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Revelaciones en torno de "La López Pereyra"

Domingo, 11 de octubre de 2015 22:13
Don Artidorio Cresseri, eximido de la cárcel por López Pereyra.
Considerada como "la canción salteña", la zamba "La López Pereyra" surge de una historia desconocida para la mayoría. En su melodía, apenas visibles, están presentes todos los elementos necesarios para una historia apasionante: un asesinato, un desengaño amoroso, un robo y finalmente la consagración mítica en el pueblo.

Pero, ¿qué cantamos cuando la entonamos? Aproximarnos a su historia, habla mucho de nuestra sociedad.
"No recuerdo salteño que no la cante o la sepa -mal, regular o bien- y la entone como algo propio", dice el Puma Vasconcelos sobre la "López Pereyra" y no se equivoca.

Artidorio Cresseri es el autor de la letra y música de la zamba, escrita a fines del 1910. A los 86 años, en la indigencia y sin poder cobrar un peso por la canción que lo haría famoso, muere en un hogar para ancianos el 18 de octubre de 1950. En su juventud, el músico era solicitado en Salta para que animase las reuniones sociales. En esas innumerables noches, Cresseri se ganaría la amistad de un juez cuyo nombre nos da una primera pista: Carlos López Pereyra.

Hubo un femicidio, pero...
Domiciliado en La Florida 484, López Pereyra vino del Chaco y nada tiene que ver con el arte. Resulta que la vida nocturna de Cresseri le obligaba a regresar a su casa en altas horas. Una de esas noches tórridas, repentinamente, regresó a su casa. Por alguna razón mantuvo una acalorada discusión con su pareja y la golpeó con tan mala suerte que la mujer dio con la nuca contra el umbral de la casa, perdiendo la vida en el acto.

Aduciendo "emoción violenta", López Pereyra logró que Cresseri fuera liberado de la cárcel por ese crimen. La figura legal fue extraída de la jurisprudencia francesa y por primera vez aplicada en nuestro país. El músico quedó eternamente agradecido a su salvador. Así, en una antigua publicación, el hijo de Cresseri recuerda que "en plena reunión, alzados ya los ánimos, López Pereyra le pidió a don Artidorio que ejecutara esa 'chilena' que tanto le gustaba. Fue entonces cuando, empujado por la emoción, le dedicó su composición bautizándola: 'Chilena dedicada al doctor Caarlos López Pereyra'".

Cresseri reformó el título en los siguientes originales que firmara. Aunque algunos investigadores han buscado el expediente del juicio, hasta ahora no se cuenta con una copia que documente el mismo.

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Diego Dutto
Psicólogo - M.P. 1191

Un imaginario de la violencia

La violencia sistemática contra las mujeres, en la amplia gama que va del maltrato psíquico al físico, muchas veces aparece como naturalizado, como si no fuera consciente y no se habla o se la oculta. Hasta que una tragedia hace evidente aquello de la cual no se es plenamente consciente, los femicidios expresan situaciones de extrema violencia. Estos femicidios son crímenes misóginos acunados en una enorme tolerancia social y estatal ante la violencia de género. La música popular ha dado cuenta de la naturalización de esa violencia de género, canciones cuyos orígenes fueron el asesinato de mujeres, están incorporadas a la cultura de los argentinos. Algunos ejemplos, entre tantos, son el tango “A la luz del Candil”, “Bailando con tu Sombra”, la milonga “Amablemente”.

Ya en varios pasajes de “La López Pereyra” se puede inferir la actitud psicológica que toma el autor: “Tu imagen me persigue, tuya es mi vida”, o “deliro con la falsía con que ha pagado tu amor”, etc. Una clara postura de posesividad y despecho tan propia de un amor equívoco. “Me han dicho que no me quieres pero eso no es un motivo, me privas de tu mirada” como si no fuera un motivo válido que ella no quiera mirarlo si no es lo que él quiere (“no me importa lo que vos quieras o pienses si el que manda y decide soy yo”), despojando a la mujer de su libre albedrío, de su condición humana básica.

Es de esperar que estas cuestiones calen hondo en el imaginario colectivo de manera inconsciente o no, y tenga por consecuencia en la sociedad de un incremento en los casos de violencia de género, en el afianzamiento de criterios misóginos e influencias sociales misóginas y en la naturalización, aceptación y ocultamiento de la violencia en la sociedad.

