En la tercera edición del encuentro entre chicos de la escuela Jean Mermoz y de otras escuelas convencionales todo fue alegría. Una manera de incluir a los adolescentes con discapacidad y sus amigos crece año a año de una manera muy particular. Con un colorido y entusiasta matiné bailable, numerosos jóvenes se divirtieron sanamente en la tercera edición del llamado Enter Bailar, lenguaje universal.
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En la tercera edición del encuentro entre chicos de la escuela Jean Mermoz y de otras escuelas convencionales todo fue alegría. Una manera de incluir a los adolescentes con discapacidad y sus amigos crece año a año de una manera muy particular. Con un colorido y entusiasta matiné bailable, numerosos jóvenes se divirtieron sanamente en la tercera edición del llamado Enter Bailar, lenguaje universal.
La propuesta llegó de la mano de la profesora Viviana Godoy y la escuela Jean Mermoz de Rosario de Lerma y el grupo Scout José Carpintero.
El objetivo inclusivo se logró con creces. Se consiguió la participación de chicos discapacitados y sin discapacidad. La actividad consistió que a través de la música se comparta un sano momento.
"Es una actividad esperada por los jóvenes con discapacidad, simplemente es escuchar música, bailar, tomar un refresco, y compartir espacios. Hace tres años los realizamos y cada vez participan más chicos" contó Godoy.
Los jóvenes tuvieron la oportunidad de disfrutar de "la experiencia de salir a volar y divertirse" como lo hace cualquier adolescente. El eslogan tiene que ver con la motivación del baile como un lenguaje universal y de inclusión.
"Muchas veces se piensa que los discapacitados no pueden desarrollar actividades como cualquier persona convencional. No es así. Lo pueden hacer y disfrutan mucho. Los padres estaban presentes en esta matiné pero en un lugar de padres. Los chicos con su espacio para expresarse como cualquier otro adolescente", agregó la profesora de Educación Especial.
Este tipo de encuentros recreativos y de estimulación para los adolescentes especiales comienzan a tener su espacio propio. Con música y en un lugar donde habitualmente funciona un boliche bailable, los chicos colmaron las instalaciones ubicadas en un lugar céntrico de la ciudad.
"Las personas con discapacidad también necesitan de la recreación, y no como un hecho aislado sino como un hecho permanente porque todos precisamos del encuentro, sentirnos parte de las propuestas estudiantiles y en relación a la época primavera", dijo.
Esta organización es la única en su tipo por esta parte del Valle de Lerma. En el 2015, en su primera convocatoria, reunió alrededor de 150 jóvenes, en el 2016 superaron los 300 adolescentes. Y el jueves pasado superaron los 400 chicos.
La fiesta fue gratuita y tuvo una duración de seis horas. Se vivió con mucha alegría y entusiasmo, y se vivenció el valor de la integración.