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El Che adolescente, un andariego del mundo que pasó también por Salta 

El libro del cordobés Horacio López Das Eiras relata la vida de Ernesto Guevara desde los 6 a los 26 años. A una edad temprana, llegó hasta estas tierras en bicicleta. 
Domingo, 19 de febrero de 2017 00:31
La familia Guevara-De la Serna en la pileta del Sierras Hotel. Foto gentileza Rosario González.

Por Carmen Petrini

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Por Carmen Petrini

El libro Rey de los caminos, Ernesto Guevara antes de ser el Che, ya está en Salta. Y entre sus páginas relata un viaje que hizo en bicicleta hasta tierra salteña. 
La obra, dinámica y amena, cuenta detalles muy ricos de la niñez del Che y de su familia y tiene testimonios de sus amigos, que lo pintan de cuerpo entero a este rey de los caminos, tal cual se definió él mismo en la dedicatoria a Chichina Ferreyra y Dolores Moyano, sus amigas, que escribió al pie de una foto que se sacó antes de realizar un viaje de más de 4.000 kilómetros que hizo en bicicleta y con el que llegó también a Salta: “A mis admiradoras cordobesas, rey de los caminos”. 
La obra del periodista cordobés Horacio López Das Eiras ya se puede encontrar en las librerías locales. Majo Liendro, productora de la editorial La Central Editora, visitó El Tribuno y contó el proceso de producción. “Con la excusa de los 10 años de la primera edición se decidió hacer una reedición”, contó Majo, pero en este caso “nosotros como editorial intervinimos en el diseño y le dimos más protagonismo a las fotos. Además, el autor también tuvo la oportunidad de agregar cosas que en la edición anterior habían quedado afuera”, dijo.

Prólogo de O’Donell
La médula de este libro está resumida en un pequeño párrafo del prólogo del historiador Pacho O’Donell que reza: “Este es un libro imprescindible (...) Nadie que quiera internarse en la vida y la obra de ese personaje extraordinario, ejemplar, magnético que fue el Che Guevara podrá prescindir de él. Porque bien sabemos que lo que somos en la adultez se debe a lo que fuimos en nuestros primeros años”. Y a eso se aboca este libro, al niño que con sus vivencias va gestando a quien sería un hombre fundamental en la Revolución Cubana, en América Latina y protagonista de la historia junto a los grandes líderes mundiales de la época. 
“En el libro, yo lo recibo al Che niño tosiendo, con un ataque de asma y lo despido decidido a embarcarse en la lucha armada en el año 1956 con Fidel Castro, cuando se sube al Granma”, dijo su autor, el periodista cordobés Horacio López Das Eiras quien conversó con El Tribuno y le contó la aventura de “desnudar al Che”. La meta del escritor fue reconstruir el día a día de Ernestito, “quería saber cómo era en la escuela, con sus compañeros de estudio, cómo era jugando” comentó López Das Eiras. Eso lo llevó a tener contacto con sus compañeros y amigos de la niñez y adolescencia con quienes compartió tiempo y aventuras. </SUBTITULO>Ernestito llega a Córdoba
“Aquella tarde de otoño de 1931, la criatura estaba a la miseria del asma y temerosos de que sucediera lo peor, Celia de la Serna y Ernesto Guevara Lynch decidieron que su hijo recibiera una fuerte dosis del clima seco de Córdoba. El padre fue a despedirlos a la estación, pero, al ver aquel cuadro desesperante, decidió comprar su boleto y viajar con lo que tenía puesto. De esta manera, acompañados por Celita, la hija de apenas un año, la familia arriba a una ciudad desconocida”, cuenta en su libro López Das Eiras. Luego de idas y vueltas, entre Córdoba, Buenos Aires y Villa Allende, y “después de cinco mudanzas en un año, los Guevara deciden por fin radicarse en Alta Gracia”. 
Cuando llegaron a esa localidad serrana su primer hogar fue el Hotel La Gruta, que se encontraba muy cerca del santuario de la Virgen de Lourdes. Un lugar demasiado tranquilo para la vida social a la que estaban acostumbrados los Guevara Lynch-De la Serna. Como un saludable pasatiempo y a modo de turista, Ernesto padre llevaba siempre colgada de su cuello una cámara de fotos Leika con la que retrataba la vida de sus hijos. Al poco tiempo contarían con una cámara de filmar Súper 8, tecnología de última generación para la época y con la cual se registraron escenas familiares encantadoras ahora transformadas en documento histórico. 
Los primeros meses vivían como turistas. Los Guevara no perdían las esperanzas de retornar a Buenos Aires, pero la salud de Ernestito no se lo permitía. Finalmente, la familia, gracias a los buenos oficios de un amigo, Fernando Peña, alquila “la casa de los fantasmas”, como se conocía en el pueblo a Villa Chichita, “una casona con cuerpo de castillo amarillento, que de solo verla provocaba escalofríos”, cuenta el autor. A los Guevara la casa les resulta estupenda, de bajo costo y deciden alquilarla, de los fantasmas... ni noticias. 

 

La aventura de buscar al pequeño Ernesto Guevara

Diez años le llevó al autor, Horacio López Das Eiras, trabajar el libro. 

El autor conversó con El Tribuno para contar cómo fue su experiencia de adentrarse en la niñez de un personaje tan magnético como el Che.
¿Cómo surge la inquietud de indagar sobre la vida del niño Ernesto Guevara? 
Este libro comienza a gestarse en el año 95 con un artículo que saqué en La Voz del Interior que se llamaba el “Che cordobés”. Ahí recogí el testimonio de gente que lo había conocido en Alta Gracia porque en ese lugar estaba la fuente principal de información. Al hacer esa nota descubrí que había material para escribir más, entonces me largué a hacerlo. Continué la investigación en 1996 y lo presenté en el 2006. Me llevó 10 años. Ese primer libro se llamó “Ernestito Guevara, antes de ser el Che”, y 10 años después apareció La Central Editora y me ofreció reeditarlo haciéndole algunas modificaciones. Lo sacamos a fines del año pasado. 
Reconstruir la vida de un personaje sobre el que se ha escrito tanto debe haber sido muy laborioso... 
Me propuse como objetivo trabajar el personaje anterior al personaje de leyenda por más que este último es muy atractivo y muy interesante, pero yo me enfoqué en la fragua del Che y averiguando e investigando diríamos que lo primero que descubrí es que él vivió muchos años en Córdoba. En Alta Gracia, concretamente, estuvo 11 años y en Córdoba 5 años más. Son 16 años que incluye su colegio secundario de varones en el colegio Deán Funes, dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba. Desde 1942 a 1947 hizo el ciclo secundario ahí y después siguió su carrera de médico en la Universidad de Buenos Aires. Esos años también incluye su experiencia laboral en Vialidad Nacional. 
 

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