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Le cobran por una vieja pérdida de agua que nadie resuelve

Martes, 08 de marzo de 2016 01:30
Mario en su patio, con muchas y lozanas plantas, pero con barro constante. LUCAS ALASCIO. 
Posta de Yatasto 1147, barrio La Loma. Una propiedad de gran tamaño, con una segunda planta en construcción y muchas plantas y flores por todas partes. Abajo vive la madre de la familia; arriba, uno de sus hijos, Mario Pajés, con su esposa e hijos. Todos libran una lucha a brazo partido, durante por lo menos 15 años, contra una pérdida de agua que ingresa a la propiedad por los fondos del inmueble. La salida del líquido fue "canalizada" para evitar que se desparrame y poder sacarla a la calle, pero la obra resolvió una parte del problema y generó otros.
El agua surge de algún lado, desde arriba, como un manantial, sigue su curso a través de la vivienda, va a la calle y por la pendiente del terreno sigue por donde puede. Día y noche, el líquido baja por la medianera trasera con el sonido de una ininterrumpida catarata. En ese patio todo es humedad; pisos, paredes, techos tienen la marca oscura, indeleble, del agua. Las únicas beneficiadas son las plantas, de todo tipo, que impregnan todo de verde con flores multicolores. "Nosotros creemos que es una pérdida de agua de la calle Montevideo (también al 1100), que a simple vista no se ve porque está tapada con la tierra y el ripio de la calle", explicó Mario a El Tribuno. El hombre recordó que "nosotros vivimos acá hace 33 años, cuando en esta zona no había nada y las napas de agua estaban a un metro; el agua salía como de una vertiente y eso nos alegraba, pero resulta que con el paso de los años la situación fue cambiando, hasta convertirse en un padecimiento familiar del que nadie se hace cargo. Yo tengo 40 años y desde que me acuerdo acá hay problemas con el agua que baja no sabemos bien de dónde. Lo peor del caso es que desde los últimos 15 años, cada vez es peor".
Mario dijo: "Estamos cansados de hablar a Aguas de Salta, y ahora del Norte, en busca de una solución, pero hasta ahora no tenemos respuesta. A veces vienen, hacen mediciones, excavan, se van, no vuelven más y nosotros seguimos viviendo en la completa humedad".

El colmo de los colmos

Pero la familia Pajés no solo está afectada por la "catarata" del patio trasero. En el frente también tiene problemas.
"Parece una broma, pero días pasados recibimos una multa de Aguas del Norte por la "salida de agua a la calle'', acompañada por una foto que puede ser de cualquier parte porque no tiene contexto, nada indica que la que aparece en la foto sea nuestra casa. Pero, si fuera, ¿te parece que tenemos que "comernos'' una multa por una situación cuya solución depende exclusivamente de ellos?".
Y hay más todavía. Esa misma agua que sale a la calle baja, por las características naturales del suelo, y serpentea entre otras viviendas del vecindario. "Por eso tenemos denuncias de vecinos que, yo entiendo, se ven afectadas, pero nosotros nada podemos hacer, lamentablemente", reconoció.
En este contexto viven los Pajés. Literalmente pasados por agua, pero siempre con la esperanza de que algún día la situación se resolverá de algún modo, porque no están dispuestos a bajar los brazos.
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Posta de Yatasto 1147, barrio La Loma. Una propiedad de gran tamaño, con una segunda planta en construcción y muchas plantas y flores por todas partes. Abajo vive la madre de la familia; arriba, uno de sus hijos, Mario Pajés, con su esposa e hijos. Todos libran una lucha a brazo partido, durante por lo menos 15 años, contra una pérdida de agua que ingresa a la propiedad por los fondos del inmueble. La salida del líquido fue "canalizada" para evitar que se desparrame y poder sacarla a la calle, pero la obra resolvió una parte del problema y generó otros.
El agua surge de algún lado, desde arriba, como un manantial, sigue su curso a través de la vivienda, va a la calle y por la pendiente del terreno sigue por donde puede. Día y noche, el líquido baja por la medianera trasera con el sonido de una ininterrumpida catarata. En ese patio todo es humedad; pisos, paredes, techos tienen la marca oscura, indeleble, del agua. Las únicas beneficiadas son las plantas, de todo tipo, que impregnan todo de verde con flores multicolores. "Nosotros creemos que es una pérdida de agua de la calle Montevideo (también al 1100), que a simple vista no se ve porque está tapada con la tierra y el ripio de la calle", explicó Mario a El Tribuno. El hombre recordó que "nosotros vivimos acá hace 33 años, cuando en esta zona no había nada y las napas de agua estaban a un metro; el agua salía como de una vertiente y eso nos alegraba, pero resulta que con el paso de los años la situación fue cambiando, hasta convertirse en un padecimiento familiar del que nadie se hace cargo. Yo tengo 40 años y desde que me acuerdo acá hay problemas con el agua que baja no sabemos bien de dónde. Lo peor del caso es que desde los últimos 15 años, cada vez es peor".
Mario dijo: "Estamos cansados de hablar a Aguas de Salta, y ahora del Norte, en busca de una solución, pero hasta ahora no tenemos respuesta. A veces vienen, hacen mediciones, excavan, se van, no vuelven más y nosotros seguimos viviendo en la completa humedad".

El colmo de los colmos

Pero la familia Pajés no solo está afectada por la "catarata" del patio trasero. En el frente también tiene problemas.
"Parece una broma, pero días pasados recibimos una multa de Aguas del Norte por la "salida de agua a la calle'', acompañada por una foto que puede ser de cualquier parte porque no tiene contexto, nada indica que la que aparece en la foto sea nuestra casa. Pero, si fuera, ¿te parece que tenemos que "comernos'' una multa por una situación cuya solución depende exclusivamente de ellos?".
Y hay más todavía. Esa misma agua que sale a la calle baja, por las características naturales del suelo, y serpentea entre otras viviendas del vecindario. "Por eso tenemos denuncias de vecinos que, yo entiendo, se ven afectadas, pero nosotros nada podemos hacer, lamentablemente", reconoció.
En este contexto viven los Pajés. Literalmente pasados por agua, pero siempre con la esperanza de que algún día la situación se resolverá de algún modo, porque no están dispuestos a bajar los brazos.
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