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Carlos J. Ávila
Historiador, docente

Zamba signada por la tragedia

™Sin que terminaran las penurias que narra “La López Pereyra”, hubo una discusión sobre su propiedad intelectual. Parece ser que en sus continuos viajes, y cuando aún la zamba no tenía título, Cresseri se la hizo conocer a la madre de los luego famosos hermanos Ábalos. La mujer difundió la melodía y la bautizó como “La chayateña”. En 1916, el recopilador Andrés Chazarreta publica su segundo álbum y entre ellas figura “La chayateña” con su autoría. Los familiares de Cresseri, que aún vivía, iniciaron acciones judiciales, aunque Chazarreta reconociera que se trataba de una zamba salteña que “escuché alguna vez y cuyo autor desconozco”. Anteriormente, en 1922, el dúo Gardel-Razzano tiene en su repertorio una tonada titulada “El sapo y la comadreja”, cuya melodía es la de “La López Pereyra”. En 1964 José Canet realiza su propia adaptación de la zamba en tiempo de tango. Con el acompañamiento de sus guitarras, es registrada con letra de Alberto Marino. La canción fue inscripta en Sadaic en 1958 y unos diez años más tarde se falló en favor de Cresseri. Hubo una apelación y en definitiva se fueron más de 20 años hasta el fallo ratificatorio y definitivo, cuando Cresseri había muerto pobre en un asilo de ancianos de Salta.

La vigencia actual de un caso como el de la zamba está relacionada a la nueva visión que se le imprime a las leyes penales acerca del asesinato de una mujer bajo estas circunstancias, donde la figura de “femicidio” prevalece en las decisiones de la ley. Pero, ¿cómo se la confronta con una figura penal como la “emoción violenta”? ¿Cuál de las dos debe prevalecer en un caso como el que revelan los estudios en torno de La López Pereyra? Mientras, el pueblo seguirá cantándola sin esa molestia en su conciencia.

Una letra para leer con atención

Yo quisiera olvidarte, me es imposible mi bien, mi bien...
Tu imagen me persigue, tuya es mi vida y mi amor también...
Y cuando pensativo yo solo estoy...
Deliro con la falsía con que ha pagado tu amor, mi amor.
-

Si yo pudiera tenerte a mi lado todo el día...
De mis ocultos amores paloma te contaría...
Pero es inútil mi anhelo, jamás, jamás...
Vivo solo para amarte, callado y triste, llorar, llorar.
-

Me han dicho que no me quieres, pero eso no es un motivo...
Me privas de tu mirada, mi alma, sin ella no vivo...
Voy a ocultarme a un selva solo a llorar...
Y pueda ser que en mi destierro tus ojos negros pueda olvidar...
-

En una noche serena al cielo azul miré, miré...
Contemplando a las estrellas, a la más bella le pregunté...
Si era ella la que alumbraba tu amor, mi amor..
Para pedirle por ella, al Dios piadoso resignación...

(Esta zamba fue compuesta por Artidorio Cresseri hacia fines de 1910.
Se la reconoció como suya en 1958)






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Considerada como "la canción salteña", la zamba "La López Pereyra" surge de una historia desconocida para la mayoría. En su melodía, apenas visibles, están presentes todos los elementos necesarios para una historia apasionante: un asesinato, un desengaño amoroso, un robo y finalmente la consagración mítica en el pueblo.

Pero, ¿qué cantamos cuando la entonamos? Aproximarnos a su historia, habla mucho de nuestra sociedad.
"No recuerdo salteño que no la cante o la sepa -mal, regular o bien- y la entone como algo propio", dice el Puma Vasconcelos sobre la "López Pereyra" y no se equivoca.

Artidorio Cresseri es el autor de la letra y música de la zamba, escrita a fines del 1910. A los 86 años, en la indigencia y sin poder cobrar un peso por la canción que lo haría famoso, muere en un hogar para ancianos el 18 de octubre de 1950. En su juventud, el músico era solicitado en Salta para que animase las reuniones sociales. En esas innumerables noches, Cresseri se ganaría la amistad de un juez cuyo nombre nos da una primera pista: Carlos López Pereyra.

Hubo un femicidio, pero...
Domiciliado en La Florida 484, López Pereyra vino del Chaco y nada tiene que ver con el arte. Resulta que la vida nocturna de Cresseri le obligaba a regresar a su casa en altas horas. Una de esas noches tórridas, repentinamente, regresó a su casa. Por alguna razón mantuvo una acalorada discusión con su pareja y la golpeó con tan mala suerte que la mujer dio con la nuca contra el umbral de la casa, perdiendo la vida en el acto.

Aduciendo "emoción violenta", López Pereyra logró que Cresseri fuera liberado de la cárcel por ese crimen. La figura legal fue extraída de la jurisprudencia francesa y por primera vez aplicada en nuestro país. El músico quedó eternamente agradecido a su salvador. Así, en una antigua publicación, el hijo de Cresseri recuerda que "en plena reunión, alzados ya los ánimos, López Pereyra le pidió a don Artidorio que ejecutara esa 'chilena' que tanto le gustaba. Fue entonces cuando, empujado por la emoción, le dedicó su composición bautizándola: 'Chilena dedicada al doctor Caarlos López Pereyra'".

Cresseri reformó el título en los siguientes originales que firmara. Aunque algunos investigadores han buscado el expediente del juicio, hasta ahora no se cuenta con una copia que documente el mismo.

