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Hace 50 años el salteño Jorge Leal llegaba al Polo Sur

Sabado, 19 de diciembre de 2015 00:30
En un alto, el entonces coronel Leal descansa sobre un snowcat. Archivo
El pasado 10 de diciembre se cumplieron 50 años desde que diez hombres del Ejército Argentino llegaran al Polo Sur. Al día siguiente, El Tribuno tituló en tapa: "Llegó al Polo Sur la expedición Argentina".
Los preparativos para alcanzar la meta habían comenzado en noviembre de 1963 y el operativo fue bautizado "Operación 90 (en alusión a los 90§ de latitud sur que alcanza el Polo).
La misión tuvo un objetivo geopolítico: "reafirmar la capacidad argentina de alcanzar todos los rincones de lo que considera su territorio soberano, buscando el reconocimiento de los derechos de la soberanía territorial esgrimidos por el país en la Antártida Argentina".
La expedición, al mando del coronel Jorge Edgar Leal, partió desde la Base General Belgrano el 26 de octubre de 1965. Integraron la misión, además de Leal, diez hombres más: el capitán Gustavo Adolfo Giró; el suboficial principal Ricardo Bautista Ceppi; los sargentos ayudante Julio César Ortiz y Alfredo Florencio Pérez; los sargentos primero Jorge Raúl Rodríguez, Roberto Humberto Carrión, Adolfo Oscar Moreno y Domingo Zacarías; y el cabo Oscar Ramón Alfonso.
Los expedicionarios partieron en seis vehículos Snowcat (automotor para la nieve) con trineos de arrastre, precedidos 2 días antes, por una patrulla de 4 hombres con trineo traccionado por 18 perros. La misión de esta patrulla (la Nº 82) era jalonar la ruta con banderolas de caballería hasta los 83,2º Sur. Debían explorar y marcar una ruta segura para los snowcat, para evitar que cayeran en las grietas de la barrera de hielos, y traspasando lo que se denominaba la Gran Grieta.
Luego de reunirse ambas patrullas el 4 de noviembre, alcanzaron la Base Sobral. Allí se intercambió un expedicionario herido por uno de la base y se realizaron tareas de mantenimiento en los snowcat.
Luego de dejar la Base Sobral y ascender la meseta Antártica, debieron soportar temporales con temperaturas entre los 30 y 40 ºC bajo cero. Con referencia a ello Leal escribió en su diario: "... estamos detenidos perdiendo precioso tiempo, consumiendo víveres y combustible que tenemos tan medidos...".
Más tarde la expedición debió superar alturas de más de 3.000 metros donde hubo registros de temperaturas que superaron los 40 ºC. En la marcha, al presentarse varios problemas mecánicos con los trineos, se debió abandonar un snowcat y hacer un campamento en un sitio llamado Desolación (1.900 m.s.n.m.), para arreglar otro vehículo.
Luego de 45 días de marcha, haciendo observaciones científicas y técnicas como geológicas y gravimétricas, y realizar el último tramo sin dormir 28 horas seguidas, el viernes 10 de diciembre de 1965, a las 10 de la mañana, arribó la expedición al Polo Sur, plantando la bandera de la República Argentina.
joprge leal polo sur.jpg
Solo nieve en el horizonte. Archivo

Munición de boca
Los alimentos e insumos que llevaron para los 10 hombres fueron: un cajón de caramelos, azúcar, chocolate, pasas de uva, manteca, cebolla en polvo, avena arrollada, perejil en polvo, dulces en jalea, papa en polvo, sopa desecada, leche en polvo, café soluble, galleta integral, charquicán, glucosa, pomelo deshidratado y comprimidos de cereales.

Enceres y combustibles
Además de comestibles para ellos y los perros, llevaron combustible, lubricantes y herramientas para los vehículos. Colchones neumáticos, bolsas de dormir y ropa de abrigo. Kerosene y alcohol de quemar para faroles y calentadores, y vajilla de aluminio.

