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En contra de una Cuba dependiente de la URSS

Ernesto Guevara no acordaba con la idea de una Cuba satelite de la Unión Soviética.
Sabado, 07 de octubre de 2017 21:59


Ernesto Guevara, que tras el triunfo de la revolución cubana fue designado responsable de la cartera de Industria del nuevo gobierno revolucionario, siempre tuvo en claro que su función era la de servir al pueblo y no hacer uso del poder para su propio beneficio.
“El Che se fue de Cuba porque no acordaba con la línea programática que finalmente triunfó en la revolución, pero nunca estuvo enemistado con Fidel”, afirma el historiador Luis Cossio. 
“Guevara siempre fue el ala izquierda de todo un proceso revolucionario, aunque él en esos momentos no llegaba a sacar las conclusiones de la importancia de las masas como elemento activo de la revolución. Y, en ese sentido, siempre su planteo de la guerrilla fue separado de una organización de la clase obrera”, sostiene Julio Quintana, diputado provincial por el Partido Obrero salteño. 

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Ernesto Guevara, que tras el triunfo de la revolución cubana fue designado responsable de la cartera de Industria del nuevo gobierno revolucionario, siempre tuvo en claro que su función era la de servir al pueblo y no hacer uso del poder para su propio beneficio.
“El Che se fue de Cuba porque no acordaba con la línea programática que finalmente triunfó en la revolución, pero nunca estuvo enemistado con Fidel”, afirma el historiador Luis Cossio. 
“Guevara siempre fue el ala izquierda de todo un proceso revolucionario, aunque él en esos momentos no llegaba a sacar las conclusiones de la importancia de las masas como elemento activo de la revolución. Y, en ese sentido, siempre su planteo de la guerrilla fue separado de una organización de la clase obrera”, sostiene Julio Quintana, diputado provincial por el Partido Obrero salteño. 

 

 

Un hombre pensante 
“El Che Guevara evolucionó hasta el final de sus días, esto es algo que muchos políticos deberíamos valorar. Fue cambiando de idea al calor de su firme convicción de que la lucha por la liberación de los pueblos latinoamericanos no podía encorsetarse en un esquema teórico preconcebido. Si bien llevó la guerrilla como modo de cambio a El Congo, Argel y Bolivia, él siguió reflexionando y sacando conclusiones. Fue el primero que criticó los límites de los acuerdos de la reciente revolución cubana con la burocracia soviética”, dice Quintana.
“Existe la tendencia a identificar al comunismo solamente con la versión soviética. Guevara no estaba de acuerdo con esto y rechazó el modelo soviético de dominación sobre los países que estaban en proceso de descolonización. Esto se observa en su propuesta como ministro de Industria, en la que propiciaba salir del monocultivo azucarero, diversificar la producción agrícola y crear una industria liviana. Pero su línea de pensamiento no fue escuchada, quedando Cuba bajo la influencia de la burocracia soviética, que volvió a condicionar la economía cubana de tipo unilateral y monocultivo en función de los acuerdos comerciales por petróleo y maquinaria obsoleta que le podía ofrecer la Unión Soviética”, sostiene Julio Quintana. “Guevara se va con la idea de que, si no había una internacionalización de la revolución cubana, ésta sucumbiría”, agrega. 
“Sin embargo el Che sabía que al transformarse Cuba en un estado satelital de la URSS, la exportación de la revolución no tendría apoyo. No obstante, organizó detalladamente y emprendió la travesía revolucionaria que terminaría con su vida”, plantea el diputado.
Tras la Conferencia de Punta del Este desarrollada entre el 5 y el 17 de agosto de 1961, Ernesto Guevara cruzó el charco y se encontró en una reunión de carácter “secreto” con el presidente argentino Arturo Frondizi. Cuba, que ya había expropiado los ingenios azucareros norteamericanos, a través de Guevara fija su posición revolucionaria. 
“Ambos países estaban en dificultades, Cuba estaba a punto de ser expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA), y Argentina estaba en un delicado equilibrio entre alinearse a favor de la expulsión de Cuba pero sin aparecer como servil a los intereses americanos. A pesar de ser una reunión formal en muy buenos términos, no llegaron a ningún acuerdo. Sin embargo, fue uno de los hechos que le costarían a Frondizi su presidencia”, analiza Quintana.
 

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