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Erika Guantay Gómez: "Malambo, un espacio más en el que ganamos terreno"

Domingo, 13 de marzo de 2016 01:30
Erika Guantay Gómez, malambista. Gentileza Marucci
Con la misma fuerza con que pisa cada escenario, Erika dice por qué el malambo ya no es solo cosa de gauchos. A un paso de convertirse en madre, comenta cómo fueron sus inicios y el crecimiento de la incursión de las mujeres en esta danza.

¿Cómo fueron tus inicios en el malambo?
Comencé a los 6 años como parte de la rutina de la academia donde bailo, Supay Malambo. Pero recién cuando llegué a mi adolescencia se comenzó a implementar el rubro Malambo Femenino en las competencias.

En un ámbito tradicionalmente masculinizado, ¿cómo fue romper el estereotipo de la mujer que zapatea?
Al principio fue difícil ver a las mujeres zapateando en un ambiente tan machista, sobre todo en el folclore, donde el referente del malambo es el hombre. Lo que ayudó al malambo femenino a salir a flote fueron las mismas competencias y el interés de las chicas por querer participar. También tiene que ver con un avance de la mujer en todos los ámbitos. El malambo fue un espacio más donde ganamos terreno.

Sin embargo en los festivales más importantes como Laborde y Cosquín aún no se ha implementado el rubro. ¿Creés que hay una deuda pendiente?
Sí, es verdad. Creo que en Laborde, al ser un festival tan tradicional, es muy difícil que se incorpore a las mujeres. Sin embargo, veo a Cosquín como un escenario con más posibilidades. Solo es cuestión de que comencemos a presentarnos y ganarnos el lugar porque hay un vacío en el reglamento que nos abre el juego.

¿Cómo es tu preparación?
Yo tomé al malambo como un segundo gran amor. Siempre lo tomé a conciencia porque amo lo que hago, lo siento. Hay que tener mucha disciplina con los alimentos, las actividades físicas y ensayos con los objetivos claros. Tener la cabenza bien puesta también es fundamental. La preparación es como la de un deportista. Para mí es más que un 'hobbie'.

¿Cómo caracterizarías al malambo femenino?
Creo que la diferencia está en lo que cada malambista le pueda poner en su vestimenta y en su interpretación. Las mujeres solemos ser más simpáticas, jugar con los gestos. Pero en la técnica el malambo es malambo, para hombres y mujeres. Nosotras podemos hacer mudanzas tan complejas como ellos. No hay diferencias.
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¿Qué es el malambo para vos?
Es un gran amor, algo que hasta el día de hoy no puedo terminar de explicar con palabras. Se me pone la piel de gallina cada vez que escucho el do-re-sol. Es inexplicable. Ojalá pueda seguir en esto, por la edad y las responsabilidades que una va asumiendo.

¿Cuentas pendientes?
Estoy satisfecha con lo conseguido. Quizá me gustaría un Pre Cosquín y salir más a probarme afuera con otras chicas porque hay malambistas en todo el país. Hay una camada muy importante de chicas que se están animando a zapatear y creo que una ya tiene que ir dejándoles el lugar.

¿Un referente?
Siempre lo destaco a mi profesor Horacio Quispe. Es mi referente y creo que de Salta. Integró los dos cuartetos ganadores en Laborde (1998 y 2005) y además salió tercero hace dos años en el rubro de malambo veterano. ¿Qué otro referente más que él podría tener? Le estoy totalmente agradecida.

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Con la misma fuerza con que pisa cada escenario, Erika dice por qué el malambo ya no es solo cosa de gauchos. A un paso de convertirse en madre, comenta cómo fueron sus inicios y el crecimiento de la incursión de las mujeres en esta danza.

¿Cómo fueron tus inicios en el malambo?
Comencé a los 6 años como parte de la rutina de la academia donde bailo, Supay Malambo. Pero recién cuando llegué a mi adolescencia se comenzó a implementar el rubro Malambo Femenino en las competencias.

En un ámbito tradicionalmente masculinizado, ¿cómo fue romper el estereotipo de la mujer que zapatea?
Al principio fue difícil ver a las mujeres zapateando en un ambiente tan machista, sobre todo en el folclore, donde el referente del malambo es el hombre. Lo que ayudó al malambo femenino a salir a flote fueron las mismas competencias y el interés de las chicas por querer participar. También tiene que ver con un avance de la mujer en todos los ámbitos. El malambo fue un espacio más donde ganamos terreno.

Sin embargo en los festivales más importantes como Laborde y Cosquín aún no se ha implementado el rubro. ¿Creés que hay una deuda pendiente?
Sí, es verdad. Creo que en Laborde, al ser un festival tan tradicional, es muy difícil que se incorpore a las mujeres. Sin embargo, veo a Cosquín como un escenario con más posibilidades. Solo es cuestión de que comencemos a presentarnos y ganarnos el lugar porque hay un vacío en el reglamento que nos abre el juego.

¿Cómo es tu preparación?
Yo tomé al malambo como un segundo gran amor. Siempre lo tomé a conciencia porque amo lo que hago, lo siento. Hay que tener mucha disciplina con los alimentos, las actividades físicas y ensayos con los objetivos claros. Tener la cabenza bien puesta también es fundamental. La preparación es como la de un deportista. Para mí es más que un 'hobbie'.

¿Cómo caracterizarías al malambo femenino?
Creo que la diferencia está en lo que cada malambista le pueda poner en su vestimenta y en su interpretación. Las mujeres solemos ser más simpáticas, jugar con los gestos. Pero en la técnica el malambo es malambo, para hombres y mujeres. Nosotras podemos hacer mudanzas tan complejas como ellos. No hay diferencias.
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¿Qué es el malambo para vos?
Es un gran amor, algo que hasta el día de hoy no puedo terminar de explicar con palabras. Se me pone la piel de gallina cada vez que escucho el do-re-sol. Es inexplicable. Ojalá pueda seguir en esto, por la edad y las responsabilidades que una va asumiendo.

¿Cuentas pendientes?
Estoy satisfecha con lo conseguido. Quizá me gustaría un Pre Cosquín y salir más a probarme afuera con otras chicas porque hay malambistas en todo el país. Hay una camada muy importante de chicas que se están animando a zapatear y creo que una ya tiene que ir dejándoles el lugar.

¿Un referente?
Siempre lo destaco a mi profesor Horacio Quispe. Es mi referente y creo que de Salta. Integró los dos cuartetos ganadores en Laborde (1998 y 2005) y además salió tercero hace dos años en el rubro de malambo veterano. ¿Qué otro referente más que él podría tener? Le estoy totalmente agradecida.

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