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Juan Carlos Castillo: "A los jugadores de las inferiores no se los estimula"

Sabado, 05 de diciembre de 2015 23:30
José Antonio Castillo, expresidente de Central Norte
Habló de su experiencia como dirigente y de las vivencias en el fútbol, específicamente, como cuando armó un equipo de trabajo para prestarle más atención a las divisiones inferiores del club azabache y sobre las conclusiones que luego arribó. Y el por qué del poco "aporte" de jugadores salteños a nivel nacional.

Doctor, ¿a qué se debe que son muy pocos los jugadores de Salta que se codean con futbolistas en un nivel superior?
Es un problema muy complejo. Cuando se habla sobre por qué los jugadores de acá no llegan, creo que hay múltiples causas de las cuales hay que hacer un análisis. Algunos dicen como que el chico se dedica a otras cosas. Que no tiene mayor interés. De última, salen muy pocos jugadores del medio. Son contados con los dedos de la mano. Pero yo pienso que no se lo estimula. Hay que estimularlos, desde todo punto de vista, psicológicamente, anímicamente. El dirigente tiene que ir a ver el partido de las inferiores. Estar ahí cuando se juegan los partidos para que el chico se sienta importante, valorado y eso lo va a llevar a nutrirse de confianza.

Dicen que faltan dirigentes como los de antes.
Yo creo que sí. A los dirigentes no les gusta ir a ver los partidos de las inferiores. Esto es un trabajo silencioso. Es un trabajo invisible, diríamos. El dirigente siempre quiere estar al lado del plantel de primera y donde está más la noticia. Las inferiores medio que quedan de lado.
La falta de atención es de un extremo al otro. Una situación lamentable por cierto.
Y se brinda toda la atención a la primera y a los chicos poco y nada. Los chicos quedan relegados y solamente el coordinador en estos casos; ellos son los que muchas veces salen a hacer frente a tamaña responsabilidad.

Aparentemente, Central Norte mostró en estos últimos tiempos otra faceta, ¿qué opina?
En Central Norte, por suerte, apareció un grupo de dirigentes nuevos de Aprocen. Y por lo que veo están trabajando muy bien con los chicos, a los que, sobre todo, se los incentiva. Se les da importancia. Viajan bien organizados. Es lo que hay que hacer. Es una tarea que lleva su tiempo y que tiene que tener paciencia. Y después hay que darles la oportunidad.

¿Qué nos podés decir de la labor que realizó en Central Norte con los chicos?
Yo tuve la experiencia de trabajar con los chicos porque quería saber en aquel tiempo cuál era el problema. Me dediqué 4 años, junto con Ramonera Apaza, con Rolo Castillo, mi hermano y otro directivo de apellido Burgos. Los cuatro nos dedicamos durante todo un tiempo a trabajar con las inferiores de Central Norte. Habíamos reclutados chicos de once o doce años hasta los dieciséis y diecisiete; fue cuando los vimos madurar y los vimos crecer. Finalmente, logramos nuestro objetivo, que fue llevar a los jugadores a la primera división, con 16 o 17 años caso Videla, Saldaño, Segerer y el Fede Acuña. Varios más que llegaron a la división superior y fue porque tenían el apoyo nuestro. Recuerdo que estaba de vicepresidente en Central y también estaba con el equipo de primera. O sea me desdoblaba. Y siempre a un determinado técnico le sugería que aquel chico andaba muy bien, que lo incorpore al plantel de primera. Qué lo vea. Así, logramos que los tengan en cuenta.

¿Tiene algunas anécdotas de ese trabajo?
Me acuerdo que una vez un técnico vino y me dijo, "doctor, necesitamos un número dos y allá hay uno que es muy bueno". Pero le dije, "sabés qué pasa, no tenemos plata. Yo sé que es un jugador muy bueno. Pero no tenemos plata. Yo sugiero que probés con este chico. Ahí tenemos un número dos de la quinta división". "¿Quién es?", me contestó. "Este chico se llama Videla y tiene 15 años". Me dijo, "me está jodiendo porque es muy chico". Insistí. "No, no, probalo". Lo probó y me dijo "doctor tiene muy buenas condiciones". Después a los 16 años Videla ya estaba en la primera de Central Norte, de titular indiscutido. Y por atrás ya vinieron los demás como Saldaño, Segerer, el Fede Acuña. Y otros chicos más.

