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Cataluña se prepara para declarar hoy su independencia

Rajoy advirtió que le caerá todo el peso de la ley. El gobierno de Puigdemont se prepara para declarar en las próximas horas la secesión; hay dudas sobre qué tipo de declaración será.
Martes, 10 de octubre de 2017 08:14

Pasan las horas y nadie desactiva la bomba. A pesar de la gigantesca presión política, económica y social para que reconsidere su actitud, el gobierno de Carles Puigdemont prepara el terreno para declarar esta tarde la independencia de Cataluña y enfrentar una reacción que se anuncia fulminante por parte de las autoridades españolas.
Las esperanzas de un frenazo de último momento se diluían anoche cuando la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, brazos ejecutores de la movilización separatista, convocaron a la población a congregarse frente al Parlamento para seguir desde pantallas gigantes la sesión de ruptura. "Hola República" es el lema de la manifestación, según publicó La Nación.
La víspera del choque institucional más grave en 40 años de democracia en España estuvo marcada por las graves advertencias del gobierno central sobre la respuesta que dará al anuncio de una secesión unilateral y por la imparable fuga de grandes empresas desde Cataluña hacia otras regiones.
Los separatistas se mantenían firmes en su desafío, pero debatían puertas adentro el formato de la decisión que presentará Puigdemont. Hay sectores moderados que hablan de un anuncio "simbólico" o de una declaración "en diferido", acompañados por una apelación al diálogo. Son conscientes de la imposibilidad de asumir el control inmediato del territorio. Pero piensan a mediano plazo. Documentos incautados por la Guardia Civil en registros a oficinas de la Generalitat reflejan la intención de "generar un conflicto democrático, orientado a generar inestabilidad política y económica que fuerce al Estado a aceptar una negociación" sobre el estatus de Cataluña.

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Pasan las horas y nadie desactiva la bomba. A pesar de la gigantesca presión política, económica y social para que reconsidere su actitud, el gobierno de Carles Puigdemont prepara el terreno para declarar esta tarde la independencia de Cataluña y enfrentar una reacción que se anuncia fulminante por parte de las autoridades españolas.
Las esperanzas de un frenazo de último momento se diluían anoche cuando la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, brazos ejecutores de la movilización separatista, convocaron a la población a congregarse frente al Parlamento para seguir desde pantallas gigantes la sesión de ruptura. "Hola República" es el lema de la manifestación, según publicó La Nación.
La víspera del choque institucional más grave en 40 años de democracia en España estuvo marcada por las graves advertencias del gobierno central sobre la respuesta que dará al anuncio de una secesión unilateral y por la imparable fuga de grandes empresas desde Cataluña hacia otras regiones.
Los separatistas se mantenían firmes en su desafío, pero debatían puertas adentro el formato de la decisión que presentará Puigdemont. Hay sectores moderados que hablan de un anuncio "simbólico" o de una declaración "en diferido", acompañados por una apelación al diálogo. Son conscientes de la imposibilidad de asumir el control inmediato del territorio. Pero piensan a mediano plazo. Documentos incautados por la Guardia Civil en registros a oficinas de la Generalitat reflejan la intención de "generar un conflicto democrático, orientado a generar inestabilidad política y económica que fuerce al Estado a aceptar una negociación" sobre el estatus de Cataluña.

Las advertencias

El gobierno de Mariano Rajoy ya avisó que no distinguirá entre una proclamación formal y una simbólica. "La declaración que hagan no va a tener efectos. Habrá decisiones para restaurar la ley y la democracia", dijo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Sugirió que la respuesta incluirá la invocación del artículo 155 de la Constitución, que permite al gobierno central suspender parcial o totalmente la autonomía de una región.
No son horas de moderación. Después de una reunión de Rajoy con la cúpula del Partido Popular (PP), el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, dijo que se actuará con la Constitución y el Código Penal. Advirtió que Puigdemont puede terminar como Lluís Companys, el presidente de la Generalitat que declaró en 1934 la fundación de un Estado catalán y acabó fusilado seis años después.
Exabruptos aparte, la posibilidad de que Puigdemont y su gente terminen en prisión no es algo impensable. Declarar la independencia de una parte del país está tipificado en el Código Penal como rebelión, un delito con penas de entre 15 y 25 años de cárcel. El problema para Rajoy es cómo haría para ejecutar medidas extremas en una Cataluña muy movilizada y con agrupaciones cívicas que llaman a la gente a la resistencia pacífica. El gobierno central mantiene en Cataluña 10.000 policías antidisturbios desplazados especialmente por la crisis.
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña pidió ayer que la Policía Nacional asumiera el control de su sede, en Barcelona, por temor de que intenten tomarlo y los Mossos d'Esquadra, la fuerza autonómica, se nieguen a impedirlo.

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