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La solidaridad de Tartagal llegó hasta los jujeños de Volcán

Miércoles, 18 de enero de 2017 01:30
Parte de las donaciones que se llevaron a Volcán, en Jujuy.
Si hay algo que los tartagalenses conocen porque lo vivieron en carne propia son el temor, la incertidumbre y las consecuencias que acarrea la fuerza de la naturaleza.
Por ese motivo, y a las pocas horas que un torrente de lodo y agua bajara de los cerros afectando a localidades del norte de Jujuy, los vecinos organizaron una gran colecta de alimentos no perecederos, agua mineral y prendas de vestir para llegar, con su granito de arena, en ayuda de las familias.
El encargado de trasladar la ayuda fue el secretario de Gobierno del municipio, Franco Hernández Berni, quien junto al concejal Antonio Hoyos, encargado de la colecta, y el secretario de Ceremonial, Moisés Viruez, entregaron todo lo recaudado durante dos jornadas.
Fueron 8.500 kilogramos entre comestibles y otros elementos fundamentales en este tipo de eventos climáticos.

La experiencia cuenta

Hernández Berni contó: "Apenas conocimos lo que pasó en los pueblos jujeños nos pusimos a trabajar en la colecta, porque pocos como los tartagalenses saben lo que significa un alud. Los días jueves y viernes la colecta se hizo en la Municipalidad y el sábado en la plaza San Martín. El domingo una fuerte tormenta nos jugó una mala pasada, no obstante con los vecinos logramos reunir 8.500 kilogramos de ayuda".
Pero no solamente se trató de alimentos no perecederos o agua mineral, sino también de repelentes. "Tuvimos una experiencia similar en el año 2009 que todos recordarán, y quisimos ir personalmente a Jujuy para compartirla, porque nunca dejaremos de agradecer la ayuda que todo el país nos brindó en ese momento. Muy poca gente sabe que tan necesaria como un alimento es el agua y el repelente de insectos y que, dentro de las prendas de vestir, más importante aún resulta el calzado para evitar picaduras de alimañas o lesiones en los pies de los damnificados", precisó.

El envío

La ayuda desde Tartagal llegó hasta la localidad de El León, 30 kilómetros antes de Volcán. "Nos recibió el jefe del Escuadrón 53 de Gendarmería Nacional porque el comité de crisis determinó que nadie podía ingresar ni un kilómetro más, dada la inestabilidad del suelo y cerros en toda esa zona y frente a la amenaza de nuevas tormentas. Volcán y Tumbaya viven una verdadera tragedia, porque el lodo que baja de los cerros que las circundan y desde donde provino el alud, cuando se seca parece cemento", agregó Hernández Berni.
La donación fue llevada hasta la unidad militar de Monte 20 en la capital de la vecina provincia, donde se encuentran más de 200 evacuados. "Otra parte de la donación la llevamos a Santo Domingo, a unos depósitos que tiene la Secretaría de Desarrollo Humano de Jujuy, donde se clasifica la ayuda para entregarla a los evacuados. Siempre con el ánimo de colaborar y compartiendo nuestra propia experiencia, le decíamos a la gran cantidad de gente que trabaja en esos lugares que en Tartagal, los primeros días del alud, no se repartían bolsones de alimentos o solamente agua ya que la gente no tiene dónde cocinar. Hay que hacer la distribución de comida ya preparada y dentro de los alimentos no perecederos los más importantes resultan el arroz y la leche en polvo, porque se pueden utilizar para las cuatro comidas diarias de niños como de adultos. Lamentablemente lo más difícil es enfrentar el día después, porque los pozos de agua se contaminan y los sépticos producen grandes perjuicios a la salud de la población. Por eso creímos que era fundamental aportar con calzado para los damnificados y repelentes porque lo que viene después puede ser tan dramático como el evento mismo", reflexionó.