En lo que respecta al trabajo del actual plantel que compite en el Federal B, ¿como lo ves?
Creo que esta gente está trabajando bien. Vi los últimos partidos acá y se vio a un equipo bastante mejorado en relación a cómo empezó y cuando no jugaba a nada. Ahora se ve con una mejor línea de juego. Aparecieron tres jugadores muy importantes como lo son Edgardo Britez, Vicente Monje y Ricardo Villar. Son hombres clave en estos momentos en el funcionamiento de Central Norte. Yo le diría al técnico que no los saque nunca porque son importantes en el esquema de juego. Casi irremplazables. La vez pasada cuando los vi frente a Talleres de Perico y salieron Britez y Villar, se vino abajo el juego y no hubo forma de recuperarse. A esos jugadores hay que cuidarlos como oro.

  • Campeón con Insituto de Córdoba

¿Qué recuerda de su paso como jugador de Central Norte?
Estuve desde los 14 años. Fueron en los años 56, 57. Jugué en primera partidos amistosos junto a jugadores de la talla de Miranda, Álvarez, futbolistas de un nivel extraordinario que tenía Central Norte en aquellos tiempos.

¿Cómo fue su paso por la gloria cordobesa?
Después ya me tuve que ir a estudiar a Córdoba y ahí terminó mi carrera en Central Norte. Y en esa ciudad tuve la oportunidad de jugar en Instituto. Un año en la reserva y en el año siguiente me promocionaron a primera división, donde tuve la suerte de salir campeón con Instituto en el máximo torneo de la Liga en esos tiempos.

¿A quién le ganaron la final?
Como era por puntos, nosotros íbamos primeros y el último partido lo jugamos con un equipo que era Los Andes de Córdoba. Teníamos que ganar y ganamos y nos consagramos campeones.

¿Y que repercusión tuvo esa consagración en Córdoba?
Y la prensa escrita reflejó un titular que decía: "Instituto después de 33 años vuelve a salir campeón". Y para mi fue toda una alegría como salteño haber colaborado para obtener ese título después de tanto tiempo y en una muy buena institución. Una de las tres mejores que hay en Córdoba. Y lo que me permitió jugar un par de años más, a la par de que ya había comenzado mi carrera en la Facultad de Medicina. Tuve que dejar de jugar porque no me daban los tiempos para jugar y estudiar. Después de tres años dejé y me dediqué a estudiar hasta que logré el objetivo que era recibirme de médico.

Mientras jugaba, ¿le pagaban?
Sí. Ya en la reserva me pagaban por partido. Y en la primera el monto era tres veces más. Y luego el capitán, ya estando en primera, hizo que me abonaran un sueldo. Eso habla de la grandeza que tenía como compañeros.

  • La espina que le quedó clavada

¿Cuándo sufrió más como directivo de Central Norte?
Participé de varios procesos como dirigente hasta llegar a la presidencia, teniendo como protagonista a Central Norte en torneos como los viejos nacionales, Nacional B, ex Argentino A, ex Argentino B. Pero la espina que me quedó clavada fue cuando descendimos de la B Nacional en el año 86, con un gran equipo que quizás no lo pudimos sostener económicamente y porque no tuvimos ayuda de nadie. Ni de la Liga ni del Gobierno. Ni sponsor. Todo era de los dirigentes y de las recaudaciones que la teníamos que repartir con el equipo visitante. Para colmo teníamos que jugar los sábados porque la Liga no nos permitía jugar los do mingos.
Ya son tres décadas que el cuervo no logra insertarse otra vez en un torneo como la B Nacional.
Pero lo más admirable al no alcanzar protagonismo para llegar a ese nivel, llamese B Nacional o Primera División, Central mantiene su hinchada. Es una cosa increíble. Hoy, con una tribuna completamente renovada porque hay chicos de doce, tres y catorce años, hasta mujeres que por supuesto son de una tercera generación. Uno no los conoce pero que sienten la misma pasión por estos colores.

