Berta vive en el (y del) basural de la ciudad cabecera del departamento San Martín desde que era una niña. Hoy sus hijos son adultos y tiene varios nietos que la acompañan de sol a sol en el vertedero que ocupa 10 hectáreas de la zona oeste.
Las horas de trabajo más intensas concuerdan con las llegadas de los 15 camiones recolectores que recogen cerca de 40 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos en los barrios de Tartagal. "Por el cobre me pagan 38 pesos el kilo y por el aluminio, 4 pesos", precisó Berta, tras remarcar que revisa cada bolsa: "Siempre encuentro algo que me sirve y también comida que está buena para llevarla a mi casa", dijo.
Gaby tiene recién 24 años y es mamá de dos nenes. "Hace siete años que vengo a buscar aluminio, cobre y cartones. A veces encuentro algo de calzado, ropita o comida. Tengo marido, pero él hace changas y la plata no alcanza", puntualizó.
La joven mamá cobra la asignación universal de sus dos hijos que van a la escuela. "Cuando no hay clases ellos vienen conmigo a ayudar, pero no los hago faltar a clases. A mí no me da vergenza venir acá porque esto es un trabajo: vergenza me daría salir a robar", recalcó.
"Gracias a Dios, aunque hace tantos años que estoy acá, nunca me contagié de ninguna enfermedad seria. Mis hijos son chiquitos y tampoco se enfermaron a pesar de que a veces vienen a ayudarme", acotó.
En 2009 tomó impulso un proyecto que apuntaba a unificar los basurales a cielo abierto de Tartagal y de General Mosconi en un predio ubicado entre ambos municipios. La distancia desde la principal ciudad de San Martín hasta esos terrenos -mucho mayor que la del actual basural- conspiró contra la iniciativa que preveía una planta recicladora e instalaciones para obtener gas metano.
En la ciudad de Orán
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Berta vive en el (y del) basural de la ciudad cabecera del departamento San Martín desde que era una niña. Hoy sus hijos son adultos y tiene varios nietos que la acompañan de sol a sol en el vertedero que ocupa 10 hectáreas de la zona oeste.
Las horas de trabajo más intensas concuerdan con las llegadas de los 15 camiones recolectores que recogen cerca de 40 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos en los barrios de Tartagal. "Por el cobre me pagan 38 pesos el kilo y por el aluminio, 4 pesos", precisó Berta, tras remarcar que revisa cada bolsa: "Siempre encuentro algo que me sirve y también comida que está buena para llevarla a mi casa", dijo.
Gaby tiene recién 24 años y es mamá de dos nenes. "Hace siete años que vengo a buscar aluminio, cobre y cartones. A veces encuentro algo de calzado, ropita o comida. Tengo marido, pero él hace changas y la plata no alcanza", puntualizó.
La joven mamá cobra la asignación universal de sus dos hijos que van a la escuela. "Cuando no hay clases ellos vienen conmigo a ayudar, pero no los hago faltar a clases. A mí no me da vergenza venir acá porque esto es un trabajo: vergenza me daría salir a robar", recalcó.
"Gracias a Dios, aunque hace tantos años que estoy acá, nunca me contagié de ninguna enfermedad seria. Mis hijos son chiquitos y tampoco se enfermaron a pesar de que a veces vienen a ayudarme", acotó.
En 2009 tomó impulso un proyecto que apuntaba a unificar los basurales a cielo abierto de Tartagal y de General Mosconi en un predio ubicado entre ambos municipios. La distancia desde la principal ciudad de San Martín hasta esos terrenos -mucho mayor que la del actual basural- conspiró contra la iniciativa que preveía una planta recicladora e instalaciones para obtener gas metano.