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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Si Dios perdonó a la humanidad ¿quién soy yo para no perdonar a Torrico?

Lunes, 04 de mayo de 2015 00:00
Un día como hoy, pero 17 años atrás, los hermanitos Melani y Octavio fueron raptados y asesinados por Marcelo Torrico y Ariel Brandán. El caso fue un flechazo en el corazón de su familia y un golpe a la sociedad salteña toda. Hoy, el papá los recuerda y los extraña, pero también habla de seguir, y sigue más por sus otros diez hijos, por su esposa y por su fe en Dios.
¿Cómo fue la última vez que vio a Melani y Octavio?
El 4 de mayo, cuando ellos partieron de la casa para ir a la escuela. Vivíamos en el barrio Alto La Viña. Por la mañana mi esposa los vestía y los acompañaba hasta la parada del colectivo. Ellos iban a la Casita de Belén. Después los vi en la morgue.
¿Cuándo se dieron cuenta de que algo no estaba bien?
Eran las cinco y media de la tarde. Ellos llegaban a las cinco y cuarto, o y veinte. Estábamos con mi señora por tomar mate cebado y viendo que no venían entramos a preocuparnos y lo primero que hice fue agarrar la bicicleta y me fui hasta la Casita. Le pregunté a la ordenanza por mis hijos. Me dijo que no habían ido. Entonces me fui a la casa de mi hermano mayor, pero me dijo que tampoco habían ido ahí.
¿Qué hizo al ver que los chicos nos aparecían?
Volví de nuevo a mi casa, le conté a mi esposa y ella se empezó a desesperar. "Deben estar por ahí", pensaba ella. Lo primero que hicimos es ir la Comisaría de Villa Asunción y hacer la denuncia.
¿Qué sintió durante la búsqueda? Los operativos de la Policía marcaron un antes y un después para los salteños...
Pasado el 4 de mayo, llegada la madrugada del 5, pensé lo peor. Esa noche que los chicos no durmieron en casa fue desesperante. Jamás habíamos tenido problemas. Imaginarme que mis hijos, a su edad, no duerman en casa, criaturas tan inocentes yendo a la escuela, todo me daba vueltas en la cabeza. Pero después de esto entendí que hay muchos depredadores en el mundo. Los niños y ancianos en muchos casos no se salvan hoy en día. Están tan vulnerables.
¿En qué momento recibió la noticia del hallazgo de los cuerpos de Melani y Octavio?
Me acuerdo que estábamos en mi casa cuando se dio la noticia por la televisión. Había mucha gente, familiares, vecinos. Todos preocupados. Una vecina que estaba con nosotros apagó el tele para que no escuchemos. Eso fue el 10 de mayo por la mañana. Vino otro vecino, entró llorando, gritando. Nos enteramos que los habían encontrado muertos. Sentí que perdía la razón porque mis hijos salían de mi vida. Me acordaba de cuando nacieron y eran bebés, los criamos, compartimos tantas cosas.
¿Cómo eran Melani y Octavio?
Melani era sumisa, callada. Se sentaba a estudiar. Octavio también. Se parecían. Nunca nos dieron problemas, ni en la casa ni en la escuela. La docente nos dijo que eran excelentes niños, algo especial.
Circularon versiones de que los crímenes fueron una venganza en contra suya...
Alguien, no sé quién, sembró esa incertidumbre sobre una supuesta venganza, pero nadie dio detalles de por qué, de dónde nacería esa venganza. En ese tiempo yo era presidente del barrio Alto La Viña. Trabajaba como pintor. Yo no le debía nada a nadie. No estuve vinculado al narcotráfico, como muchos piensan.
¿Usted tenía vinculo con Torrico y Brandán?
No. No los conocía a ninguno.
Se comentó que Brandán era allegado suyo y por eso los chicos subieron al auto.
No. Niego eso. El único conocido, me enteré después del juicio de los chicos, era Cristian Torrico, hermano del asesino. Me enteré que era el presidente del barrio Puerto Argentino. Las reuniones que había las teníamos con él y yo ni sabía que era hermano de Marcelo.
¿La condena fue justa?
Creo que sí. Ojalá cumplan con los procesos que los señores jueces dieron. De por vida.
¿Usted cree que Marcelo Torrico tiene privilegios?
Sí, seguro. No me cabe la menor duda. Lo sé por boca de varias y buenas fuentes. Es un "preso VIP". Tiene mayores privilegios que todos. Hasta me animo a decir que sale.
¿Cómo se vive sin los chicos?