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Habló de su experiencia como dirigente y de las vivencias en el fútbol, específicamente, como cuando armó un equipo de trabajo para prestarle más atención a las divisiones inferiores del club azabache y sobre las conclusiones que luego arribó. Y el por qué del poco "aporte" de jugadores salteños a nivel nacional.

Doctor, ¿a qué se debe que son muy pocos los jugadores de Salta que se codean con futbolistas en un nivel superior?
Es un problema muy complejo. Cuando se habla sobre por qué los jugadores de acá no llegan, creo que hay múltiples causas de las cuales hay que hacer un análisis. Algunos dicen como que el chico se dedica a otras cosas. Que no tiene mayor interés. De última, salen muy pocos jugadores del medio. Son contados con los dedos de la mano. Pero yo pienso que no se lo estimula. Hay que estimularlos, desde todo punto de vista, psicológicamente, anímicamente. El dirigente tiene que ir a ver el partido de las inferiores. Estar ahí cuando se juegan los partidos para que el chico se sienta importante, valorado y eso lo va a llevar a nutrirse de confianza.

Dicen que faltan dirigentes como los de antes.
Yo creo que sí. A los dirigentes no les gusta ir a ver los partidos de las inferiores. Esto es un trabajo silencioso. Es un trabajo invisible, diríamos. El dirigente siempre quiere estar al lado del plantel de primera y donde está más la noticia. Las inferiores medio que quedan de lado.
La falta de atención es de un extremo al otro. Una situación lamentable por cierto.
Y se brinda toda la atención a la primera y a los chicos poco y nada. Los chicos quedan relegados y solamente el coordinador en estos casos; ellos son los que muchas veces salen a hacer frente a tamaña responsabilidad.

Aparentemente, Central Norte mostró en estos últimos tiempos otra faceta, ¿qué opina?
En Central Norte, por suerte, apareció un grupo de dirigentes nuevos de Aprocen. Y por lo que veo están trabajando muy bien con los chicos, a los que, sobre todo, se los incentiva. Se les da importancia. Viajan bien organizados. Es lo que hay que hacer. Es una tarea que lleva su tiempo y que tiene que tener paciencia. Y después hay que darles la oportunidad.

¿Qué nos podés decir de la labor que realizó en Central Norte con los chicos?
Yo tuve la experiencia de trabajar con los chicos porque quería saber en aquel tiempo cuál era el problema. Me dediqué 4 años, junto con Ramonera Apaza, con Rolo Castillo, mi hermano y otro directivo de apellido Burgos. Los cuatro nos dedicamos durante todo un tiempo a trabajar con las inferiores de Central Norte. Habíamos reclutados chicos de once o doce años hasta los dieciséis y diecisiete; fue cuando los vimos madurar y los vimos crecer. Finalmente, logramos nuestro objetivo, que fue llevar a los jugadores a la primera división, con 16 o 17 años caso Videla, Saldaño, Segerer y el Fede Acuña. Varios más que llegaron a la división superior y fue porque tenían el apoyo nuestro. Recuerdo que estaba de vicepresidente en Central y también estaba con el equipo de primera. O sea me desdoblaba. Y siempre a un determinado técnico le sugería que aquel chico andaba muy bien, que lo incorpore al plantel de primera. Qué lo vea. Así, logramos que los tengan en cuenta.

¿Tiene algunas anécdotas de ese trabajo?
Me acuerdo que una vez un técnico vino y me dijo, "doctor, necesitamos un número dos y allá hay uno que es muy bueno". Pero le dije, "sabés qué pasa, no tenemos plata. Yo sé que es un jugador muy bueno. Pero no tenemos plata. Yo sugiero que probés con este chico. Ahí tenemos un número dos de la quinta división". "¿Quién es?", me contestó. "Este chico se llama Videla y tiene 15 años". Me dijo, "me está jodiendo porque es muy chico". Insistí. "No, no, probalo". Lo probó y me dijo "doctor tiene muy buenas condiciones". Después a los 16 años Videla ya estaba en la primera de Central Norte, de titular indiscutido. Y por atrás ya vinieron los demás como Saldaño, Segerer, el Fede Acuña. Y otros chicos más.

