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Un abusador de menores casi fue linchado por vecinos en villa Floresta

Fue detenido tras la denuncia de la madre de dos hermanas. Atraía a los niños ofreciéndoles golosinas.“Tiene que pagar con cárcel todo el mal que les hizo”, manifestaron los ofuscados vecinos.
Sabado, 25 de febrero de 2017 00:00

“Es muy duro todo lo que mis hijas me contaron. Yo no puedo más”, alcanzó a decir a El Tribuno, en medio de un llanto desconsolado, la madre de dos chicas abusadas por un vecino, en villa Floresta.

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“Es muy duro todo lo que mis hijas me contaron. Yo no puedo más”, alcanzó a decir a El Tribuno, en medio de un llanto desconsolado, la madre de dos chicas abusadas por un vecino, en villa Floresta.

El jueves, una de las hijas de la mujer, de 18 años, decidió dejar atrás el miedo, romper con ese secreto que mantenía y librarse de años de tormentos. Le contó a su madre que había sido abusada durante cinco años por un vecino de 70 años.

El detonante fue que el individuo que había abusado de la joven ahora lo estaba haciendo con su hermana más pequeña, de tres años.

La joven recordó que cuando tenía seis años, su vecino, a quien todos conocen en el barrio como “Don Mario”, le daba caramelos, chupetines y hasta dinero. El sujeto hacía entrar en su casa a la niña y la sentaba en su pierna. Algunas veces le daba figuritas para recortar y aprovechaba ese momento para manosearla.

En otra oportunidad la llevó a una pieza y la hizo recostar sobre una cama grande donde la volvió a tocar y luego se le tiró encima. Esa vez estaba allí su hermano mayor, a quien el abusador mandó a buscar agua.

La joven estaba desesperada y quería escapar con su hermano pero el sujeto no la dejaba salir.

Los abusos se reiteraron a lo largo de cinco años hasta que la chica decidió no pasar nunca más cerca de la casa del individuo.

Posteriormente, una tarde, mientras la adolescente, ya en ese entonces de 11 años, andaba en bicicleta por el barrio, el abusador le hizo preguntas respecto a su sexualidad, pero ella lo ignoró.

La víctima aseguró que nunca contó nada por vergenza y que siempre cuidó a sus hermanitas y no permitió que se acerquen al depravado sujeto pero que el jueves, mientras estaba trabajando, el individuo abusó de su hermanita de tres años.

La joven y su madre denunciaron en la comisaría el jueves pasado al abusador y éste fue detenido por orden de la Fiscalía de Delitos contra la Integridad Sexual 1. Un allanamiento en busca de pruebas fue concretado en la vivienda del sujeto.

Justicia por mano propia

La noticia corrió como reguero de pólvora por las calles de villa Floresta. Pasadas las 22.30, varios vecinos enfurecidos fueron a la casa del abusador. Se trata de una casilla en extremas condiciones de pobreza y precariedad con un portón de madera y ligustros en el frente. Allí, los residentes de la zona le gritaron, lo insultaron y le arrojaron piedras. Intentaban lincharlo. La Policía intervino en resguardo del acusado, lo cual generó mayor enojo en lo vecinos y hubo enfrentamientos que incluyeron varios tiros sobre la avenida Delgadillo.

“Pedimos justicia y que este individuo pague con cárcel todo el mal que les hizo a lo largo de tantos años a las vecinas del barrio”, manifestó una vecina.

Una patrulla motorizada custodiaba ayer la avenida donde tuvo lugar la batahola. “Estamos aquí por prevención, para evitar más disturbios”, sostuvieron efectivos.

Acostumbraba a llamarlos

Todos los testimonios de vecinas de villa Floresta coinciden en que el abusador constantemente invitaba a niños a su casa a cambio de juegos, golosinas y que también tenía palabras inapropiadas y gestos obscenos con las niñas que iban a comprar a los negocios de la avenida principal o andaban en bicicleta.

“A mí me llamó mi prima para avisarme que este vecino había abusado de dos criaturas. Mi hijo que tiene siete años jugaba ahí, en la casa de él. Este hombre lo hablaba y él iba a jugar. Gracias a Dios a mi nene no le hizo nada. Hace un tiempo los vecinos comentaban que el tal Mario era atrevido con las mujeres y que había que tener cuidado con las nenas del barrio. Hace muchos años que él vivía aquí”, relató Micaela.

“Esto no nos sorprendió porque ya sabíamos cómo era él, pero nunca imaginamos que iba a llegar tan lejos”, agregó.

“Pobres criaturas. La realidad es que hoy en día no se puede confiar ni en los vecinos. Yo les digo siempre a las nenas del barrio que se cuiden y que pidan ayuda si necesitan”, dijo Paola, una vecina.

“Tenemos que tener cuidado. En este barrio la tranquilidad no existe. No podemos andar hasta muy tarde por las calles ni llevar celular. Más al fondo del barrio hay mayor peligro. Los chicos se juntan en las esquinas a tomar y pipear”, dijo Olga, otra residente de la barriada.

“Todos aquí sabemos que Mario era guaso y baboso. Siempre nos saludaba insinuándose y nosotras nos teníamos que cruzar de vereda y hacer de cuenta que no existe”, añadió una adolescente.

“Ahora entendemos que cuando este hombre invitaba a los nenes a su casa supuestamente para jugar, darles golosinas o juguetes, lo hacía para atraparlos y aprovecharse de ellos. Este abusador tiene que estar tras las rejas porque si le dan la libertad va a volver a hacerle daño a más niños”, dijeron.

“No queremos más víctimas”, finalizaron las vecinas.

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