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Por el cerro, rumbo a la Pasión

Sabado, 26 de marzo de 2016 01:30
Miles de salteños desandaron las 14 estaciones del Vía Crucis que padeció Jesús. Jan Touzeau
A los fieles que ayer revivieron el Calvario de Jesús caminando por el cerro San Bernardo, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, les recordó que "todos cargamos culpas, todos cargamos heridas en el corazón y muchas veces esas heridas nos dividen interiormente, nos hacen sentir mal, nos llevan a la mentira y hasta producen en nosotros violencia que descargamos en los demás".
Como es habitual cada año, monseñor acompañó la partida de la columna de fieles desde la Cruz del Congreso Eucarístico que se levanta en el Paseo Güemes.
Miles de fieles formaron una compacta columna que rezó las 14 estaciones del Vía Crucis de Jesús. Hombres y mujeres de todas las edades elevaron sus súplicas y acompañaron con cánticos todo el trayecto que comenzó a las 7. Alrededor de las 11, el arzobispo ofició la tradicional ceremonia del Viernes Santo en la cima del cerro.
Destacó que este Año de la Misericordia es "una apuesta por Dios, y una apuesta por el hombre. Nosotros insistimos mucho en que tenemos que tener memoria. Pero una memoria que hurgue en el mal no construye". Y abundó: "Hoy en la Argentina hay muchos motivos que nos dividen, muchas ocasiones, muchos hechos que nos dividen. Pero Dios nos invita a creer que el amor es más fuerte que el odio y que el perdón es capaz de reconstruir mucho más fuerte que la venganza".
Cargnello puntualizó luego que "todos cargamos culpas, todos cargamos heridas en el corazón y muchas veces esas heridas nos dividen interiormente a nosotros, nos hacen sentir mal, nos llevan a la mentira y hasta producen en nosotros violencia que descargamos en los demás".

La reconciliación

En la continuidad, el arzobispo pidió que "lancemos desde el corazón de nuestras familias la reconciliación entre el hombre y la mujer, la reconciliación de padres con hijos y de hijos con padres, y en la reconciliación de nuestra Patria. Que nadie se canse de sembrar restos de misericordia, sanemos nuestros pensamientos, que la palabra 'argentino' esté por encima de cualquier otra palabra. El que está al frente es un hermano, un ser humano, que es más importante que la raza, la religión, el partido político o la opinión que tenga".
"El Año de la Misericordia es un clamor que nos invita a hacer esto. Hay muchos motivos que nos dividen, muchas ocasiones, muchos hechos que nos dividen. Pero Dios nos invita a creer que el amor es más fuerte que el odio y que el perdón es capaz de reconstruir mucho más fuerte que la venganza", concluyó el arzobispo.

Sacerdote "crucificado por su fe"

En Yemen, país ubicado entre Oriente y África, ayer torturaron y habrían crucificado al padre Tom, sacerdote salesiano, comentó el arzobispo en la misa. "Todo por su fe", recalcó. El pedido que acompañó a ese mensaje fue el rezo: "Creo en la conversión de las personas que persiguen a los cristianos", que los fieles repitieron tres veces.

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A los fieles que ayer revivieron el Calvario de Jesús caminando por el cerro San Bernardo, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, les recordó que "todos cargamos culpas, todos cargamos heridas en el corazón y muchas veces esas heridas nos dividen interiormente, nos hacen sentir mal, nos llevan a la mentira y hasta producen en nosotros violencia que descargamos en los demás".
Como es habitual cada año, monseñor acompañó la partida de la columna de fieles desde la Cruz del Congreso Eucarístico que se levanta en el Paseo Güemes.
Miles de fieles formaron una compacta columna que rezó las 14 estaciones del Vía Crucis de Jesús. Hombres y mujeres de todas las edades elevaron sus súplicas y acompañaron con cánticos todo el trayecto que comenzó a las 7. Alrededor de las 11, el arzobispo ofició la tradicional ceremonia del Viernes Santo en la cima del cerro.
Destacó que este Año de la Misericordia es "una apuesta por Dios, y una apuesta por el hombre. Nosotros insistimos mucho en que tenemos que tener memoria. Pero una memoria que hurgue en el mal no construye". Y abundó: "Hoy en la Argentina hay muchos motivos que nos dividen, muchas ocasiones, muchos hechos que nos dividen. Pero Dios nos invita a creer que el amor es más fuerte que el odio y que el perdón es capaz de reconstruir mucho más fuerte que la venganza".
Cargnello puntualizó luego que "todos cargamos culpas, todos cargamos heridas en el corazón y muchas veces esas heridas nos dividen interiormente a nosotros, nos hacen sentir mal, nos llevan a la mentira y hasta producen en nosotros violencia que descargamos en los demás".

La reconciliación

En la continuidad, el arzobispo pidió que "lancemos desde el corazón de nuestras familias la reconciliación entre el hombre y la mujer, la reconciliación de padres con hijos y de hijos con padres, y en la reconciliación de nuestra Patria. Que nadie se canse de sembrar restos de misericordia, sanemos nuestros pensamientos, que la palabra 'argentino' esté por encima de cualquier otra palabra. El que está al frente es un hermano, un ser humano, que es más importante que la raza, la religión, el partido político o la opinión que tenga".
"El Año de la Misericordia es un clamor que nos invita a hacer esto. Hay muchos motivos que nos dividen, muchas ocasiones, muchos hechos que nos dividen. Pero Dios nos invita a creer que el amor es más fuerte que el odio y que el perdón es capaz de reconstruir mucho más fuerte que la venganza", concluyó el arzobispo.

Sacerdote "crucificado por su fe"

En Yemen, país ubicado entre Oriente y África, ayer torturaron y habrían crucificado al padre Tom, sacerdote salesiano, comentó el arzobispo en la misa. "Todo por su fe", recalcó. El pedido que acompañó a ese mensaje fue el rezo: "Creo en la conversión de las personas que persiguen a los cristianos", que los fieles repitieron tres veces.

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