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Una comunidad wichi necesita una cisterna y "cosechadoras de agua"

Domingo, 21 de febrero de 2016 00:30
<div>Una mamá y sus hijos, en la precaria vivienda que habitan sin ningún servicio básico. Juan Barthe</div>
Eran las 11 de la mañana del jueves, camino a Misión La Paz, en Santa Victoria Este, departamento Rivadavia. La ruta quedaba parcialmente nublada con el paso de los vehículos que levantan un polvo pesado, tras dos semanas sin lluvia. Indefectiblemente, la marcha del polvaderal hacía un alto obligado frente un piquete de ramas y espinas. Bajo la sombra bondadosa de unos arbustos un grupo de aborígenes se protegía del sol. Como señalaba el humilde cartel con letras dispares, eran miembros de la Nueva Comunidad Lhakahonat, que llevan menos de un año viviendo en un arisco monte semidesértico de arenas calientes. Cerca del mediodía la temperatura había superado los 43 grados y el cacique wichi Belisario Gómez, de 42 años, se corre de la sombra para dar la mano. Tiene dos hijas, no cobra ningún plan social y es el cacique de 9 familias.
Los pedidos
"Estamos luchando por la falta de agua y de luz. Tenemos trámite desde septiembre y ahora resulta que nos enteramos que a la empresa nunca le habían pasado nuestro reclamo. Pero desde la Municipalidad dicen que es responsabilidad de la empresa. Por eso desde el lunes estamos con el corte. Hasta el momento ningún funcionario vino a hablar con nosotros, pero si no cortamos por acá no se aparece nadie", contó el cacique Gómez a El Tribuno. "Le voy a mostrar", dijo y se lanzó al sol apuntando para su comunidad.
Lahakahonat Belisario Gomez Cacique Comunidad.jpg
Belisario Gomez, cacique de la comunidad Lahakahonat. Juan Barthe
Un algarrobo joven daba sombra a dos tanques de 200 litros. Dos chiquitas se refrescaban con un chorrito que brotaba de la manguera. Se pasaban la mano por la cara como un limpiaparabrisas. "Eso es todo lo que tenemos, pero no alcanza. Mucho menos con estos calores. La manguera viene de Cañaveral, pero tiene presión una hora al día. El camión municipal pasa muy poco y no es buena el agua. Nosotros pedimos una cisterna y cosechadoras de lluvia para vivir tranquilos", dijo el cacique sobre esas instalaciones que se ven en comunidades vecinas y que sirven para acopiar en tachos el agua de la lluvia.
Cortes intermitentes
Como en todo el municipio, la nueva comunidad nació tras una diferencia de criterios. El cacique Belisario tenía diferencias con el cacique de su antigua comunidad y determinó establecerse con otras familias en un nuevo lugar deshabitado. Las casas de barro y palo llevan poco tiempo levantadas. Algunas bolsas negras sirven para atajar la lluvia de los desparejos techos. "Vamos a seguir en la ruta hasta que tengamos una solución, porque no podemos vivir sin agua con tantos chicos", dijo.
piquete santa victoria este.jpg
Realizan el corte para solicitar agua y luz para vivir. Juan Barthe
Uno de los jóvenes del piquete, molesto, pidió la palabra: "Nosotros respetamos y levantamos cada dos horas para que pase la gente. También pasa la Policía, ambulancia y Gendarmería, pero los gendarmes pasaron por arriba de los palos y corretearon a los changos. Ellos tienen que respetar, así como nosotros respetamos lo que nos piden", dijo y fue a correr la barricada porque se cumplían las dos horas de corte.
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Eran las 11 de la mañana del jueves, camino a Misión La Paz, en Santa Victoria Este, departamento Rivadavia. La ruta quedaba parcialmente nublada con el paso de los vehículos que levantan un polvo pesado, tras dos semanas sin lluvia. Indefectiblemente, la marcha del polvaderal hacía un alto obligado frente un piquete de ramas y espinas. Bajo la sombra bondadosa de unos arbustos un grupo de aborígenes se protegía del sol. Como señalaba el humilde cartel con letras dispares, eran miembros de la Nueva Comunidad Lhakahonat, que llevan menos de un año viviendo en un arisco monte semidesértico de arenas calientes. Cerca del mediodía la temperatura había superado los 43 grados y el cacique wichi Belisario Gómez, de 42 años, se corre de la sombra para dar la mano. Tiene dos hijas, no cobra ningún plan social y es el cacique de 9 familias.
Los pedidos
"Estamos luchando por la falta de agua y de luz. Tenemos trámite desde septiembre y ahora resulta que nos enteramos que a la empresa nunca le habían pasado nuestro reclamo. Pero desde la Municipalidad dicen que es responsabilidad de la empresa. Por eso desde el lunes estamos con el corte. Hasta el momento ningún funcionario vino a hablar con nosotros, pero si no cortamos por acá no se aparece nadie", contó el cacique Gómez a El Tribuno. "Le voy a mostrar", dijo y se lanzó al sol apuntando para su comunidad.
Lahakahonat Belisario Gomez Cacique Comunidad.jpg
Belisario Gomez, cacique de la comunidad Lahakahonat. Juan Barthe
Un algarrobo joven daba sombra a dos tanques de 200 litros. Dos chiquitas se refrescaban con un chorrito que brotaba de la manguera. Se pasaban la mano por la cara como un limpiaparabrisas. "Eso es todo lo que tenemos, pero no alcanza. Mucho menos con estos calores. La manguera viene de Cañaveral, pero tiene presión una hora al día. El camión municipal pasa muy poco y no es buena el agua. Nosotros pedimos una cisterna y cosechadoras de lluvia para vivir tranquilos", dijo el cacique sobre esas instalaciones que se ven en comunidades vecinas y que sirven para acopiar en tachos el agua de la lluvia.
Cortes intermitentes
Como en todo el municipio, la nueva comunidad nació tras una diferencia de criterios. El cacique Belisario tenía diferencias con el cacique de su antigua comunidad y determinó establecerse con otras familias en un nuevo lugar deshabitado. Las casas de barro y palo llevan poco tiempo levantadas. Algunas bolsas negras sirven para atajar la lluvia de los desparejos techos. "Vamos a seguir en la ruta hasta que tengamos una solución, porque no podemos vivir sin agua con tantos chicos", dijo.
piquete santa victoria este.jpg
Realizan el corte para solicitar agua y luz para vivir. Juan Barthe
Uno de los jóvenes del piquete, molesto, pidió la palabra: "Nosotros respetamos y levantamos cada dos horas para que pase la gente. También pasa la Policía, ambulancia y Gendarmería, pero los gendarmes pasaron por arriba de los palos y corretearon a los changos. Ellos tienen que respetar, así como nosotros respetamos lo que nos piden", dijo y fue a correr la barricada porque se cumplían las dos horas de corte.
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