Andrea Silvera - [email protected]
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En diciembre pasado, los frailes de la Misión San Francisco de la localidad de Pichanal, buscaban padrinos para el comedor de verano de la comunidad indígena ava guaraní, la campaña fue exitosa y no solo lograron el objetivo de asistir a los más pequeños, sino que con un poco más de ayuda podrán armar 800 mochilas para entregarles con los útiles necesarios para comenzar las clases.
Se estima que actualmente la comunidad ava guaraní, asentada en La Misión San Francisco, asciende a una población de 10.000 habitantes, en su mayoría pobladores rurales dedicados siempre a la labor de la tierra, trabajadores golondrinas, changarines, que quedan sin trabajo en época estival.
El padre Martín Caserta contó que el próximo martes se cierra el comedor de verano y esperan contar hasta ese día con una mochila para cada niño. “Ya tenemos 600 con un pack básico de útiles y tiene un costo de 330 pesos cada una”, dijo.
“Este año logramos con ayuda de mucha gente y del gobierno, abrir en el período de vacaciones el comedor de verano, es la época del año que más desempleo registra en esta zona”, manifestó el padre Martín Caserta.
Orgulloso de los logros obtenidos, el sacerdote franciscano expresó que conmueve la emoción de los padres de familia cuando agradecen la comida de cada día.
“Pasamos de un verano de hambre a un verano de encuentro, de fiesta y aprendizaje. Muchas veces las temporadas estivales son recordadas como meses fatales donde no hay nada para comer, pero ahora podrán recordar este verano de un modo distinto”.
Comedor de verano
La Misión San Francisco es uno de los barrios más grandes de la localidad de Pichanal. Ubicado en el cruce de las rutas 5, 34 y 50, por tercer año consecutivo, un grupo de voluntarios comandados por sacerdotes franciscanos trabajaron para conseguir a personas interesadas en apadrinar a más de 800 niños que fueron atendidos en el comedor de verano que finalizará a fines de febrero. La modalidad que se propuso a la comunidad a través de redes sociales y medios de comunicación es que una persona de forma voluntaria apadrine a un niño con una colaboración mensual de $330 (para una mochila con el pack de útiles), realizándose el aporte mediante un depósito en una cuenta corriente en pesos.
El comedor de verano funcionará hasta el próximo martes en la escuela N§ 4.738 Juan Pablo XXIII, de Misión San Francisco.
Gracias a la ayuda de tantos corazones generosos se abrieron las puertas a la solidaridad, más de 100 jóvenes voluntarios que ayudan a cuidar a los niños, madres y ordenanzas de la escuela que cocinan para ellos “gente de muchos lados que nos acompaña a lo lejos con su aporte y aliento”, expresó el Fray Caserta.
Desde el año pasado agregaron a este servicio un espacio con entretenimientos y juegos, es por ello que junto al Ministerio de Educación de la Provincia de Salta, a través de Escuela Abiertas, armaron actividades recreativas con un grupo de talleristas que lo transformaron casi en una colonia de vacaciones de lujo.
Profesionales solidarios
A partir de marzo la comunidad franciscana se convierte en complemento de la escuela, con actividades deportivas, y orquesta con instrumentos autocnos.
La Misión cuenta con más de 10 mil habitantes de escasos recursos de los cuales el 80% son niños que necesitan asistencia médica y nutricional.
Uno de los problemas es la precariedad en la salud de tantos niños que muchas veces no encuentran repuesta en el sistema de salud que ofrece la localidad de Pichanal ya que la demanda es mucha para la cantidad de profesionales con la que cuenta el hospital Dr. Vicente Arroyabe
“Muchos no tienen asistencia médica, podemos acompañarlos si algunos profesionales pudieran colaborarnos”.