En lo que respecta al trabajo del actual plantel que compite en el Federal B, ¿como lo ves?
Creo que esta gente está trabajando bien. Vi los últimos partidos acá y se vio a un equipo bastante mejorado en relación a cómo empezó y cuando no jugaba a nada. Ahora se ve con una mejor línea de juego. Aparecieron tres jugadores muy importantes como lo son Edgardo Britez, Vicente Monje y Ricardo Villar. Son hombres clave en estos momentos en el funcionamiento de Central Norte. Yo le diría al técnico que no los saque nunca porque son importantes en el esquema de juego. Casi irremplazables. La vez pasada cuando los vi frente a Talleres de Perico y salieron Britez y Villar, se vino abajo el juego y no hubo forma de recuperarse. A esos jugadores hay que cuidarlos como oro.

  • Campeón con Insituto de Córdoba

¿Qué recuerda de su paso como jugador de Central Norte?
Estuve desde los 14 años. Fueron en los años 56, 57. Jugué en primera partidos amistosos junto a jugadores de la talla de Miranda, Álvarez, futbolistas de un nivel extraordinario que tenía Central Norte en aquellos tiempos.

¿Cómo fue su paso por la gloria cordobesa?
Después ya me tuve que ir a estudiar a Córdoba y ahí terminó mi carrera en Central Norte. Y en esa ciudad tuve la oportunidad de jugar en Instituto. Un año en la reserva y en el año siguiente me promocionaron a primera división, donde tuve la suerte de salir campeón con Instituto en el máximo torneo de la Liga en esos tiempos.

¿A quién le ganaron la final?
Como era por puntos, nosotros íbamos primeros y el último partido lo jugamos con un equipo que era Los Andes de Córdoba. Teníamos que ganar y ganamos y nos consagramos campeones.

¿Y que repercusión tuvo esa consagración en Córdoba?
Y la prensa escrita reflejó un titular que decía: "Instituto después de 33 años vuelve a salir campeón". Y para mi fue toda una alegría como salteño haber colaborado para obtener ese título después de tanto tiempo y en una muy buena institución. Una de las tres mejores que hay en Córdoba. Y lo que me permitió jugar un par de años más, a la par de que ya había comenzado mi carrera en la Facultad de Medicina. Tuve que dejar de jugar porque no me daban los tiempos para jugar y estudiar. Después de tres años dejé y me dediqué a estudiar hasta que logré el objetivo que era recibirme de médico.

Mientras jugaba, ¿le pagaban?
Sí. Ya en la reserva me pagaban por partido. Y en la primera el monto era tres veces más. Y luego el capitán, ya estando en primera, hizo que me abonaran un sueldo. Eso habla de la grandeza que tenía como compañeros.

  • La espina que le quedó clavada

¿Cuándo sufrió más como directivo de Central Norte?
Participé de varios procesos como dirigente hasta llegar a la presidencia, teniendo como protagonista a Central Norte en torneos como los viejos nacionales, Nacional B, ex Argentino A, ex Argentino B. Pero la espina que me quedó clavada fue cuando descendimos de la B Nacional en el año 86, con un gran equipo que quizás no lo pudimos sostener económicamente y porque no tuvimos ayuda de nadie. Ni de la Liga ni del Gobierno. Ni sponsor. Todo era de los dirigentes y de las recaudaciones que la teníamos que repartir con el equipo visitante. Para colmo teníamos que jugar los sábados porque la Liga no nos permitía jugar los do mingos.
Ya son tres décadas que el cuervo no logra insertarse otra vez en un torneo como la B Nacional.
Pero lo más admirable al no alcanzar protagonismo para llegar a ese nivel, llamese B Nacional o Primera División, Central mantiene su hinchada. Es una cosa increíble. Hoy, con una tribuna completamente renovada porque hay chicos de doce, tres y catorce años, hasta mujeres que por supuesto son de una tercera generación. Uno no los conoce pero que sienten la misma pasión por estos colores.

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