Daniel Vega, a sus 38 años, es un claro ejemplo de superación personal. Padre de cuatro hijos y trabajador (atiende un kiosco), continúa haciendo lo que más le gusta y defender los colores de unos de los clubes más grandes del fútbol argentino, River Plate.
"Jugar a la pelota es mi pasión, es lo mejor que hay. La vida no me dio vista pero no me pudo quitar las ganas de correr junto a la pelota", sostuvo Vega, quien además comentó: "Es difícil de explicar cómo lo vivimos nosotros, los jugadores no videntes, son momentos en los cuales uno se olvida que no puede ver, lo jugamos con el alma".
Vega debe viajar seguido a Buenos Aires, ya que fue convocado por River para jugar el Campeonato Argentino. "El nivel de juego allá es superior al de acá. Es más técnico y físico", sintetizó. El deportista también habló del apoyo de su familia. "Ellos también son partícipes de mis logros", expresó con orgullo Vega.
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Daniel Vega, a sus 38 años, es un claro ejemplo de superación personal. Padre de cuatro hijos y trabajador (atiende un kiosco), continúa haciendo lo que más le gusta y defender los colores de unos de los clubes más grandes del fútbol argentino, River Plate.
"Jugar a la pelota es mi pasión, es lo mejor que hay. La vida no me dio vista pero no me pudo quitar las ganas de correr junto a la pelota", sostuvo Vega, quien además comentó: "Es difícil de explicar cómo lo vivimos nosotros, los jugadores no videntes, son momentos en los cuales uno se olvida que no puede ver, lo jugamos con el alma".
Vega debe viajar seguido a Buenos Aires, ya que fue convocado por River para jugar el Campeonato Argentino. "El nivel de juego allá es superior al de acá. Es más técnico y físico", sintetizó. El deportista también habló del apoyo de su familia. "Ellos también son partícipes de mis logros", expresó con orgullo Vega.