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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La sirena de El Tribuno le puso más emoción a los festejos en la plaza

Miércoles, 09 de julio de 2014 21:39

Esta semifinal sí que paralizó los corazones de los argentinos por más de 120 minutos pero el desahogó final fue esa gran sensación de que el sueño de la final ya era realidad. 

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Esta semifinal sí que paralizó los corazones de los argentinos por más de 120 minutos pero el desahogó final fue esa gran sensación de que el sueño de la final ya era realidad. 

El cero a cero durante los noventa minutos se vivieron a mil pulsaciones entre la multitud que se acercó a las pantallas gigantes de Plaza España y en la Plazoleta IV Siglos.
Cada uno de ellos aferrados a cualquier cábala que uno se imagina, las gargantas explotaron con el primer penal atajado de Sergio Romero y la euforia se completó luego del pasaje a la final. Personas llorando de emoción y encerrados en un abrazo inconfundible, hicieron que por unas horas todos sean más argentinos que nunca, hubo momentos que se pasó de la tensión al placer divino de sentir una tranquilidad necesaria para un corazón que viene aguantando hace más de un mes.
Hasta la histórica sirena de El Tribuno volvió a sonar fuerte en el centro de la ciudad, como en cada hecho relevante de nuestra historia, luego de la clasificación a la final. Solo queda un partido más, el partido que muchos esperaron por más de veinticuatro años y solo tendrán que esperar hasta el domingo para brindar el último aliento en las calles salteñas.

Sirenas de emoción 

No fue un festejo más como los anteriores durante este Mundial de Brasil, sin lugar a dudas este fue más que especial. La sirena de El Tribuno, ubicada frente a la plaza 9 de Julio, volvió a sonar por la alegría que causó la clasificación de Argentina a la final del Mundial. Solo suena en ocasiones especiales y la de ayer lo fue: después de 24 años la Albiceleste volverá a luchar por el título de campeón del mundo.
La plaza 9 de Julio se transformó en el salón principal para los festejos de los salteños, que desbordaron las cuatro esquinas. Al ritmo del ya clásico hit: “Brasil decime qué se siente”, los hinchas dieron una y otra vez la tradicional vuelta olímpica y también pidieron a todo pulmón que “el domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”.
Hubo varios personajes, estuvo Fuleco (la mascota del Mundial), el papa Francisco y los hermanos Yonar que llevaron una réplica de la Copa de más de dos metros. Sin lugar a dudas, los festejos de anoche fueron históricos pero todos quieren que repetir frente a Alemania. 
 

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