Consecuencias
Con la concreción de esta hazaña, la Argentina se situó como el primer país que arribó al Polo Sur por la ruta del Mar de Weddell, destacándose que tanto de ida como de vuelta, se había marchado por territorio del Sector Antártico Argentino. La expedición regresó a la Base Gral. Belgrano, el 31 de diciembre de 1965, luego de hacer 2.980 kilómetros.
El arribo de Jorge Edgar Leal al Polo Sur Antártico fue considerado "hazaña nacional" y mereció el reconocimiento del presidente Arturo Illia.
En nuestra provincia, la hazaña tuvo gran resonancia, especialmente en Rosario de la Frontera, pueblo natal del coronel Jorge Leal.
Aquí en Salta, fue reconocido públicamente por el gobernador Ricardo Durand, por la Municipalidad capitalina, diario El Tribuno y del Club Amigos de la Montaña, entre otras instituciones.
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En la actualidad, el general Leal tiene 94 años y vive en Olivos, Buenos Aires.

La biografía del expedicionario
Jorge Edgard Leal nació el 23 de abril de 1921 en Rosario de la Frontera, provincia de Salta. Su padre, don Servando Leal, fue concejal e intendente interino de esa ciudad. Allí, don Servando fundó el Club Unión General Güemes (1916); la Banda de Música Municipal (1935); y el Tiro Federal (1947). Su madre, doña Eduviges Romano de Leal, fue maestra de la Escuela Normal de Rosario de la Frontera. Su casa natal, aún se conserva en la calle Rudecindo Alvarado, frente a plaza Independencia.
Leal hizo sus estudios primarios en la Escuela Normal de Rosario de la Frontera. En el mismo establecimiento completó sus estudios secundarios y en 1939, ingresó al Colegio Militar de la Nación de donde egresó como subteniente de caballería en 1943.
En su carrera militar fue jefe de la Base Antártica San Martín en 1951; y ya con el grado de capitán, jefe de la Base de Ejército General Belgrano en 1957. Fue asesor de la delegación argentina a la Conferencia Antártica de Camberra (Australia), en 1961 con el grado de teniente coronel.
En 1964, fue asesor de la delegación a la 3ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico de Bélgica.
En 1965 realizó la expedición al Polo Sur, objetivo logrado el 10 de diciembre de ese año, y luego de ello visitó su provincia natal el 24 de febrero de 1966 donde fue recibido con todos los honores. En 1968, al recibir las palmas del generalato fue condecorado con una medalla al mérito.

