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Mapuches, el otro país

Lunes, 23 de octubre de 2017 00:00

La experiencia de los chilenos con el pueblo mapuche, dejó profundas grietas, producto de encuentros violentos y actitudes basadas, principalmente en reconocimientos ancestrales.

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La experiencia de los chilenos con el pueblo mapuche, dejó profundas grietas, producto de encuentros violentos y actitudes basadas, principalmente en reconocimientos ancestrales.

Chile ganó esa batalla, pero el Gobierno debió esforzarse bastante para controlarlos, inclusive todavía se recuerda la muerte del matrimonio británico en manos de un grupo violento.

Facundo Jones Huala, uno de los líderes está hoy detenido, pero sus cuadros propagan el ámbito de violencia como principal estandarte. Centró en ella como enemigos a terratenientes extranjeros, latifundistas y productores agropecuarios, endilgándole al huinca (hombre blanco que daña) el despojo de sus tierras.

A raíz de sus desmanes, en la Justicia de nuestro país se suman más de 70 causas penales vinculadas a la agrupación fundada por Huala, Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), la rama más violenta de la etnia.

Los delitos van desde privación ilegítima de la libertad y simulacro de fusilamiento a incendios en puestos de estancia y plantaciones forestales. Hasta la destrucción de un emblema patagónico, como es la legendaria Trochita. Destaca el diario La Nación en un informe publicado en agosto de este año que desde el 2015, el tren a vapor debió reducir de 402 a 25 kilómetros su histórico recorrido por la obstrucción y el corte de sus vías.

Hoy los distintos actos de violencia son evidentes, algunos llegando a lo incomprensible, porque pareciera que buscan constituir otro territorio, independiente a las leyes argentinas.

Las pruebas están a la vista: el ingreso de cualquier persona a sus dominios o a la "tierra sagrada" como la denominan debe ser autorizado por ellos, inclusive palpando a los que ingresan. Ver la fotografía requisando a personal de Gendarmería, atacando a funcionarios, empujando, desafiando con absoluta impunidad, es preocupante.

Hasta ahora no se conoce la explicación oficial de cual es el motivo ni porque el juez Guido Otranto, ni el Ministerio de Seguridad dispusieron el rastrillaje en el interior de esas 1.500 hectáreas, aún cuando los perros olfateaban que el rastro del joven Santiago Maldonado se perdía hacia esa zona, cruzando el río. Si esto hubiese ocurrido, habría sido más corto el camino para llegar al esclarecimiento del paradero del infortunado joven.

Hoy, el escenario se complicó y cualquier manifestación va acompañada de violencia. Encapuchados, armados y con tal dosis de agresividad que no respetan leyes ni autoridades. Se enfrentan a las fuerzas de seguridad sin temor y los piqueteros y encapuchados de la 9 de Julio son simples "nenes de pechos", que hoy deben sentirse muy acomplejados.

Rodolfo Casamiquela, antropólogo y paleontólogo argentino es célebre por su descubrimiento y estudios sobre antropología de La Pampa y la Patagonia. Casamiquela, era frecuentemente escrachado por activistas mapuches, afirmaba que ellos no tienen interés en la cultura indigenista, sino que son más bien "piqueteros" violentos. El investigador siempre luchó por salvar del olvido la lengua del pueblo tehuelche. Esto le preocupaba más que los escraches. Decía con mucha razón: "Si se definen como mapuches, son chilenos, y si son chilenos, no tienen derecho sobre la tierra argentina".

 

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