"El opa es de una cultura diferente que trata permanentemente de adaptarse y asimilar los nuevos modos de vida, formas de expresión y los famosos supuestos que en el idioma original indígena no existen", asegura Katia Gibaja, directora de la academia Quechua Qollasuyo. Y agrega con contundencia: "Podemos afirmar que hay un error en la traducción de la palabra opa ya que la traducción correcta es ingenuo. Este vocablo de ingenuidad es justamente el no conocimiento de lo que está expresando el otro porque pertenece a otro código de otra cultura, a otro entendimiento, que paraliza a pensar hasta comprender y adaptar a sus previos conocimientos". En ese adaptarse al código del otro hubo una lentitud que se apreció injustamente como propia de inteligencias inferiores y así se transmitió entre generaciones, desvirtuando la originalidad del significado de la palabra, sobre todo en el norte argentino y particularmente en Salta, donde la figura del opa forma parte de un conjunto de tradiciones ancestrales que, a través de los siglos, viene demostrando una singular capacidad de adaptación.
No hubo escritor, cineasta ni poeta que persista en la memoria colectiva norteña, que haya omitido en sus obras una malentendida referencia al "opa". Carlos Vázquez Iruzubieta en su obra "Salta: Magia y simbolismo (1900-1950)" describe: "Mientras el opa aparece descrito como portador de un cierto retraso mental y como el hazmerreír de los chicos del vecindario "a causa de la desproporción entre su envergadura física y el minimalismo de su mente", el opa al que pretendo referirme en este escrito es aquel salteño que, sin padecer un retraso mental evidente, mantiene sus "luces" en los niveles mínimos indispensables y es sustentador de determinadas ideas fijas...".
Mariano Rosa, guionista y director de la miniserie "La casa de los opas", tejió una trama con personajes poco responsables de sus actos, según la tradición, en un rodaje de ocho capítulos que se realizó en Lesser. Es el tercer proyecto de Rosa seleccionado por el Incaa para enriquecer la grilla nacional, presentado con éxito en la Semana del Cine Nacional.
Algunos personajes que pasaron a la historia de Salta como "opas".
Hay que resignificar las palabras estigmatizadas de América India"
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"El opa es de una cultura diferente que trata permanentemente de adaptarse y asimilar los nuevos modos de vida, formas de expresión y los famosos supuestos que en el idioma original indígena no existen", asegura Katia Gibaja, directora de la academia Quechua Qollasuyo. Y agrega con contundencia: "Podemos afirmar que hay un error en la traducción de la palabra opa ya que la traducción correcta es ingenuo. Este vocablo de ingenuidad es justamente el no conocimiento de lo que está expresando el otro porque pertenece a otro código de otra cultura, a otro entendimiento, que paraliza a pensar hasta comprender y adaptar a sus previos conocimientos". En ese adaptarse al código del otro hubo una lentitud que se apreció injustamente como propia de inteligencias inferiores y así se transmitió entre generaciones, desvirtuando la originalidad del significado de la palabra, sobre todo en el norte argentino y particularmente en Salta, donde la figura del opa forma parte de un conjunto de tradiciones ancestrales que, a través de los siglos, viene demostrando una singular capacidad de adaptación.
No hubo escritor, cineasta ni poeta que persista en la memoria colectiva norteña, que haya omitido en sus obras una malentendida referencia al "opa". Carlos Vázquez Iruzubieta en su obra "Salta: Magia y simbolismo (1900-1950)" describe: "Mientras el opa aparece descrito como portador de un cierto retraso mental y como el hazmerreír de los chicos del vecindario "a causa de la desproporción entre su envergadura física y el minimalismo de su mente", el opa al que pretendo referirme en este escrito es aquel salteño que, sin padecer un retraso mental evidente, mantiene sus "luces" en los niveles mínimos indispensables y es sustentador de determinadas ideas fijas...".
Mariano Rosa, guionista y director de la miniserie "La casa de los opas", tejió una trama con personajes poco responsables de sus actos, según la tradición, en un rodaje de ocho capítulos que se realizó en Lesser. Es el tercer proyecto de Rosa seleccionado por el Incaa para enriquecer la grilla nacional, presentado con éxito en la Semana del Cine Nacional.