La misión argentina fue la séptima que llegó al Polo
La expedición polar comandada por el coronel Leal fue la séptima que logró arribar al Polo Sur hasta 1965. Primero fue el noruego Roald Amundsen, quien asombró al mundo el 14 de diciembre de 1911.
Pocos días después, el 12 de enero de 1912, escribiendo una página dramática, Robert Falcon Scott, plantó, con gran desilusión, la bandera inglesa en el Polo Sur. A pocos metros estaban la tienda y la bandera noruega dejada por Amundsen. Entonces Scott escribió esta frase: “¡Dios mío, éste es un lugar espantoso! Y espantoso sobre todo para nosotros que nos hemos esforzado tanto sin vernos premiados por la prioridad...”.
El 10 de febrero de 1913, Londres supo por un telegrama enviado desde Nueva Zelanda, que Scott había llegado al Polo Sur.
Pero Scott y sus compañeros pagaron con la vida la hazaña, ya que de regreso murieron de hambre a solo 18 kilómetros de un depósito de víveres que ellos mismos habían construido. Una terrible tormenta los desorientó impidiendo que pudieran dar con el almacén.
De esos expedicionarios, Scott fue el último que murió. Tenía 44 años y había perdido una carrera decisiva y escribió las últimas líneas en su diario el 29 de marzo de 1912: “Parece una pena, pero no creo que pueda seguir escribiendo. Por Dios Santísimo, cuiden de nuestra gente”.
El cuerpo de Scott y de dos compañeros más (Wilson y Bowers), fueron hallados ocho meses después. Habían muerto en el interior de la tienda donde descansaban. Allí se hallaron notas científicas, documentos personales y muestras que habían recogido. Junto a Scott, su diario estaba intacto. Con esos documentos se escribió luego la obra “La última expedición de Scott”, publicada en 1913.
Luego de un tiempo, llegaron al Polo Sur expediciones inglesas, neozelandesas y rusas.
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El pasado 10 de diciembre se cumplieron 50 años desde que diez hombres del Ejército Argentino llegaran al Polo Sur. Al día siguiente, El Tribuno tituló en tapa: "Llegó al Polo Sur la expedición Argentina".
Los preparativos para alcanzar la meta habían comenzado en noviembre de 1963 y el operativo fue bautizado "Operación 90 (en alusión a los 90§ de latitud sur que alcanza el Polo).
La misión tuvo un objetivo geopolítico: "reafirmar la capacidad argentina de alcanzar todos los rincones de lo que considera su territorio soberano, buscando el reconocimiento de los derechos de la soberanía territorial esgrimidos por el país en la Antártida Argentina".
La expedición, al mando del coronel Jorge Edgar Leal, partió desde la Base General Belgrano el 26 de octubre de 1965. Integraron la misión, además de Leal, diez hombres más: el capitán Gustavo Adolfo Giró; el suboficial principal Ricardo Bautista Ceppi; los sargentos ayudante Julio César Ortiz y Alfredo Florencio Pérez; los sargentos primero Jorge Raúl Rodríguez, Roberto Humberto Carrión, Adolfo Oscar Moreno y Domingo Zacarías; y el cabo Oscar Ramón Alfonso.
Los expedicionarios partieron en seis vehículos Snowcat (automotor para la nieve) con trineos de arrastre, precedidos 2 días antes, por una patrulla de 4 hombres con trineo traccionado por 18 perros. La misión de esta patrulla (la Nº 82) era jalonar la ruta con banderolas de caballería hasta los 83,2º Sur. Debían explorar y marcar una ruta segura para los snowcat, para evitar que cayeran en las grietas de la barrera de hielos, y traspasando lo que se denominaba la Gran Grieta.
Luego de reunirse ambas patrullas el 4 de noviembre, alcanzaron la Base Sobral. Allí se intercambió un expedicionario herido por uno de la base y se realizaron tareas de mantenimiento en los snowcat.
Luego de dejar la Base Sobral y ascender la meseta Antártica, debieron soportar temporales con temperaturas entre los 30 y 40 ºC bajo cero. Con referencia a ello Leal escribió en su diario: "... estamos detenidos perdiendo precioso tiempo, consumiendo víveres y combustible que tenemos tan medidos...".
Más tarde la expedición debió superar alturas de más de 3.000 metros donde hubo registros de temperaturas que superaron los 40 ºC. En la marcha, al presentarse varios problemas mecánicos con los trineos, se debió abandonar un snowcat y hacer un campamento en un sitio llamado Desolación (1.900 m.s.n.m.), para arreglar otro vehículo.
Luego de 45 días de marcha, haciendo observaciones científicas y técnicas como geológicas y gravimétricas, y realizar el último tramo sin dormir 28 horas seguidas, el viernes 10 de diciembre de 1965, a las 10 de la mañana, arribó la expedición al Polo Sur, plantando la bandera de la República Argentina.
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Solo nieve en el horizonte. Archivo

Munición de boca
Los alimentos e insumos que llevaron para los 10 hombres fueron: un cajón de caramelos, azúcar, chocolate, pasas de uva, manteca, cebolla en polvo, avena arrollada, perejil en polvo, dulces en jalea, papa en polvo, sopa desecada, leche en polvo, café soluble, galleta integral, charquicán, glucosa, pomelo deshidratado y comprimidos de cereales.

Enceres y combustibles
Además de comestibles para ellos y los perros, llevaron combustible, lubricantes y herramientas para los vehículos. Colchones neumáticos, bolsas de dormir y ropa de abrigo. Kerosene y alcohol de quemar para faroles y calentadores, y vajilla de aluminio.

