La continuidad del funcionamiento del lugar, en donde comen al menos 50 niños, estaba en duda porque la actual crisis inflacionaria ponía en peligro las donaciones de los "padrinos anónimos".
Una nota fue publicada por El Tribuno el 24 de abril y desde ese tiempo los lectores se comenzaron a organizar para colaborar con las personas que les cocinan a los niños. Graciela, la mujer que comanda el comedor de la manzana 514, lote 24, había dicho que muchos padrinos seguían donando anónimamente; sin embargo, la carne de un día para otro había comenzado a faltar y algunas frutas y verduras también. Junto a un grupo de mamás brindan un almuerzo los martes y jueves; más los sábados alternados entre comidas y meriendas. Los fines de semana se aprovecha para brindar juegos y apoyo escolar.
Ante esta realidad, el jueves último se organizaron diferentes grupos y llegó finalmente la ayuda para el comedor por parte de una comunidad que se organizó espontáneamente.
Con una taza y un plato de plástico, los niños comenzaron a llegar con los guardapolvos cansados del mediodía.
A los aportes de la Panadería Social, de los "amigos" anónimos del Cofruthos y del San Miguel se le sumó la de los estudiantes del Instituto Superior de Formación y Capacitación Ramón Carrillo.
Los chicos que estudian para enfermeros, de segundo y tercer año, llevaron actividades lúdicas y pedagógicas para realizar con los niños; especialmente en aquellas vinculadas a la higiene y prevención de accidentes.
El empuje de los chicos lo llevó al diputado Eduardo Abel Ramos a estar presente en la jornada.
"Me comprometo a no dejar solos a los niños del comedor", dijo el legislador que habló en nombre de la Fundación.
Graciela agradeció la presencia de los estudiantes y muy especialmente a una mujer anónima que le llevó ollas y cucharones.
En tanto que, por otros caminos, los vecinos de la ciudad también se organizaron espontáneamente y juntaron al menos 15 cajas de ropa.
"Hay mucha gente anónima que se acercó a colaborar con los niños. Yo había hecho el pedido de ropa de abrigo y calzados porque los chicos la verdad que no tienen para pasar el invierno", dijo Graciela.
"Nosotros queremos que esto no se quede en solo una visita. La idea de los chicos es volver y comenzar a trabajar con ellos en temas de salud como por ejemplo en prevención de enfermedades y alimentación", concluyó Colparis.
Ahí es donde Graciela nos dejó una inquietud, especialmente para esos alumnos que están terminando estudios en carreras pedagógicas. "Necesitamos gente que les venga a enseñar a los niños. Antes venían unos chicos y se veía una diferencia en los niños", dijo la referente del comedor.
La mujer también dijo que ellos ven que los chicos no tienen los útiles escolares. Una porque los pierden y los papás no pueden comprarles. También urgen los guardapolvos. Para esta altura del año, lo que pudieron comprar ya están muy destruidos. Los que vienen de segunda mano están peor de transparentes.
En tanto que los estudiantes descubrieron otra necesidad. Los chicos comen, juegan y aprenden en piso de tierra. Entonces ya se comprometieron a hacer un contrapiso y un piso. También van a cerrar el pequeño tinglado para que no pasen frío.
Lo que también se ve y ya es cotidiano que las mesas, que son tablones, ya es están muy destruidos.
Para quien quiera ayudar con las mesas o ropa se puede llamar a la Fundación Calcuta al 0387-4318963.
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La continuidad del funcionamiento del lugar, en donde comen al menos 50 niños, estaba en duda porque la actual crisis inflacionaria ponía en peligro las donaciones de los "padrinos anónimos".
Una nota fue publicada por El Tribuno el 24 de abril y desde ese tiempo los lectores se comenzaron a organizar para colaborar con las personas que les cocinan a los niños. Graciela, la mujer que comanda el comedor de la manzana 514, lote 24, había dicho que muchos padrinos seguían donando anónimamente; sin embargo, la carne de un día para otro había comenzado a faltar y algunas frutas y verduras también. Junto a un grupo de mamás brindan un almuerzo los martes y jueves; más los sábados alternados entre comidas y meriendas. Los fines de semana se aprovecha para brindar juegos y apoyo escolar.
Ante esta realidad, el jueves último se organizaron diferentes grupos y llegó finalmente la ayuda para el comedor por parte de una comunidad que se organizó espontáneamente.
Con una taza y un plato de plástico, los niños comenzaron a llegar con los guardapolvos cansados del mediodía.
A los aportes de la Panadería Social, de los "amigos" anónimos del Cofruthos y del San Miguel se le sumó la de los estudiantes del Instituto Superior de Formación y Capacitación Ramón Carrillo.
Los chicos que estudian para enfermeros, de segundo y tercer año, llevaron actividades lúdicas y pedagógicas para realizar con los niños; especialmente en aquellas vinculadas a la higiene y prevención de accidentes.
El empuje de los chicos lo llevó al diputado Eduardo Abel Ramos a estar presente en la jornada.
"Me comprometo a no dejar solos a los niños del comedor", dijo el legislador que habló en nombre de la Fundación.
Graciela agradeció la presencia de los estudiantes y muy especialmente a una mujer anónima que le llevó ollas y cucharones.
En tanto que, por otros caminos, los vecinos de la ciudad también se organizaron espontáneamente y juntaron al menos 15 cajas de ropa.
"Hay mucha gente anónima que se acercó a colaborar con los niños. Yo había hecho el pedido de ropa de abrigo y calzados porque los chicos la verdad que no tienen para pasar el invierno", dijo Graciela.
"Nosotros queremos que esto no se quede en solo una visita. La idea de los chicos es volver y comenzar a trabajar con ellos en temas de salud como por ejemplo en prevención de enfermedades y alimentación", concluyó Colparis.
Ahí es donde Graciela nos dejó una inquietud, especialmente para esos alumnos que están terminando estudios en carreras pedagógicas. "Necesitamos gente que les venga a enseñar a los niños. Antes venían unos chicos y se veía una diferencia en los niños", dijo la referente del comedor.
La mujer también dijo que ellos ven que los chicos no tienen los útiles escolares. Una porque los pierden y los papás no pueden comprarles. También urgen los guardapolvos. Para esta altura del año, lo que pudieron comprar ya están muy destruidos. Los que vienen de segunda mano están peor de transparentes.
En tanto que los estudiantes descubrieron otra necesidad. Los chicos comen, juegan y aprenden en piso de tierra. Entonces ya se comprometieron a hacer un contrapiso y un piso. También van a cerrar el pequeño tinglado para que no pasen frío.
Lo que también se ve y ya es cotidiano que las mesas, que son tablones, ya es están muy destruidos.
Para quien quiera ayudar con las mesas o ropa se puede llamar a la Fundación Calcuta al 0387-4318963.