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Memoria por la Verdad y la Justicia

Opinión. Por Javier Cornejo
Viernes, 24 de marzo de 2017 00:00

El significado y trascendencia del 24 de marzo de 1976, encuentra en el Dr. Julio González una precisa contextualización del golpe de Estado en el proceso histórico argentino. González era secretario técnico de la Presidencia en ese momento y debió soportar siete años de injusta reclusión en el penal de Magdalena. En sus obras: La Involución Hispanoamericana de Provincias de las Españas a Territorios Tributarios. El caso Argentino 1711-2010 y M 76 Motivos y Pretextos del Asalto a la Argentina contribuye al conocimiento de la verdad, que fuera ampliamente deformada y manipulada.

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El significado y trascendencia del 24 de marzo de 1976, encuentra en el Dr. Julio González una precisa contextualización del golpe de Estado en el proceso histórico argentino. González era secretario técnico de la Presidencia en ese momento y debió soportar siete años de injusta reclusión en el penal de Magdalena. En sus obras: La Involución Hispanoamericana de Provincias de las Españas a Territorios Tributarios. El caso Argentino 1711-2010 y M 76 Motivos y Pretextos del Asalto a la Argentina contribuye al conocimiento de la verdad, que fuera ampliamente deformada y manipulada.

Masacre y destrucción industrial 

Del sanguinario escarmiento que pretendió ser lo que fue en realidad un asalto al poder, entre 1976-1983, se conoció la masacre: muertos, desaparecidos, apropiados, exiliados y detenidos.
Muy poco se difundió, y casi nada se estudió de la aniquilación de las “herramientas” para el trabajo de los argentinos: la destrucción industrial. Paralelamente se instituyó la sumisión a perpetuidad al cepo de deuda externa. 
En esta tendencia, la complicidad de los gobiernos democráticos siguientes, hasta nuestros días, adquirió una relevancia que perfeccionó la devastación del proceso militar. Tal el caso de la dupla Menem - Cavallo, que convirtió el desmantelamiento industrial en virtual política de Estado, hoy devenida en conversión de la Argentina de las “chimeneas” a una regresión agropastoril sin valor agregado de ningún tipo. 
El 4 de junio de 1943 comenzó a forjarse un Estado argentino de valores agregados: minería, tecnificación agropecuaria, industrial, tecnológica, científica, marítima y aérea. Sin deuda externa. 

El hecho maldito 

El 24 de marzo de 1976 no fue la simple sustitución de un gobierno por medio de un golpe de Estado sino la fractura y aniquilamiento, es decir, la reducción a la nada, de una estructura jurídica, económica, industrial, tecnológica y científica que había gestado el Sur de la América del Sur en su progresión al techo mundial antártico. 
Una población que a partir de 1945 se organizaba como una nación y como un Estado nunca previsto por los númenes de la geonomía o geoeconomía. Es decir, algo económicamente impensado, que solo tenía el precedente de pensadores e idealistas permanentemente silenciados.
 Lo más increíble fue que esta estructura innovadora tuvo por artífice a un general que actuando, con un método “bonapartista”, forjó una “economía para la defensa” en lugar de privilegiar, como era usual en Latinoamérica, a un sector de la economía enfrentado con otro. 
El 24 de marzo de 1976 se inició el aniquilamiento del programa que en esos años se sintetizaba en dos palabras: “Liberación o dependencia”.
“Liberación” que el imperio dominante hasta nuestros días no podía tolerar bajo ningún aspecto.
Desarrollando una acción de promoción del golpe que hizo pública sin ambages, tal como leemos en el Informe de Lord Franks, Presidente de la Comisión de Consejeros Privados de la Reina Isabel II,(con el título “Fakland Islands Review publicado por el Diario la Nación el 2 abril 1989):
“Enero 22-1976: los comandantes del Ejército y de la Armada son contrarios a aprobar cualquier medida militar susceptible de facilitar el mantenimiento en el poder del régimen de la Sra. de Perón. Si bien es posible que se establezca una corta tregua, es previsible la toma de nuevas medidas contra los intereses británicos bajo la forma de un aumento de presión hostil, tanto política como económica”.
Así se constata que toda obra de defensa del patrimonio nacional y del bienestar del pueblo argentino es una hostilidad hacia Gran Bretaña. 
Hechos concretos de defensa soberana efectuados en los años precedentes, que difieren sustancialmente de la cosmética verbal nacionalista del gobierno kirchnerista. 
Hasta este marzo de 2017 asistimos, desde hace 41 años, a la “progresión geométrica”, la aceleración de la entrega territorial y la disgregación del pueblo argentino, sin solución de continuidad, con el propósito de lograr la entrega sumisa de un territorio pleno de recursos naturales y libre de ocupantes.
 

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