Los días son tan durísimos para nosotros pero tengo hijos más chicos. En total son 12, contando a Melani y Octavio. Tres de ellos, dos gemelos de 14 y una nena de 16, viven conmigo. Los más grandes siempre se acuerdan. Esto nos afectó bastante a todos. Yo, al año, me dediqué a la bebida. Estaba arruinando mi familia. Pero eso ya no era vida. Ahora trabajo en el estacionamiento medido. Mi esposa, María Rosa Pereira, es ama de casa.
¿Alguien los ayudó?
La única ayuda que tuvimos es la ayuda de Dios. Gracias a él salimos adelante. Él obra en la vida de nosotros. Conocimos algo que nos fortalece espiritualmente. Yo día a día estoy fortalecido. Es algo que no es humano, algo espiritual, dentro de uno. Eso te hace fuerte. Uno siente un poder especial y va descartando el dolor y el sufrimiento. Tengo mis hijos más chicos, nietos. Tengo que seguir viviendo por ellos. Lo que no hice por Melani y Octavio, porque no pude, lo tengo que hacer por ellos. Puede haber miles de Torrico, ellos se aprovechan de la vulnerabilidad.
¿Sabía que por las redes sociales convocaron a una marcha de velas para mañana (por hoy), a las 20, en la plaza 9 de Julio?
No. Recién me entero. Mañana (por hoy) se cumplen 17 años del secuestro. Nosotros iremos al cementerio, haremos una pequeña misa y el 10 de mayo partiremos a La Silleta para hacer la ofrenda floral. Ahí hicimos un monolito, pero en ese lugar no los encontraron a ellos, sino más adentro.
A pesar de lo que pasó, usted no habla con odio hacia Torrico...
El tiene antecedentes de violación. En el mundo hay mucha gente como él, quizá al lado nuestro. Gente que enloquece repentinamente. Si me preguntabas antes, te respondía que sí tenía odio, pero desde que conocí el amor de Dios no. Si Dios perdonó a la humanidad ¿Quién soy yo para no perdonarlo a él?

Un crimen atroz
Los cuerpos sin vida de Melani (9) y Octavio (7) Leguina fueron hallados el 10 de mayo de 1998 en la zona de La Silleta. Habían sido atrapados por Marcelo Torrico y Ariel Brandán, quienes los invitaron a subir a un auto VW Gacel amarillo. Las pericias mostraron que los torturaron y la niña fue violada.
Casi un año después, aprehendieron a Brandán. Y en marzo de 1999 fue arrestado Torrico. Ese año, en diciembre, ambos fueron condenados a reclusión perpetua y por tiempo indeterminado. Están presos en Villa Las Rosas.
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Un día como hoy, pero 17 años atrás, los hermanitos Melani y Octavio fueron raptados y asesinados por Marcelo Torrico y Ariel Brandán. El caso fue un flechazo en el corazón de su familia y un golpe a la sociedad salteña toda. Hoy, el papá los recuerda y los extraña, pero también habla de seguir, y sigue más por sus otros diez hijos, por su esposa y por su fe en Dios.
¿Cómo fue la última vez que vio a Melani y Octavio?
El 4 de mayo, cuando ellos partieron de la casa para ir a la escuela. Vivíamos en el barrio Alto La Viña. Por la mañana mi esposa los vestía y los acompañaba hasta la parada del colectivo. Ellos iban a la Casita de Belén. Después los vi en la morgue.
¿Cuándo se dieron cuenta de que algo no estaba bien?
Eran las cinco y media de la tarde. Ellos llegaban a las cinco y cuarto, o y veinte. Estábamos con mi señora por tomar mate cebado y viendo que no venían entramos a preocuparnos y lo primero que hice fue agarrar la bicicleta y me fui hasta la Casita. Le pregunté a la ordenanza por mis hijos. Me dijo que no habían ido. Entonces me fui a la casa de mi hermano mayor, pero me dijo que tampoco habían ido ahí.
¿Qué hizo al ver que los chicos nos aparecían?
Volví de nuevo a mi casa, le conté a mi esposa y ella se empezó a desesperar. "Deben estar por ahí", pensaba ella. Lo primero que hicimos es ir la Comisaría de Villa Asunción y hacer la denuncia.
¿Qué sintió durante la búsqueda? Los operativos de la Policía marcaron un antes y un después para los salteños...
Pasado el 4 de mayo, llegada la madrugada del 5, pensé lo peor. Esa noche que los chicos no durmieron en casa fue desesperante. Jamás habíamos tenido problemas. Imaginarme que mis hijos, a su edad, no duerman en casa, criaturas tan inocentes yendo a la escuela, todo me daba vueltas en la cabeza. Pero después de esto entendí que hay muchos depredadores en el mundo. Los niños y ancianos en muchos casos no se salvan hoy en día. Están tan vulnerables.
¿En qué momento recibió la noticia del hallazgo de los cuerpos de Melani y Octavio?
