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Día Internacional del Fósil

Lunes, 16 de octubre de 2017 00:00

La Asociación Paleontológica Internacional (IPA) decidió establecer el Día Internacional del Fósil, con el objetivo de crear conciencia sobre el valor de estos testimonios del pasado de la vida en la Tierra. La idea es proponer e incentivar actividades a escala mundial con la participación de museos, asociaciones paleontológicas, coleccionistas, universidades y todos los actores involucrados en esta temática. Tanto en el estudio e investigación, preservación de sitios paleontológicos, rescate, preparación y conservación de materiales, reconstrucciones artísticas, entre otros aspectos. No hay un día fijo sino que se establece en una fecha a determinar en el mes de octubre. Este 2017 se eligió el 15 y 16 de octubre para motivar a que durante esos días se dicten conferencias, se realicen excursiones a sitios fosilíferos, se preparen actividades para chicos, se organicen eventos de pósteres, videos y demás actividades de interés educativo y de divulgación. En el espíritu de esta celebración la Asociación Paleontológica Argentina adhirió e invitó a desarrollar alguna actividad dirigida al público en general bajo la consigna "Celebrando nuestro patrimonio paleontológico global". Pero, ¿qué es un fósil? La palabra fósil tiene su etimología antigua en aquello que estaba enterrado. Pero no todo lo que yace enterrado es un fósil. Los minerales, los objetos arqueológicos, los tesoros, están enterrados y no entran en la categoría de fósiles. Los fósiles son entonces los restos de animales y plantas que vivieron en el pasado. De las decenas de millones de especies y los miles de millones de individuos solo unos pocos se han conservado como fósiles en el devenir de los tiempos geológicos. Huesos, dientes, troncos, impresiones de hojas, marcas de pisadas, son algunos de los registros más comunes. A veces se conservan esqueletos completos de peces, impresiones de piel o plumas como algunos dinosaurios o dinosaurios avianos, insectos en ámbar y hasta cuerpos congelados como los mamut de Siberia. Hay ejemplos de dinosaurios conservados en la arena roja de un desierto (Mongolia), megamamíferos enterrados en cenizas volcánicas (Nebraska) o los famosos animales de la Edad de Hielo conservados íntegros en un pozo de asfalto en Rancho de la Brea (California). Hay zonas de lagos de aguas tranquilas donde se han preservado algunos animales como peces, aves, anfibios, plantas e insectos que conservan hasta los más mínimos detalles anatómicos. Son como una foto en la roca de los seres que les dieron origen. Estas preservaciones excepcionales reciben el nombre de "Lagerstatten" y son famosos los que conservan cuerpos blandos del Cámbrico inferior en Canadá (Burgess Shale), las calizas litográficas del Jurásico alemán con fósiles de Archaeopteryx o las calizas cretácicas de los chinos con dinosaurios avianos de Liaoning. La vida que vemos hoy es una imagen instantánea en el tiempo, pero esa vida tiene una profunda historia cuyas raíces se remontan a fines del período Hádico cerca de 4.000 millones de años atrás. Desde entonces la biósfera evolucionó de muchas formas diferentes para adaptarse a las grandes revoluciones climáticas, geológicas y cósmicas. Los restos fósiles y las rocas de los contienen son, además, la mejor prueba de cuáles fueron los ambientes en los que ellos vivieron. Nos ayudan a reconstruir los climas del pasado, las mutaciones de los ambientes, las épocas en que los mares avanzaron sobre los continentes, las grandes glaciaciones, los desiertos y un sinnúmero de cuestiones paleoecológicas. Son a su vez una ayuda indirecta en la búsqueda de recursos minerales y petróleo. Argentina fue famosa en el pasado por los descubrimientos de los grandes mamíferos extintos de las pampas. Los hallazgos de "gigantes" por los jesuitas, el megaterio de Fray Torres desenterrado en Lujan y que fuera estudiado por Cuvier en Francia y depositado en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, la descripción del Muñisfelis bonaerensis que describiera el médico y paleontólogo argentino Francisco Javier Muñiz y que resultara ser un "tigre diente de sable", los hallazgos de Dámaso Larrañaga y Charles Darwin, las faunas que exhumaron los hermanos Carlos y Florentino Ameghino, todo ello dio pie a que se estableciera una columna estratigráfica y de edades mamífero de los terrenos pampeanos y patagónicos. Las edades en base a mamíferos de Argentina sirvieron para establecer un patrón a nivel de América del Sur. Son las llamadas SALMA, sigla en inglés que significa "Edades de Mamíferos Continentales de América del Sur". El eje del interés cambió fuertemente a mediados del siglo XX con el hallazgo de ricos yacimientos de dinosaurios en Ischigualasto (San Juan) y en la Patagonia. Hoy la Argentina está considerada como la meca mundial en el estudio de los dinosaurios luego de que se descubrieran, entre otros, los mayores dinosaurios carnívoros (Giganotosaurus) y herbívoros (Argentinosaurus, Patagotitán) del mundo. A ellos hay que sumarles los dinosaurios más viejos en Ischigualasto y los que vivieron contemporáneos a la gran extinción de fines del Cretácico, junto a decenas de dinosaurios singulares como el Carnotaurus (carnívoro con cuernos como un toro), Mussasaurus (dinosaurio ratón), Eoraptor (el viejo raptor), Saltasaurus (herbívoro acorazado salteño), por mencionar solo algunos. Los estudios paleontológicos modernos tuvieron como pilares a figuras como Rosendo Pascual y José Bonaparte, junto a una pléyade de discípulos, que ampliaron grandemente el estudio de mamíferos y dinosaurios en la República Argentina.

