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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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En el "círculo rojo",perturba el apoyo al campo

Martes, 29 de diciembre de 2015 16:41

En el "círculo rojo",perturba el apoyo al campo

Hay mucha gente del "circulo rojo", formadores de opinión y factores de poder, enojada con Mauricio Macri por su compromiso con el campo. Rompió el molde. La consabida receta a la hora de ajustar el tipo de cambio era devaluar y al mismo tiempo aumentar los derechos de exportación para granos, carne, frutas y lácteos. Así quedaba un dólar más alto solo para beneficio de la industria. Para el complejo agroalimentario, nada. Así, una y otra vez, hasta el cansancio, el campo quedaba postergado del papel protagónico que por sus ventajas competitivas, alta participación en el PBI, en el empleo y en el desarrollo territorial, debía jugar como motor del desarrollo. En cambio, se le tenía asignado un rol secundario en el que debía traer los dólares de la exportación, ser un proveedor de carne barata y que aguantara sin chistar una presión impositiva superior al resto de los actores económicos.
El gobierno de Mauricio Macri ensaya ahora un giro inédito al desactivar el cepo cambiario con sus cuatro años de restricciones y mejorar el tipo de cambio y en lugar de aumentar los derechos de exportación al campo, bajarlos. La audacia fue festejada por todos los integrantes del sector agroalimentario, tanto en las economías regionales como en la Pampa Húmeda. Pero al mismo tiempo recibió una andanada de criticas de buena parte de la dirigencia de la Unión Industrial Argentina (UIA), economistas cepalinos, sindicalistas y periodistas especializados.
Esta semana, para colmo de males de los seguidores del viejo manual del proteccionismo, en la 49ª cumbre de presidentes del Mercosur se decidió impulsar las negociaciones con la Unión Europea y con la Alianza del Pacífico. Para Macri, "avanzar en el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea es una prioridad". Hasta el momento la política comercial argentina venía recibiendo críticas de sus principales socios comerciales, tanto por las trabas como por su reticencia a negociar acuerdos internacionales. Este cambio de timón de la política exterior hacia una mayor integración al mundo, con la consiguiente apertura y mejora en el libre comercio, tendrá un fuerte impacto en el agro debido a que el comercio de alimentos es el más distorsionado.
Solo con acuerdos o tratados de libre comercio regionales esto puede llegar a convertirse en realidad. Por ejemplo, la Argentina enfrenta mayores barreras de acceso que competidores como Australia, Estados Unidos, Chile, Colombia o Nueva Zelanda en mercados relevantes como el de la Unión Europea, China o Japón. Marcelo Regúnaga, exsecretario de Agricultura, no se cansa de advertir que la agresiva agenda de negociaciones que tienen nuestros principales competidores y los principales mercados pueden afectar seriamente la competitividad de la Argentina en la próxima década. Con la asignación de un papel protagónico en el desarrollo del país, sin discriminación en el tipo de cambio ni trabas ni retenciones y con un gobierno que encaró la tarea de reducir o eliminar las barreras a los principales mercados, ahora la pelota la tiene el agro. ¿Lloverán los goles?

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En el "círculo rojo",perturba el apoyo al campo

Hay mucha gente del "circulo rojo", formadores de opinión y factores de poder, enojada con Mauricio Macri por su compromiso con el campo. Rompió el molde. La consabida receta a la hora de ajustar el tipo de cambio era devaluar y al mismo tiempo aumentar los derechos de exportación para granos, carne, frutas y lácteos. Así quedaba un dólar más alto solo para beneficio de la industria. Para el complejo agroalimentario, nada. Así, una y otra vez, hasta el cansancio, el campo quedaba postergado del papel protagónico que por sus ventajas competitivas, alta participación en el PBI, en el empleo y en el desarrollo territorial, debía jugar como motor del desarrollo. En cambio, se le tenía asignado un rol secundario en el que debía traer los dólares de la exportación, ser un proveedor de carne barata y que aguantara sin chistar una presión impositiva superior al resto de los actores económicos.
El gobierno de Mauricio Macri ensaya ahora un giro inédito al desactivar el cepo cambiario con sus cuatro años de restricciones y mejorar el tipo de cambio y en lugar de aumentar los derechos de exportación al campo, bajarlos. La audacia fue festejada por todos los integrantes del sector agroalimentario, tanto en las economías regionales como en la Pampa Húmeda. Pero al mismo tiempo recibió una andanada de criticas de buena parte de la dirigencia de la Unión Industrial Argentina (UIA), economistas cepalinos, sindicalistas y periodistas especializados.
Esta semana, para colmo de males de los seguidores del viejo manual del proteccionismo, en la 49ª cumbre de presidentes del Mercosur se decidió impulsar las negociaciones con la Unión Europea y con la Alianza del Pacífico. Para Macri, "avanzar en el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea es una prioridad". Hasta el momento la política comercial argentina venía recibiendo críticas de sus principales socios comerciales, tanto por las trabas como por su reticencia a negociar acuerdos internacionales. Este cambio de timón de la política exterior hacia una mayor integración al mundo, con la consiguiente apertura y mejora en el libre comercio, tendrá un fuerte impacto en el agro debido a que el comercio de alimentos es el más distorsionado.
Solo con acuerdos o tratados de libre comercio regionales esto puede llegar a convertirse en realidad. Por ejemplo, la Argentina enfrenta mayores barreras de acceso que competidores como Australia, Estados Unidos, Chile, Colombia o Nueva Zelanda en mercados relevantes como el de la Unión Europea, China o Japón. Marcelo Regúnaga, exsecretario de Agricultura, no se cansa de advertir que la agresiva agenda de negociaciones que tienen nuestros principales competidores y los principales mercados pueden afectar seriamente la competitividad de la Argentina en la próxima década. Con la asignación de un papel protagónico en el desarrollo del país, sin discriminación en el tipo de cambio ni trabas ni retenciones y con un gobierno que encaró la tarea de reducir o eliminar las barreras a los principales mercados, ahora la pelota la tiene el agro. ¿Lloverán los goles?

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