javier Mascherano haya trascendido lo deportivo y hoy sea ejemplo para muchos, es más importante que haber ganado un Mundial.
 El contrapunto es con la de “EL” salvador, el “Messias”. El crack es el habilidoso, el que juega bien, el que no basa su éxito en el esfuerzo sino que todo le sale natural. Así, millones de argentinos esta vez se identificaron con un jugador como Mascherano. El que corre a más no poder, el que mete hasta el último minuto, el que no gambetea, el que tal vez no salga en la tapa de los diarios porque no hace goles. Tal como cientos de miles de héroes anónimos en Argentina. 
Mascherano puso en juego cuestiones que trascienden ampliamente las deportivas. La necesidad de estar unidos, de trabajar en equipo, de conformar un solo colectivo. Y por sobre todo levantar la bandera del sacrificio y el trabajo.
Ayer la FIFA le entregó el balón de oro a Lionel Messi. Los 40 millones se lo dimos a Javier Mascherano.

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