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Menos pasión, más sentimiento

Lunes, 16 de octubre de 2017 00:00

El Himno Nacional, un verdadero sentimiento patrio, un orgullo que a través de las generaciones se fue manteniendo, hoy atraviesa una mutación, que a muchos argentinos no le gusta.

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El Himno Nacional, un verdadero sentimiento patrio, un orgullo que a través de las generaciones se fue manteniendo, hoy atraviesa una mutación, que a muchos argentinos no le gusta.

Basta con escuchar cada encuentro de la selección, en donde además los jugadores no lo cantan, se destaca el inusual y cada vez más característico método que utilizan los hinchas de fútbol.

En esas postales, el "Oíd mortales se cambió por un Ooo Ooo Ooo, siguiendo el ritmo de la música, además el silencio y el respeto que impone su entonación se modificaron por saltos exultantes y muchas veces provocativos.

Aquellos que aprendieron a respetarlo desde el inicio de la escuela primaria con maestras que dominaban el aula con la mirada, son los mismos que todavía se detienen cuando van caminando y escuchan el Himno en un acto, por más simple que sea. Inclusive comparten esa misma devoción cuando sienten la canción patria "Aurora" o la nostalgia se adueña en las estrofas de la "Marcha de Las Malvinas".

Esa parte de la "grieta", es la que hoy mira con asombro, cómo al igual que el peso, por propio avance del tiempo, parece devaluarse cada vez más.

Bastaría con decir que a lo largo de la historia la canción patria se fue acortando y modificando significativamente. La versión original de la canción patria contaba con 10 estrofas y duraba aproximadamente 20 minutos.

Sin embargo, fue modificada por diferentes gobiernos que suavizaron su contenido revolucionario y cortaron las partes que ofendían a otros países.

El día sábado en la antesala de la pelea de Omar Narváez con el ruso Nikolai Potapov, la sorpresa, más allá de la andanada de golpes del argentino, fue escuchar a Raúl Lavie interpretar de manera completa el Himno Nacional a capella. Alguno se atrevió a cantar, pero el respeto fue general y el silencio conmovedor.

Era una velada boxística con público heterogéneo.

En rugby pasa algo similar, los "Pumas", emocionados, entonando con pasión la canción patria, mientras en las tribunas, existen actitudes aisladas. Así también se sucede en otros deportes.

Alberto Borrini, en una nota del diario La Nación sostiene: "La inspiración patriótica original comenzó a tambalear hace algún tiempo debido a la intolerancia y el fanatismo que suelen llevar a deplorables excesos como la falta de respeto por los sentimientos de los rivales, y la exacerbación de una violencia latente que estalla, sin freno y muchas veces sin castigo, con el frenesí destructor de los barrabravas".

La introducción del Himno se coreó en masa, según el uso y la costumbre que las tribunas de fútbol aportaron últimamente al protocolo de las canciones patrias. La parte que tiene letra se cantó con menos enjundia que la parte que no la tiene, lo que no deja de ser paradójico.

Estas transformaciones, producto de lo popular, les dan la razón una vez más a los que opinan que el fútbol no ayuda nunca a pensar, que existe más bien para impedirlo.

 

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