Nada queda ya de las antiguas vidrieras en las que hace una década se podía encontrar lo último en electrodomésticos y muebles para el hogar. Ahora las ratas y demás alimañas se mueven con total tranquilidad por lo que fueron los marcos de la vidrieras, donde se sientan los chicos que esperan el colectivo a la salida de la escuela.
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Nada queda ya de las antiguas vidrieras en las que hace una década se podía encontrar lo último en electrodomésticos y muebles para el hogar. Ahora las ratas y demás alimañas se mueven con total tranquilidad por lo que fueron los marcos de la vidrieras, donde se sientan los chicos que esperan el colectivo a la salida de la escuela.
Entre sus mochilas se suben algunos de los roedores que tomaron el edificio, que ahora tiene los ventanales cubiertos con placas de madera para impedir que entre gente a dormir.
Así lo cuentan los vecinos de este edificio que -en su mayoría- se dedican a la producción y comercialización de alimentos. A menos de cinco metros del cuestionado local, sobre la avenida San Martín, se ubica el primer ingreso a los locales gastronómicos del mercado municipal.
Sobre la vereda del edificio abandonado, un vendedor de churros y otro de pochoclos no dudan en tentar a grandes y a chicos con sus productos.
La paredes del no tan viejo edificio lucen una pegatina sobre otra, manchas de pegamentos y otros fluidos de los que ya no se puede determinatr el origen.
En la vereda del frente, los responsables de un local de tarjetas de crédito, otro de venta de celulares, una colchonería, una casa de comidas y una carnicería advierten que la situación está fuera de control.
"La gente pasa y parece que no ve lo que tiene al frente o no quieren mirar. A veces ni se dan cuenta de que las ratas corren entre medio de sus pies", dice María, que atiende un local comercial de la zona. Gabriela trabaja frente a un quiosco de revistas, en una de estas esquinas.
"Estoy cansada de ver cómo roban celulares, carteras, bolsas de las compras y nadie hace nada. Hasta hace poco, una de las maderas que cubre los ventanales estaba rota y por allí se metían los ladrones para ocultarse. Incluso hay gente que dormía allí, es un peligro para su salud y para todos", expresa la mujer preocupada mientras señala la esquina decadente.
En busca de explicaciones sobre lo que ocurre en una de las esquinas comerciales más transitadas de Salta, El Tribuno se dirigió a los voceros del Ministerio de Seguridad y de Salud. En ambos casos, los encargados destacaron que la Provincia no puede hacer nada.
Respuestas
Desde el área de Seguridad destacaron que si no existe una denuncia por parte del dueño del local no pueden actuar. "Como es privado solo se puede intervenir ante una denuncia y una orden. Recién entonces se puede ver qué hacer", explicó una vocera.
Consultada sobre las denuncias de los vecinos que advierten de la presencia de delincuentes que se refugian en este edificio luego de perpetrar sus robos en las paradas de colectivos de la zona, y la posibilidad de registrar estos hechos por la cámaras de seguridad de la zona, expresaron que los equipos enfocan a la vía pública en general y no sobre un ángulo específico. "No se puede disponer una búsqueda específica si no hay una orden judicial", reiteraron.
Desde el Ministerio de Salud adelantaron que esta cartera puede sugerir las medidas a tomar para evitar la proliferación de enfermedades a causa de la invasión de roedores, pero observaron que no cuentan con la facultad de actuar, ya que esto es una responsabilidad municipal.
Benjamín Cruz, subsecretario de Políticas Ambientales de la Municipalidad de la ciudad de Salta, confirmó que el área ya realizó la segunda intervención, como indican los procedimientos, para reclamar y advertir a los dueños del espacio.
En diálogo con El Tribuno, Cruz destacó que hace 30 días se llevó adelante la primera intervención que estipula la notificación a los propietarios del edificio. Pasados 15 días, se realizó la segunda notificación y, ante la ausencia de respuestas, el caso pasó al Tribunal de Faltas. "Al parecer a los propietarios de este espacio no les importa las multas que ya están previstas, por lo que el Tribunal de Faltas deberá enviar este caso a la fiscalía que corresponda", destacó el funcionario municipal.
La acciones de Políticas Ambientales se llevaron adelante luego de una serie de denuncias presentadas por los vecinos de la zona que advierten sobre los riesgos de salubridad que representa este edificio tomado por los roedores.
Cruz destacó que este caso se está siguiendo de cerca, a la espera de una pronta solución, teniendo en cuenta que el edificio se encuentra en una zona céntrica, que colinda con el mercado San Miguel, y que por esas cuadras circula un gran número de peatones cuya salud está en riesgo.