En primera persona

Hernández Berni vivió en carne propia las consecuencias. Una semana después del 9 de febrero de 2009, cuando el alud arrasó prácticamente unas 500 viviendas de Tartagal y dejó con grandes daños a otras 1.000, este abogado que reside en Villa Saavedra, una de las zonas más afectadas entonces, fue diagnosticado con dengue hemorrágico.
En esos días, los enfermos de dengue se contaban por cientos, y al joven lo afectó la forma más grave de la patología que transmite el mosquito Aedes aegypti que determinó su internación en un centro de alta complejidad en la capital.
Un sexagenario con dengue hemorrágico falleció, lo que colocó a Tartagal como la primera ciudad de la Argentina en registrar un muerto a causa de esa enfermedad.
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Si hay algo que los tartagalenses conocen porque lo vivieron en carne propia son el temor, la incertidumbre y las consecuencias que acarrea la fuerza de la naturaleza.
Por ese motivo, y a las pocas horas que un torrente de lodo y agua bajara de los cerros afectando a localidades del norte de Jujuy, los vecinos organizaron una gran colecta de alimentos no perecederos, agua mineral y prendas de vestir para llegar, con su granito de arena, en ayuda de las familias.
El encargado de trasladar la ayuda fue el secretario de Gobierno del municipio, Franco Hernández Berni, quien junto al concejal Antonio Hoyos, encargado de la colecta, y el secretario de Ceremonial, Moisés Viruez, entregaron todo lo recaudado durante dos jornadas.
Fueron 8.500 kilogramos entre comestibles y otros elementos fundamentales en este tipo de eventos climáticos.

La experiencia cuenta

Hernández Berni contó: "Apenas conocimos lo que pasó en los pueblos jujeños nos pusimos a trabajar en la colecta, porque pocos como los tartagalenses saben lo que significa un alud. Los días jueves y viernes la colecta se hizo en la Municipalidad y el sábado en la plaza San Martín. El domingo una fuerte tormenta nos jugó una mala pasada, no obstante con los vecinos logramos reunir 8.500 kilogramos de ayuda".
Pero no solamente se trató de alimentos no perecederos o agua mineral, sino también de repelentes. "Tuvimos una experiencia similar en el año 2009 que todos recordarán, y quisimos ir personalmente a Jujuy para compartirla, porque nunca dejaremos de agradecer la ayuda que todo el país nos brindó en ese momento. Muy poca gente sabe que tan necesaria como un alimento es el agua y el repelente de insectos y que, dentro de las prendas de vestir, más importante aún resulta el calzado para evitar picaduras de alimañas o lesiones en los pies de los damnificados", precisó.

El envío

La ayuda desde Tartagal llegó hasta la localidad de El León, 30 kilómetros antes de Volcán. "Nos recibió el jefe del Escuadrón 53 de Gendarmería Nacional porque el comité de crisis determinó que nadie podía ingresar ni un kilómetro más, dada la inestabilidad del suelo y cerros en toda esa zona y frente a la amenaza de nuevas tormentas. Volcán y Tumbaya viven una verdadera tragedia, porque el lodo que baja de los cerros que las circundan y desde donde provino el alud, cuando se seca parece cemento", agregó Hernández Berni.
La donación fue llevada hasta la unidad militar de Monte 20 en la capital de la vecina provincia, donde se encuentran más de 200 evacuados. "Otra parte de la donación la llevamos a Santo Domingo, a unos depósitos que tiene la Secretaría de Desarrollo Humano de Jujuy, donde se clasifica la ayuda para entregarla a los evacuados. Siempre con el ánimo de colaborar y compartiendo nuestra propia experiencia, le decíamos a la gran cantidad de gente que trabaja en esos lugares que en Tartagal, los primeros días del alud, no se repartían bolsones de alimentos o solamente agua ya que la gente no tiene dónde cocinar. Hay que hacer la distribución de comida ya preparada y dentro de los alimentos no perecederos los más importantes resultan el arroz y la leche en polvo, porque se pueden utilizar para las cuatro comidas diarias de niños como de adultos. Lamentablemente lo más difícil es enfrentar el día después, porque los pozos de agua se contaminan y los sépticos producen grandes perjuicios a la salud de la población. Por eso creímos que era fundamental aportar con calzado para los damnificados y repelentes porque lo que viene después puede ser tan dramático como el evento mismo", reflexionó.

En primera persona

Hernández Berni vivió en carne propia las consecuencias. Una semana después del 9 de febrero de 2009, cuando el alud arrasó prácticamente unas 500 viviendas de Tartagal y dejó con grandes daños a otras 1.000, este abogado que reside en Villa Saavedra, una de las zonas más afectadas entonces, fue diagnosticado con dengue hemorrágico.
En esos días, los enfermos de dengue se contaban por cientos, y al joven lo afectó la forma más grave de la patología que transmite el mosquito Aedes aegypti que determinó su internación en un centro de alta complejidad en la capital.
Un sexagenario con dengue hemorrágico falleció, lo que colocó a Tartagal como la primera ciudad de la Argentina en registrar un muerto a causa de esa enfermedad.
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