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La Asociación Paleontológica Internacional (IPA) decidió establecer el Día Internacional del Fósil, con el objetivo de crear conciencia sobre el valor de estos testimonios del pasado de la vida en la Tierra. La idea es proponer e incentivar actividades a escala mundial con la participación de museos, asociaciones paleontológicas, coleccionistas, universidades y todos los actores involucrados en esta temática. Tanto en el estudio e investigación, preservación de sitios paleontológicos, rescate, preparación y conservación de materiales, reconstrucciones artísticas, entre otros aspectos. No hay un día fijo sino que se establece en una fecha a determinar en el mes de octubre. Este 2017 se eligió el 15 y 16 de octubre para motivar a que durante esos días se dicten conferencias, se realicen excursiones a sitios fosilíferos, se preparen actividades para chicos, se organicen eventos de pósteres, videos y demás actividades de interés educativo y de divulgación. En el espíritu de esta celebración la Asociación Paleontológica Argentina adhirió e invitó a desarrollar alguna actividad dirigida al público en general bajo la consigna "Celebrando nuestro patrimonio paleontológico global". Pero, ¿qué es un fósil? La palabra fósil tiene su etimología antigua en aquello que estaba enterrado. Pero no todo lo que yace enterrado es un fósil. Los minerales, los objetos arqueológicos, los tesoros, están enterrados y no entran en la categoría de fósiles. Los fósiles son entonces los restos de animales y plantas que vivieron en el pasado. De las decenas de millones de especies y los miles de millones de individuos solo unos pocos se han conservado como fósiles en el devenir de los tiempos geológicos. Huesos, dientes, troncos, impresiones de hojas, marcas de pisadas, son algunos de los registros más comunes. A veces se conservan esqueletos completos de peces, impresiones de piel o plumas como algunos dinosaurios o dinosaurios avianos, insectos en ámbar y hasta cuerpos congelados como los mamut de Siberia. Hay ejemplos de dinosaurios conservados en la arena roja de un desierto (Mongolia), megamamíferos enterrados en cenizas volcánicas (Nebraska) o los famosos animales de la Edad de Hielo conservados íntegros en un pozo de asfalto en Rancho de la Brea (California). Hay zonas de lagos de aguas tranquilas donde se han preservado algunos animales como peces, aves, anfibios, plantas e insectos que conservan hasta los más mínimos detalles anatómicos. Son como una foto en la roca de los seres que les dieron origen. Estas preservaciones excepcionales reciben el nombre de "Lagerstatten" y son famosos los que conservan cuerpos blandos del Cámbrico inferior en Canadá (Burgess Shale), las calizas litográficas del Jurásico alemán con fósiles de Archaeopteryx o las calizas cretácicas de los chinos con dinosaurios avianos de Liaoning. La vida que vemos hoy es una imagen instantánea en el tiempo, pero esa vida tiene una profunda historia cuyas raíces se remontan a fines del período Hádico cerca de 4.000 millones de años atrás. Desde entonces la biósfera evolucionó de muchas formas diferentes para adaptarse a las grandes revoluciones climáticas, geológicas y cósmicas. Los restos fósiles y las rocas de los contienen son, además, la mejor prueba de cuáles fueron los ambientes en los que ellos vivieron. Nos ayudan a reconstruir los climas del pasado, las mutaciones de los ambientes, las épocas en que los mares avanzaron sobre los continentes, las grandes glaciaciones, los desiertos y un sinnúmero de cuestiones paleoecológicas. Son a su vez una ayuda indirecta en la búsqueda de recursos minerales y petróleo. Argentina fue famosa en el pasado por los descubrimientos de los grandes mamíferos extintos de las pampas. Los hallazgos de "gigantes" por los jesuitas, el megaterio de Fray Torres desenterrado en Lujan y que fuera estudiado por Cuvier en Francia y depositado en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, la descripción del Muñisfelis bonaerensis que describiera el médico y paleontólogo argentino Francisco Javier Muñiz y que resultara ser un "tigre diente de sable", los hallazgos de Dámaso Larrañaga y Charles Darwin, las faunas que exhumaron los hermanos Carlos y Florentino Ameghino, todo ello dio pie a que se estableciera una columna estratigráfica y de edades mamífero de los terrenos pampeanos y patagónicos. Las edades en base a mamíferos de Argentina sirvieron para establecer un patrón a nivel de América del Sur. Son las llamadas SALMA, sigla en inglés que significa "Edades de Mamíferos Continentales de América del Sur". El eje del interés cambió fuertemente a mediados del siglo XX con el hallazgo de ricos yacimientos de dinosaurios en Ischigualasto (San Juan) y en la Patagonia. Hoy la Argentina está considerada como la meca mundial en el estudio de los dinosaurios luego de que se descubrieran, entre otros, los mayores dinosaurios carnívoros (Giganotosaurus) y herbívoros (Argentinosaurus, Patagotitán) del mundo. A ellos hay que sumarles los dinosaurios más viejos en Ischigualasto y los que vivieron contemporáneos a la gran extinción de fines del Cretácico, junto a decenas de dinosaurios singulares como el Carnotaurus (carnívoro con cuernos como un toro), Mussasaurus (dinosaurio ratón), Eoraptor (el viejo raptor), Saltasaurus (herbívoro acorazado salteño), por mencionar solo algunos. Los estudios paleontológicos modernos tuvieron como pilares a figuras como Rosendo Pascual y José Bonaparte, junto a una pléyade de discípulos, que ampliaron grandemente el estudio de mamíferos y dinosaurios en la República Argentina.

