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Más de 200 años de la destinada división de la Intendencia de Salta

Domingo, 08 de febrero de 2015 00:01
Gervasio Posadas, Hilarión de la Quintana y Bernabé Aráoz
El 8 de octubre de 1814, don Gervasio Posadas, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, procedió a dividir la Intendencia de Salta.
A partir de entonces, el territorio que comprendían las ciudades de Tucumán, Santiago del Estero y el Valle de Catamarca pasaron a constituir la nueva Provincia de Tucumán. Sus límites: "las respectivas jurisdicciones de los referidos pueblos".
Por su parte, "las ciudades de Salta, Jujuy, Orán, Tarija y Santa María formarán desde hoy -reza el decreto- una provincia del Estado, conservando la misma denominación de Provincia de Salta con que era conocida antes de ser desmembrada, y teniendo por límites las jurisdicciones respectivas de los mismos pueblos que la integran.
Ambas provincias deben ser regidas por Gobernadores Intendentes con las mismas facultades, derechos, prerrogativas y dependencias que las otras del Estado; nombrarán y tendrán sus representantes en la Asamblea General Constituyente, en la forma que previenen las leyes del Estado con respecto a las demás".
Sin duda alguna, la inconsulta resolución de Posadas de dividir la Intendencia en plena guerra fue una medida peligrosa que, con el tiempo, trajo conflictos y perjuicios.
Los fundamentos de Posadas intentaron moderar el impacto en Salta, principal escenario de la guerra desde 1810.
Dice así: "Hecha la Provincia de Salta de algún tiempo a esta parte el teatro de la guerra, son incalculables las calamidades que ha sufrido y el atraso consecuente en que han quedado todos los ramos que hacían la prosperidad de sus pueblos. Libre ya del poder de los enemigos, -luego hubo más de cinco invasiones realistas- ha sido mi primer citado el meditar los arbitrios de reparar los males que la afligen y he creído el más importante el de dividir su territorio en dos Provincias para que constituidas en ellas Jefes condecorados y expertos que puedan consagrar exclusivamente y con menos obstáculos todo su celo a la reparación de los quebrantos que ha padecido. Con esta idea, y de querer distinguir de algún modo al glorioso pueblo de Tucumán, que ha rendido tan señalados servicios a la Patria, he venido a decretar, oído el dictamen y consulta de mi consejo de Estado sobre el particular".
Nuevos gobernadores
Días después de dividir la Intendencia de Salta, el Director procedió a designar a los gobernadores de los dos nuevos estados.
En Tucumán a Bernabé Aráoz, que gobernó hasta 1817 y luego de 1819 a 1821; y en Salta al general Hilarión de la Quintana, quien asumió el 14 de noviembre de 1814 y renunció en marzo de 1815 "por no contar con las simpatías de todo el pueblo, a causa de no ser natural de Salta".
A De la Quintana lo sucedió el coronel José Antonio Fernández Cornejo, que asumió por segunda vez la Gobernación el 2 de abril de 1815.
Lo hizo, según Atilio Cornejo, instado por Rondeau, quien le dijo "que en las actuales circunstancias haría a la Patria en ese destino un servicio tan importante como si se presentase al frente de las balas".
Dividir para reinar
La decisión de Posadas de dividir la Intendencia de Salta fue analizada y evaluada por varios historiadores.
Para Atilio Cornejo, "la política del gobierno central empezaba, pues, a inquietar en Salta. Dividir para reinar. Y así fue, porque desmembrada Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca, éstas quedaron bajo el poder de Aráoz y casi desligadas de las obligaciones de la guerra que tuvo que soportar la nueva Provincia de Salta. Buena manera de reparar -dice Cornejo- los males que la afligen. Más le hubiera sido mejor no mentarlos y, en cambio, referirse exclusivamente a la razón fundamental del decreto del 8 de octubre de 1814, vale decir la "de distinguir con algún modo al glorioso pueblo de Tucumán, que nadie discute, pero que, en aquellos momentos era inoportuno recalcar ante el peligro común de las invasiones realistas y que ingenuamente se creían terminadas. El federalismo se iba imponiendo y, desgraciadamente, cundía la rivalidad de los pueblos y el sentimiento anárquico de los mismos".

Las críticas al decreto
Para Armando Raúl Bazán, historiador catamarqueño, los fundamentos del decreto de Posadas poseen poca sustentación, con el agregado que se desconocen las verdaderas intenciones del directorio...
Desde el punto de vista histórico, señala que la medida alteró una situación político - administrativa consolidada en dos siglos y medio. Además, agrega Bazán, lesionaba los intereses salteños y no contribuía para nada a "remediar sus quebrantos como teatro de la guerra", pese a que ése fue el objetivo invocado oficialmente".
Bernardo Frías
El historiador salteño, por su parte, sostuvo que la división "era la circunstancia más propicia para debilitar la fuerza de los pueblos, divididos así, en pequeños gobiernos donde chocarían los resentimientos de las ciudades sufragáneas. Y agrega: "Las provincias, relativamente poderosas por su población y recursos que les daba su vasta extensión territorial y la unidad de su mando, quedaban con esto débiles y ahora pobres. La medida fue una manera de consumar futuros avances del Gobierno central sobre provincias disgregadas".

