No solo la economía, sino la política internacional se encuentran frente a un océano de incertidumbre. Donald Trump y su equipo encarnan un brote de super populismo desde, justamente, el corazón del espíritu republicano. Sus posiciones ponen en riesgo valores de solidaridad, tolerancia, respeto por los derechos humanos y hasta la misma racionalidad en el análisis de los hecho objetivos. Sus primeros pasos generan dudas sobre las futuras relaciones con China y Rusia, abren peligrosos flancos en Medio Oriente y arrojan alarma para el futuro de Europa.
No es aventurado afirmar que, de continuar aplicando medidas ya bien conocidas por todos nosotros - que estos esfuerzos mundiales realizados hasta ahora por el país del norte, con la claudicación de Washington, dejarán como único referente al segundo país en importancia económica y comercial en el mundo, que es China.
Con notables reflejos y aprovechando el vacío geopolítico, el presidente Xi Jinping mostró en el Foro de Davos su intención de levantar las banderas del libre comercio, la globalización, y la libertad financiera, los mismos principios que resignó Estados Unidos. Así, Beijin dio el puntapié inicial para liderar la nueva economía global.
Mito y realidad del mundo global
En 1970 teníamos 7.000 compañías multinacionales, ya en 1990 eran 24.000 y hoy existen 110.000 de las cuales el 25% de las empresas que exportan en el mundo son Pymes, realmente un fenómeno hasta ahora inédito.
No es mi intención marearlos con números, pero es importante que sepamos que la integración en el mundo cada vez es más importante y que el 25% del consumo privado está compuesto por productos importados y que el 28% del valor de las exportaciones que realizan los países, son componentes importados.
Este nuevo orden económico internacional ha generado grandes desequilibrios Y provocó la relocalización en países con bajo costo de mano de obra de las industrias manufactureras, generando un proceso de desindustrialización y aumento de la desigualdad social en los países que podríamos llamarlos del primer mundo. Ahora debemos tener presente que cada vez será mayor la cantidad de personas cuyos trabajos serán obsoletos provocado por la robotización y la inteligencia artificial.
Uno de los temas más importantes tratados en el último Foro de Davos fue la discusión y determinación de los efectos que generaron estos cambios en la producción y el compromiso de buscar un nuevo paradigma para resolver estos desequilibrios.
La globalización en EEUU
El éxito de las compras y ventas on line (Mercado Libre, Amazon, Embay, etcétera) produce cada vez más desocupados en el mundo, explica que el comercio y los servicios no crecerán como lo puede hacer la industria y el campo, y es justamente a estos sectores hacia donde apunta el gobierno de Trump para que la industria manufacturera vuelva a su territorio.
Recordemos que a partir de la década de los 70, después de la crisis del petróleo, EEUU decidió tercerizar la producción de bienes porque no tenía suficiente energía para consumir y producir; no figuraban las energías alternativas en la proporción que hoy son utilizadas, se adicionaba así un alto valor del capital, en un mundo que no estaba saturado de dólares.
La realidad de los Estados Unidos en particular hoy es distinta: tienen energía suficiente, la robótica permite reducir costos en personal en forma significativa aumentando su productividad y son muy bajos los costos del dinero y la distribución.
El "just in time" cambio los hábitos de distribución y fabricación acercando la producción a los centros de consumo, esto permite modificar muy rápido los diseños de los mercados, cada vez más exigentes.
Se estima que existen inversiones de norteamericanos en el mundo cercanas a los 2 billones de dólares; por todas estas razones, la era Trump apuesta a reindustrializar este país, decisión considerada estratégica analizando el futuro y los hábitos de producción y consumo que vienen.
Cerrar la frontera con México
Hoy, el mercado manda
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No solo la economía, sino la política internacional se encuentran frente a un océano de incertidumbre. Donald Trump y su equipo encarnan un brote de super populismo desde, justamente, el corazón del espíritu republicano. Sus posiciones ponen en riesgo valores de solidaridad, tolerancia, respeto por los derechos humanos y hasta la misma racionalidad en el análisis de los hecho objetivos. Sus primeros pasos generan dudas sobre las futuras relaciones con China y Rusia, abren peligrosos flancos en Medio Oriente y arrojan alarma para el futuro de Europa.
No es aventurado afirmar que, de continuar aplicando medidas ya bien conocidas por todos nosotros - que estos esfuerzos mundiales realizados hasta ahora por el país del norte, con la claudicación de Washington, dejarán como único referente al segundo país en importancia económica y comercial en el mundo, que es China.
Con notables reflejos y aprovechando el vacío geopolítico, el presidente Xi Jinping mostró en el Foro de Davos su intención de levantar las banderas del libre comercio, la globalización, y la libertad financiera, los mismos principios que resignó Estados Unidos. Así, Beijin dio el puntapié inicial para liderar la nueva economía global.
Mito y realidad del mundo global
En 1970 teníamos 7.000 compañías multinacionales, ya en 1990 eran 24.000 y hoy existen 110.000 de las cuales el 25% de las empresas que exportan en el mundo son Pymes, realmente un fenómeno hasta ahora inédito.
No es mi intención marearlos con números, pero es importante que sepamos que la integración en el mundo cada vez es más importante y que el 25% del consumo privado está compuesto por productos importados y que el 28% del valor de las exportaciones que realizan los países, son componentes importados.
Este nuevo orden económico internacional ha generado grandes desequilibrios Y provocó la relocalización en países con bajo costo de mano de obra de las industrias manufactureras, generando un proceso de desindustrialización y aumento de la desigualdad social en los países que podríamos llamarlos del primer mundo. Ahora debemos tener presente que cada vez será mayor la cantidad de personas cuyos trabajos serán obsoletos provocado por la robotización y la inteligencia artificial.
Uno de los temas más importantes tratados en el último Foro de Davos fue la discusión y determinación de los efectos que generaron estos cambios en la producción y el compromiso de buscar un nuevo paradigma para resolver estos desequilibrios.
La globalización en EEUU
El éxito de las compras y ventas on line (Mercado Libre, Amazon, Embay, etcétera) produce cada vez más desocupados en el mundo, explica que el comercio y los servicios no crecerán como lo puede hacer la industria y el campo, y es justamente a estos sectores hacia donde apunta el gobierno de Trump para que la industria manufacturera vuelva a su territorio.
Recordemos que a partir de la década de los 70, después de la crisis del petróleo, EEUU decidió tercerizar la producción de bienes porque no tenía suficiente energía para consumir y producir; no figuraban las energías alternativas en la proporción que hoy son utilizadas, se adicionaba así un alto valor del capital, en un mundo que no estaba saturado de dólares.
La realidad de los Estados Unidos en particular hoy es distinta: tienen energía suficiente, la robótica permite reducir costos en personal en forma significativa aumentando su productividad y son muy bajos los costos del dinero y la distribución.
El "just in time" cambio los hábitos de distribución y fabricación acercando la producción a los centros de consumo, esto permite modificar muy rápido los diseños de los mercados, cada vez más exigentes.
Se estima que existen inversiones de norteamericanos en el mundo cercanas a los 2 billones de dólares; por todas estas razones, la era Trump apuesta a reindustrializar este país, decisión considerada estratégica analizando el futuro y los hábitos de producción y consumo que vienen.
Cerrar la frontera con México
Hoy, el mercado manda
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