 También son importantes los estudios que se realizaron sobre las floras fósiles del país especialmente por Federico Kurtz, Sergio Archangelsky y Rafael Herbst. Y lo mismo en el rico campo de los invertebrados fósiles de todos los tiempos geológicos presentes en la Argentina donde destacan figuras como Horacio Harrington, Armando Leanza, Juan Carlos Turner (graptolites), Horacio Camacho, Alberto Riccardi (amonites), Gilberto Aceñolaza, Juan Luis Benedetto, Beatriz Aguirre Urreta y una pléyade de investigadores jóvenes que se desempeñan hoy en las universidades argentinas o en el Conicet. Salta es también una provincia con ricos yacimientos fosilíferos. El cerro San Bernardo, al este de la ciudad, es un valioso reservorio paleontológico de los mares de comienzos del período Ordovícico. En sus rocas se han encontrado trilobites, graptolites, braquiópodos, bivalvos, gasterópodos, microfósiles, entre otros restos de las faunas de invertebrados del paleozoico inferior en excelente estado de preservación. Las ranas fósiles de edad cretácica en Puente Morales y los peces miocenos de la Quebrada de la Yesera, ambos sobre la ruta a Cafayate, son también ejemplos de notable preservación fosilífera. A ellos deben sumarse los frecuentes hallazgos de Yacoraite. Entre los hombres y mujeres que estudiaron las faunas fósiles, con sede en la propia Salta, merecen destacarse Amadeo R. Sirolli, Rodolfo Parodi Bustos, Juan Luis Benedetto, Teresa Sánchez de Benedetto, Margarita Toro, Susana H. Malanca, María Cristina Moya, Julio A. Monteros, Rosa A. Marquillas, Vanina López de Azarevich y más recientemente Josefina Aris, Gerardo Zacharias, Gabriel A. Diez Gómez, Emilio J. Eveling, Olga Martínez, Carlos A. Scanferla, Ana N. Zimicz e investigadores jóvenes de la Universidad Nacional de Salta y el Conicet (Ibigeo, CEGA). Tal vez se pueda comprender el valor del estudio de los fósiles y de la filosofía de la paleontología tomando como referencia una frase del sabio francés George Cuvier quien en 1812 expresaba: “Y el hombre, a quien ha sido concedido solo un instante de presencia sobre la Tierra, tendría (de ese modo) la gloria de reconstruir la historia de miles de siglos que precedieron a su existencia y de los miles de seres que no fueron con temporáneos suyos”. 

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