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El reclamo docente y la marcha de la CGT anticipan semanas conflictivas

El Gobierno se prepara para enfrentar un marzo agitado y está convencido, que se trata de una movida del kirchnerismo y algunos sectores del peronismo. 
Lunes, 27 de febrero de 2017 09:00

Mauricio Macri se prepara para dar la pelea en semanas conflictivas en las calles y en las negociaciones paritarias salariales. Está convencido de que el kirchnerismo y algunos sectores del peronismo y del sindicalismo pretenden desestabilizar al Gobierno para que pierda en las elecciones del 22 de octubre y por ese motivo los enfrentará y no cederá ante ellos.
Altas fuentes oficiales dejaron trascender que el jefe del Estado considera que la ex presidenta Cristina Kirchner busca debilitarlo. Por esa pulseada política -y para mantener la pauta fiscal-, el Presidente se pondrá duro en la negociación salarial con los sindicatos estatales UPCN y ATE.
No se moverá del modelo de negociación acordado con la gobernadora María Eugenia Vidal con los estatales de su provincia: un tope de aumento del 18% con una cláusula gatillo que reabriría la negociación en caso de que los precios superen la meta inflacionaria del 17%. Los docentes no lo aceptaron, convocaron al paro para el 6 y el 7 de marzo y amenazan con no iniciar las clases. Vidal analiza fijar la suba por decreto.
El mismo modelo les pedirá Macri a las provincias: el aumento del gasto provincial siempre suele terminar pagándolo la Nación.
Pero el Presidente no intervendrá en las paritarias de los sectores empresarios. No pondrá objeciones a que cada sector negocie el porcentaje que le convenga, según publicó hoy La Nación. En la Casa Rosada comenzaron a analizar con preocupación la semana última la permanente convocatoria de organizaciones sociales a organizar piquetes en la ciudad de Buenos Aires. Las amenazas piqueteras siguen en aumento.
Por otra parte, el lunes 6 de marzo los gremios docentes marcharán al Ministerio de Educación y la CGT lo hará el 7 a la Plaza de Mayo, con apoyo del PJ, del Frente Renovador y de la ex presidenta Cristina Kirchner. El reclamo formal son los despidos de enero y febrero.
En Balcarce 50 interpretaron que la adhesión de Cristina Kirchner a la marcha de la CGT terminará de politizarla y la vaciará de contenido sindical.
Según el Presidente, es una marcha política: lo peor de la crisis económica quedó atrás, estima. Repuntan la actividad, el empleo y los "brotes verdes" en la economía real. Pero el clima de malestar de la Casa Rosada quedó al desnudo con los comentarios de un asesor directo de Macri. "Los kirchneristas están desesperados por desestabilizar porque si nos va bien a los argentinos van muchos de ellos presos y no vuelven nunca más a desfalcar el Estado", dijo.

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Mauricio Macri se prepara para dar la pelea en semanas conflictivas en las calles y en las negociaciones paritarias salariales. Está convencido de que el kirchnerismo y algunos sectores del peronismo y del sindicalismo pretenden desestabilizar al Gobierno para que pierda en las elecciones del 22 de octubre y por ese motivo los enfrentará y no cederá ante ellos.
Altas fuentes oficiales dejaron trascender que el jefe del Estado considera que la ex presidenta Cristina Kirchner busca debilitarlo. Por esa pulseada política -y para mantener la pauta fiscal-, el Presidente se pondrá duro en la negociación salarial con los sindicatos estatales UPCN y ATE.
No se moverá del modelo de negociación acordado con la gobernadora María Eugenia Vidal con los estatales de su provincia: un tope de aumento del 18% con una cláusula gatillo que reabriría la negociación en caso de que los precios superen la meta inflacionaria del 17%. Los docentes no lo aceptaron, convocaron al paro para el 6 y el 7 de marzo y amenazan con no iniciar las clases. Vidal analiza fijar la suba por decreto.
El mismo modelo les pedirá Macri a las provincias: el aumento del gasto provincial siempre suele terminar pagándolo la Nación.
Pero el Presidente no intervendrá en las paritarias de los sectores empresarios. No pondrá objeciones a que cada sector negocie el porcentaje que le convenga, según publicó hoy La Nación. En la Casa Rosada comenzaron a analizar con preocupación la semana última la permanente convocatoria de organizaciones sociales a organizar piquetes en la ciudad de Buenos Aires. Las amenazas piqueteras siguen en aumento.
Por otra parte, el lunes 6 de marzo los gremios docentes marcharán al Ministerio de Educación y la CGT lo hará el 7 a la Plaza de Mayo, con apoyo del PJ, del Frente Renovador y de la ex presidenta Cristina Kirchner. El reclamo formal son los despidos de enero y febrero.
En Balcarce 50 interpretaron que la adhesión de Cristina Kirchner a la marcha de la CGT terminará de politizarla y la vaciará de contenido sindical.
Según el Presidente, es una marcha política: lo peor de la crisis económica quedó atrás, estima. Repuntan la actividad, el empleo y los "brotes verdes" en la economía real. Pero el clima de malestar de la Casa Rosada quedó al desnudo con los comentarios de un asesor directo de Macri. "Los kirchneristas están desesperados por desestabilizar porque si nos va bien a los argentinos van muchos de ellos presos y no vuelven nunca más a desfalcar el Estado", dijo.

Las protestas

Por su parte, el jefe de la Uatre (trabajadores rurales), Gerónimo "Momo" Venegas -macrista-, advirtió que ni Juan Carlos Schmid, ni Héctor Daer, ni Carlos Acuña, el triunvirato de la CGT, "saben para dónde van". Y afirmó que "Cristina está mandando gente, son la misma gente que estuvo fabricando pobres durante 12 años".
Sobre el jefe del Suteba, Roberto Baradel, señaló que "fue afín al gobierno anterior, estuvo muy ligado y eso lo pinta de cuerpo entero". En la Casa Rosada señalan que "los sectores sindicales estatales no perderán poder adquisitivo porque se negociará un aumento de 18%, un punto más que la meta de inflación, y con una cláusula gatillo por si se supera la meta".
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, analizó con su equipo el escenario de conflictividad social de marzo. "Evidentemente se comprueba lo que se sospechaba. Es un paro político en un año electoral. Después de un año difícil todas las variables de la economía muestran que lo peor ya pasó", dijo el ministro. Y añadió: "Hoy todos deberíamos acompañar este proceso de recuperación que está empezando y no poner palos en la rueda ni generar un clima en contra de la inversión y creación de nuevos puestos de trabajo".

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