Consecuencias
Con la concreción de esta hazaña, la Argentina se situó como el primer país que arribó al Polo Sur por la ruta del Mar de Weddell, destacándose que tanto de ida como de vuelta, se había marchado por territorio del Sector Antártico Argentino. La expedición regresó a la Base Gral. Belgrano, el 31 de diciembre de 1965, luego de hacer 2.980 kilómetros.
El arribo de Jorge Edgar Leal al Polo Sur Antártico fue considerado "hazaña nacional" y mereció el reconocimiento del presidente Arturo Illia.
En nuestra provincia, la hazaña tuvo gran resonancia, especialmente en Rosario de la Frontera, pueblo natal del coronel Jorge Leal.
Aquí en Salta, fue reconocido públicamente por el gobernador Ricardo Durand, por la Municipalidad capitalina, diario El Tribuno y del Club Amigos de la Montaña, entre otras instituciones.
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En la actualidad, el general Leal tiene 94 años y vive en Olivos, Buenos Aires.

La biografía del expedicionario
Jorge Edgard Leal nació el 23 de abril de 1921 en Rosario de la Frontera, provincia de Salta. Su padre, don Servando Leal, fue concejal e intendente interino de esa ciudad. Allí, don Servando fundó el Club Unión General Güemes (1916); la Banda de Música Municipal (1935); y el Tiro Federal (1947). Su madre, doña Eduviges Romano de Leal, fue maestra de la Escuela Normal de Rosario de la Frontera. Su casa natal, aún se conserva en la calle Rudecindo Alvarado, frente a plaza Independencia.
Leal hizo sus estudios primarios en la Escuela Normal de Rosario de la Frontera. En el mismo establecimiento completó sus estudios secundarios y en 1939, ingresó al Colegio Militar de la Nación de donde egresó como subteniente de caballería en 1943.
En su carrera militar fue jefe de la Base Antártica San Martín en 1951; y ya con el grado de capitán, jefe de la Base de Ejército General Belgrano en 1957. Fue asesor de la delegación argentina a la Conferencia Antártica de Camberra (Australia), en 1961 con el grado de teniente coronel.
En 1964, fue asesor de la delegación a la 3ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico de Bélgica.
En 1965 realizó la expedición al Polo Sur, objetivo logrado el 10 de diciembre de ese año, y luego de ello visitó su provincia natal el 24 de febrero de 1966 donde fue recibido con todos los honores. En 1968, al recibir las palmas del generalato fue condecorado con una medalla al mérito.

La misión argentina fue la séptima que llegó al Polo
La expedición polar comandada por el coronel Leal fue la séptima que logró arribar al Polo Sur hasta 1965. Primero fue el noruego Roald Amundsen, quien asombró al mundo el 14 de diciembre de 1911.
Pocos días después, el 12 de enero de 1912, escribiendo una página dramática, Robert Falcon Scott, plantó, con gran desilusión, la bandera inglesa en el Polo Sur. A pocos metros estaban la tienda y la bandera noruega dejada por Amundsen. Entonces Scott escribió esta frase: “¡Dios mío, éste es un lugar espantoso! Y espantoso sobre todo para nosotros que nos hemos esforzado tanto sin vernos premiados por la prioridad...”.
El 10 de febrero de 1913, Londres supo por un telegrama enviado desde Nueva Zelanda, que Scott había llegado al Polo Sur.
Pero Scott y sus compañeros pagaron con la vida la hazaña, ya que de regreso murieron de hambre a solo 18 kilómetros de un depósito de víveres que ellos mismos habían construido. Una terrible tormenta los desorientó impidiendo que pudieran dar con el almacén.
De esos expedicionarios, Scott fue el último que murió. Tenía 44 años y había perdido una carrera decisiva y escribió las últimas líneas en su diario el 29 de marzo de 1912: “Parece una pena, pero no creo que pueda seguir escribiendo. Por Dios Santísimo, cuiden de nuestra gente”.
El cuerpo de Scott y de dos compañeros más (Wilson y Bowers), fueron hallados ocho meses después. Habían muerto en el interior de la tienda donde descansaban. Allí se hallaron notas científicas, documentos personales y muestras que habían recogido. Junto a Scott, su diario estaba intacto. Con esos documentos se escribió luego la obra “La última expedición de Scott”, publicada en 1913.
Luego de un tiempo, llegaron al Polo Sur expediciones inglesas, neozelandesas y rusas.
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