Me acuerdo que estábamos en mi casa cuando se dio la noticia por la televisión. Había mucha gente, familiares, vecinos. Todos preocupados. Una vecina que estaba con nosotros apagó el tele para que no escuchemos. Eso fue el 10 de mayo por la mañana. Vino otro vecino, entró llorando, gritando. Nos enteramos que los habían encontrado muertos. Sentí que perdía la razón porque mis hijos salían de mi vida. Me acordaba de cuando nacieron y eran bebés, los criamos, compartimos tantas cosas.
¿Cómo eran Melani y Octavio?
Melani era sumisa, callada. Se sentaba a estudiar. Octavio también. Se parecían. Nunca nos dieron problemas, ni en la casa ni en la escuela. La docente nos dijo que eran excelentes niños, algo especial.
Circularon versiones de que los crímenes fueron una venganza en contra suya...
Alguien, no sé quién, sembró esa incertidumbre sobre una supuesta venganza, pero nadie dio detalles de por qué, de dónde nacería esa venganza. En ese tiempo yo era presidente del barrio Alto La Viña. Trabajaba como pintor. Yo no le debía nada a nadie. No estuve vinculado al narcotráfico, como muchos piensan.
¿Usted tenía vinculo con Torrico y Brandán?
No. No los conocía a ninguno.
Se comentó que Brandán era allegado suyo y por eso los chicos subieron al auto.
No. Niego eso. El único conocido, me enteré después del juicio de los chicos, era Cristian Torrico, hermano del asesino. Me enteré que era el presidente del barrio Puerto Argentino. Las reuniones que había las teníamos con él y yo ni sabía que era hermano de Marcelo.
¿La condena fue justa?
Creo que sí. Ojalá cumplan con los procesos que los señores jueces dieron. De por vida.
¿Usted cree que Marcelo Torrico tiene privilegios?
Sí, seguro. No me cabe la menor duda. Lo sé por boca de varias y buenas fuentes. Es un "preso VIP". Tiene mayores privilegios que todos. Hasta me animo a decir que sale.
¿Cómo se vive sin los chicos?
Los días son tan durísimos para nosotros pero tengo hijos más chicos. En total son 12, contando a Melani y Octavio. Tres de ellos, dos gemelos de 14 y una nena de 16, viven conmigo. Los más grandes siempre se acuerdan. Esto nos afectó bastante a todos. Yo, al año, me dediqué a la bebida. Estaba arruinando mi familia. Pero eso ya no era vida. Ahora trabajo en el estacionamiento medido. Mi esposa, María Rosa Pereira, es ama de casa.
¿Alguien los ayudó?
La única ayuda que tuvimos es la ayuda de Dios. Gracias a él salimos adelante. Él obra en la vida de nosotros. Conocimos algo que nos fortalece espiritualmente. Yo día a día estoy fortalecido. Es algo que no es humano, algo espiritual, dentro de uno. Eso te hace fuerte. Uno siente un poder especial y va descartando el dolor y el sufrimiento. Tengo mis hijos más chicos, nietos. Tengo que seguir viviendo por ellos. Lo que no hice por Melani y Octavio, porque no pude, lo tengo que hacer por ellos. Puede haber miles de Torrico, ellos se aprovechan de la vulnerabilidad.
¿Sabía que por las redes sociales convocaron a una marcha de velas para mañana (por hoy), a las 20, en la plaza 9 de Julio?
No. Recién me entero. Mañana (por hoy) se cumplen 17 años del secuestro. Nosotros iremos al cementerio, haremos una pequeña misa y el 10 de mayo partiremos a La Silleta para hacer la ofrenda floral. Ahí hicimos un monolito, pero en ese lugar no los encontraron a ellos, sino más adentro.
A pesar de lo que pasó, usted no habla con odio hacia Torrico...
El tiene antecedentes de violación. En el mundo hay mucha gente como él, quizá al lado nuestro. Gente que enloquece repentinamente. Si me preguntabas antes, te respondía que sí tenía odio, pero desde que conocí el amor de Dios no. Si Dios perdonó a la humanidad ¿Quién soy yo para no perdonarlo a él?

Un crimen atroz
Los cuerpos sin vida de Melani (9) y Octavio (7) Leguina fueron hallados el 10 de mayo de 1998 en la zona de La Silleta. Habían sido atrapados por Marcelo Torrico y Ariel Brandán, quienes los invitaron a subir a un auto VW Gacel amarillo. Las pericias mostraron que los torturaron y la niña fue violada.
Casi un año después, aprehendieron a Brandán. Y en marzo de 1999 fue arrestado Torrico. Ese año, en diciembre, ambos fueron condenados a reclusión perpetua y por tiempo indeterminado. Están presos en Villa Las Rosas.
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