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El 8 de octubre de 1814, don Gervasio Posadas, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, procedió a dividir la Intendencia de Salta.
A partir de entonces, el territorio que comprendían las ciudades de Tucumán, Santiago del Estero y el Valle de Catamarca pasaron a constituir la nueva Provincia de Tucumán. Sus límites: "las respectivas jurisdicciones de los referidos pueblos".
Por su parte, "las ciudades de Salta, Jujuy, Orán, Tarija y Santa María formarán desde hoy -reza el decreto- una provincia del Estado, conservando la misma denominación de Provincia de Salta con que era conocida antes de ser desmembrada, y teniendo por límites las jurisdicciones respectivas de los mismos pueblos que la integran.
Ambas provincias deben ser regidas por Gobernadores Intendentes con las mismas facultades, derechos, prerrogativas y dependencias que las otras del Estado; nombrarán y tendrán sus representantes en la Asamblea General Constituyente, en la forma que previenen las leyes del Estado con respecto a las demás".
Sin duda alguna, la inconsulta resolución de Posadas de dividir la Intendencia en plena guerra fue una medida peligrosa que, con el tiempo, trajo conflictos y perjuicios.
Los fundamentos de Posadas intentaron moderar el impacto en Salta, principal escenario de la guerra desde 1810.
Dice así: "Hecha la Provincia de Salta de algún tiempo a esta parte el teatro de la guerra, son incalculables las calamidades que ha sufrido y el atraso consecuente en que han quedado todos los ramos que hacían la prosperidad de sus pueblos. Libre ya del poder de los enemigos, -luego hubo más de cinco invasiones realistas- ha sido mi primer citado el meditar los arbitrios de reparar los males que la afligen y he creído el más importante el de dividir su territorio en dos Provincias para que constituidas en ellas Jefes condecorados y expertos que puedan consagrar exclusivamente y con menos obstáculos todo su celo a la reparación de los quebrantos que ha padecido. Con esta idea, y de querer distinguir de algún modo al glorioso pueblo de Tucumán, que ha rendido tan señalados servicios a la Patria, he venido a decretar, oído el dictamen y consulta de mi consejo de Estado sobre el particular".
Nuevos gobernadores
Días después de dividir la Intendencia de Salta, el Director procedió a designar a los gobernadores de los dos nuevos estados.
En Tucumán a Bernabé Aráoz, que gobernó hasta 1817 y luego de 1819 a 1821; y en Salta al general Hilarión de la Quintana, quien asumió el 14 de noviembre de 1814 y renunció en marzo de 1815 "por no contar con las simpatías de todo el pueblo, a causa de no ser natural de Salta".
A De la Quintana lo sucedió el coronel José Antonio Fernández Cornejo, que asumió por segunda vez la Gobernación el 2 de abril de 1815.
Lo hizo, según Atilio Cornejo, instado por Rondeau, quien le dijo "que en las actuales circunstancias haría a la Patria en ese destino un servicio tan importante como si se presentase al frente de las balas".
Dividir para reinar
La decisión de Posadas de dividir la Intendencia de Salta fue analizada y evaluada por varios historiadores.
Para Atilio Cornejo, "la política del gobierno central empezaba, pues, a inquietar en Salta. Dividir para reinar. Y así fue, porque desmembrada Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca, éstas quedaron bajo el poder de Aráoz y casi desligadas de las obligaciones de la guerra que tuvo que soportar la nueva Provincia de Salta. Buena manera de reparar -dice Cornejo- los males que la afligen. Más le hubiera sido mejor no mentarlos y, en cambio, referirse exclusivamente a la razón fundamental del decreto del 8 de octubre de 1814, vale decir la "de distinguir con algún modo al glorioso pueblo de Tucumán, que nadie discute, pero que, en aquellos momentos era inoportuno recalcar ante el peligro común de las invasiones realistas y que ingenuamente se creían terminadas. El federalismo se iba imponiendo y, desgraciadamente, cundía la rivalidad de los pueblos y el sentimiento anárquico de los mismos".

Las críticas al decreto
Para Armando Raúl Bazán, historiador catamarqueño, los fundamentos del decreto de Posadas poseen poca sustentación, con el agregado que se desconocen las verdaderas intenciones del directorio...
Desde el punto de vista histórico, señala que la medida alteró una situación político - administrativa consolidada en dos siglos y medio. Además, agrega Bazán, lesionaba los intereses salteños y no contribuía para nada a "remediar sus quebrantos como teatro de la guerra", pese a que ése fue el objetivo invocado oficialmente".
Bernardo Frías
El historiador salteño, por su parte, sostuvo que la división "era la circunstancia más propicia para debilitar la fuerza de los pueblos, divididos así, en pequeños gobiernos donde chocarían los resentimientos de las ciudades sufragáneas. Y agrega: "Las provincias, relativamente poderosas por su población y recursos que les daba su vasta extensión territorial y la unidad de su mando, quedaban con esto débiles y ahora pobres. La medida fue una manera de consumar futuros avances del Gobierno central sobre provincias disgregadas".

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