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Diego Dutto
Psicólogo - M.P. 1191

Un imaginario de la violencia

La violencia sistemática contra las mujeres, en la amplia gama que va del maltrato psíquico al físico, muchas veces aparece como naturalizado, como si no fuera consciente y no se habla o se la oculta. Hasta que una tragedia hace evidente aquello de la cual no se es plenamente consciente, los femicidios expresan situaciones de extrema violencia. Estos femicidios son crímenes misóginos acunados en una enorme tolerancia social y estatal ante la violencia de género. La música popular ha dado cuenta de la naturalización de esa violencia de género, canciones cuyos orígenes fueron el asesinato de mujeres, están incorporadas a la cultura de los argentinos. Algunos ejemplos, entre tantos, son el tango “A la luz del Candil”, “Bailando con tu Sombra”, la milonga “Amablemente”.

Ya en varios pasajes de “La López Pereyra” se puede inferir la actitud psicológica que toma el autor: “Tu imagen me persigue, tuya es mi vida”, o “deliro con la falsía con que ha pagado tu amor”, etc. Una clara postura de posesividad y despecho tan propia de un amor equívoco. “Me han dicho que no me quieres pero eso no es un motivo, me privas de tu mirada” como si no fuera un motivo válido que ella no quiera mirarlo si no es lo que él quiere (“no me importa lo que vos quieras o pienses si el que manda y decide soy yo”), despojando a la mujer de su libre albedrío, de su condición humana básica.

Es de esperar que estas cuestiones calen hondo en el imaginario colectivo de manera inconsciente o no, y tenga por consecuencia en la sociedad de un incremento en los casos de violencia de género, en el afianzamiento de criterios misóginos e influencias sociales misóginas y en la naturalización, aceptación y ocultamiento de la violencia en la sociedad.

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Carlos J. Ávila
Historiador, docente

Zamba signada por la tragedia

™Sin que terminaran las penurias que narra “La López Pereyra”, hubo una discusión sobre su propiedad intelectual. Parece ser que en sus continuos viajes, y cuando aún la zamba no tenía título, Cresseri se la hizo conocer a la madre de los luego famosos hermanos Ábalos. La mujer difundió la melodía y la bautizó como “La chayateña”. En 1916, el recopilador Andrés Chazarreta publica su segundo álbum y entre ellas figura “La chayateña” con su autoría. Los familiares de Cresseri, que aún vivía, iniciaron acciones judiciales, aunque Chazarreta reconociera que se trataba de una zamba salteña que “escuché alguna vez y cuyo autor desconozco”. Anteriormente, en 1922, el dúo Gardel-Razzano tiene en su repertorio una tonada titulada “El sapo y la comadreja”, cuya melodía es la de “La López Pereyra”. En 1964 José Canet realiza su propia adaptación de la zamba en tiempo de tango. Con el acompañamiento de sus guitarras, es registrada con letra de Alberto Marino. La canción fue inscripta en Sadaic en 1958 y unos diez años más tarde se falló en favor de Cresseri. Hubo una apelación y en definitiva se fueron más de 20 años hasta el fallo ratificatorio y definitivo, cuando Cresseri había muerto pobre en un asilo de ancianos de Salta.

La vigencia actual de un caso como el de la zamba está relacionada a la nueva visión que se le imprime a las leyes penales acerca del asesinato de una mujer bajo estas circunstancias, donde la figura de “femicidio” prevalece en las decisiones de la ley. Pero, ¿cómo se la confronta con una figura penal como la “emoción violenta”? ¿Cuál de las dos debe prevalecer en un caso como el que revelan los estudios en torno de La López Pereyra? Mientras, el pueblo seguirá cantándola sin esa molestia en su conciencia.

Una letra para leer con atención

Yo quisiera olvidarte, me es imposible mi bien, mi bien...
Tu imagen me persigue, tuya es mi vida y mi amor también...
Y cuando pensativo yo solo estoy...
Deliro con la falsía con que ha pagado tu amor, mi amor.
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Si yo pudiera tenerte a mi lado todo el día...
De mis ocultos amores paloma te contaría...
Pero es inútil mi anhelo, jamás, jamás...
Vivo solo para amarte, callado y triste, llorar, llorar.
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Me han dicho que no me quieres, pero eso no es un motivo...
Me privas de tu mirada, mi alma, sin ella no vivo...
Voy a ocultarme a un selva solo a llorar...
Y pueda ser que en mi destierro tus ojos negros pueda olvidar...
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En una noche serena al cielo azul miré, miré...
Contemplando a las estrellas, a la más bella le pregunté...
Si era ella la que alumbraba tu amor, mi amor..
Para pedirle por ella, al Dios piadoso resignación...

(Esta zamba fue compuesta por Artidorio Cresseri hacia fines de 1910.
Se la reconoció como suya en 1958)






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