Durante más de tres meses una adolescente de 14 años estuvo desaparecida y su ausencia no causó demasiada preocupación.
Desde que el 11 de octubre de 2016 dejó de ir al lugar donde se alojaba, en el Centro de Inclusión Transitoria (CIT) Esperanza, hasta que volvió a ese hogar el 23 de enero pasado, no hubo grandes operativos, por no decir ninguno, para hallarla. Recién el 12 de enero se labró un oficio en el Poder Judicial para que su imagen sea difundida en los medios de comunicación y pueda ser ubicada. A este diario ese documento llegó un día después de que apareció la niña.
No era la primera vez que se iba del CIT, ubicado en la esquina de Junín y Rivadavia. En julio de 2016 también se había ausentado por dos días. Tampoco es la única que huyó de esa institución provincial, dependiente de la Secretaría de Niñez y Familia. Los partes policiales de los últimos años dan cuentan que varias adolescentes desaparecieron del mismo domicilio y luego fueron encontradas.
A ese dispositivo de contención son derivadas, por jueces o fiscales de la provincia, chicas de entre 13 y 17 años que sufrieron hechos de violencia intrafamiliar, abuso o abandono. En muchos casos padecen o padecieron adicciones. No es un centro de reclusión, pero las adolescentes tienen ciertas obligaciones, como ir a la escuela y mantener la higiene. Como en una casa familiar, pero en condiciones en que sus límites disciplinarios son muy difíciles de establecer.
En junio pasado, cuatro chicas del hogar Esperanza rompieron elementos y golpearon a una mujer policía que las custodiaba por otros hechos de violencia que se habían registrado. Tuvieron que maniatarlas para contenerlas y fueron trasladadas a la División de Protección al Menor y la Familia.
En enero del mismo año, a tres de las adolescentes también las demoraron por arrojar bloques de cemento a una operadora y a otra agente policial. En enero de 2014, en tanto, quemaron una de las piezas.
En el CIT regularmente hay entre cuatro a seis albergadas. Quedan a cargo de ellas dos operadores, a veces uno, por cada turno de ocho horas. Además, una psicóloga y una asistente social las visitan periódicamente.
Dos desaparecidos
En la capital salteña existen otros tres centros de inclusión transitoria para adolescentes. Hay uno más para mujeres en barrio Castañares, llamado Amanecer, y otros dos para varones: Encuentro (en villa Mitre) y Nazaret (Tres Cerritos).
En el último, están reportadas las desapariciones de dos jóvenes, según dio a conocer a El Tribuno el secretario de Niñez y Familia, Rodrigo Fernández. Explicó que para esos casos, al igual que en los otros, se activó un protocolo de búsqueda junto a la Policía.
"Los adolescentes generalmente vienen con una problemática también de consumo, entonces eso dificulta la contención. Venimos trabajando con fundaciones especializadas y con áreas del Gobierno para bajar la cantidad de casos de escape y lo estamos logrando", aseguró el funcionario.
Por su parte, Perla Velázquez, miembro del gremio ATE quien conoce a fondo las problemática de los CIT, sostuvo a este medio que "no funciona bien el tratamiento y seguimiento de los internados por falta de profesionales". Ante ese panorama, la dirigente dejó un interrogante que preocupa: "¿Qué futuro le ofrecemos a la sociedad con quienes se tienen que ir de los CIT cuando cumplen 18 años?".
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Durante más de tres meses una adolescente de 14 años estuvo desaparecida y su ausencia no causó demasiada preocupación.
Desde que el 11 de octubre de 2016 dejó de ir al lugar donde se alojaba, en el Centro de Inclusión Transitoria (CIT) Esperanza, hasta que volvió a ese hogar el 23 de enero pasado, no hubo grandes operativos, por no decir ninguno, para hallarla. Recién el 12 de enero se labró un oficio en el Poder Judicial para que su imagen sea difundida en los medios de comunicación y pueda ser ubicada. A este diario ese documento llegó un día después de que apareció la niña.
No era la primera vez que se iba del CIT, ubicado en la esquina de Junín y Rivadavia. En julio de 2016 también se había ausentado por dos días. Tampoco es la única que huyó de esa institución provincial, dependiente de la Secretaría de Niñez y Familia. Los partes policiales de los últimos años dan cuentan que varias adolescentes desaparecieron del mismo domicilio y luego fueron encontradas.
A ese dispositivo de contención son derivadas, por jueces o fiscales de la provincia, chicas de entre 13 y 17 años que sufrieron hechos de violencia intrafamiliar, abuso o abandono. En muchos casos padecen o padecieron adicciones. No es un centro de reclusión, pero las adolescentes tienen ciertas obligaciones, como ir a la escuela y mantener la higiene. Como en una casa familiar, pero en condiciones en que sus límites disciplinarios son muy difíciles de establecer.
En junio pasado, cuatro chicas del hogar Esperanza rompieron elementos y golpearon a una mujer policía que las custodiaba por otros hechos de violencia que se habían registrado. Tuvieron que maniatarlas para contenerlas y fueron trasladadas a la División de Protección al Menor y la Familia.
En enero del mismo año, a tres de las adolescentes también las demoraron por arrojar bloques de cemento a una operadora y a otra agente policial. En enero de 2014, en tanto, quemaron una de las piezas.
En el CIT regularmente hay entre cuatro a seis albergadas. Quedan a cargo de ellas dos operadores, a veces uno, por cada turno de ocho horas. Además, una psicóloga y una asistente social las visitan periódicamente.
Dos desaparecidos
En la capital salteña existen otros tres centros de inclusión transitoria para adolescentes. Hay uno más para mujeres en barrio Castañares, llamado Amanecer, y otros dos para varones: Encuentro (en villa Mitre) y Nazaret (Tres Cerritos).
En el último, están reportadas las desapariciones de dos jóvenes, según dio a conocer a El Tribuno el secretario de Niñez y Familia, Rodrigo Fernández. Explicó que para esos casos, al igual que en los otros, se activó un protocolo de búsqueda junto a la Policía.
"Los adolescentes generalmente vienen con una problemática también de consumo, entonces eso dificulta la contención. Venimos trabajando con fundaciones especializadas y con áreas del Gobierno para bajar la cantidad de casos de escape y lo estamos logrando", aseguró el funcionario.
Por su parte, Perla Velázquez, miembro del gremio ATE quien conoce a fondo las problemática de los CIT, sostuvo a este medio que "no funciona bien el tratamiento y seguimiento de los internados por falta de profesionales". Ante ese panorama, la dirigente dejó un interrogante que preocupa: "¿Qué futuro le ofrecemos a la sociedad con quienes se tienen que ir de los CIT cuando cumplen 18 años?".