El intendente de Salta capital, Gustavo Sáenz, ofrecerá mañana su segundo discurso de inauguración de sesiones del Concejo Deliberante en un año electoral en el cual el plan de obras de infraestructura estará en el centro de la agenda.
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El intendente de Salta capital, Gustavo Sáenz, ofrecerá mañana su segundo discurso de inauguración de sesiones del Concejo Deliberante en un año electoral en el cual el plan de obras de infraestructura estará en el centro de la agenda.
El déficit de infraestructura es el problema que reúne mayor consenso para ubicarse como el más urgente, desde el punto de vista urbanístico. Claro que no es simple caracterizarlo. Salta sufre un enorme deterioro de su red hídrica, ya obsoleta, que genera desgaste en el subsuelo y la superficie. Presenta demandas insatisfechas en los barrios periféricos, nuevos y llenos de carencias, y requiere recuperar el impulso que, hace una década, convirtió a la ciudad en un centro histórico y cultural de poderoso atractivo turístico.
Sáenz ya ha definido que su objetivo es tomar el toro por las astas en esta materia. Sus buenos vínculos con funcionarios nacionales y acuerdos sustanciales con el Gobierno provincial le permitieron disponer de un presupuesto suficiente para un plan que arrancó con obras en los barrios Gauchito Gil y Bicentenario, y proyectos inminentes en Floresta y Juanita.
Mañana abordará en detalle el proyecto de reforma global del soterramiento de cables y cambios en la circulación de taxis y ómnibus y, seguramente, explicará cómo se compatibilizan esas obras con las que deberán realizar para evitar las inundaciones y la erosión del subsuelo. También, se espera, el intendente detallará el cronograma tentativo para la recuperación de la ciudad de Salta como polo turístico regional, un proyecto que en los últimos años había ido resignando posiciones al limitarse a la mera folletería, sin inversión.
La ciudad descuidada
La tarea por delante es la de una restauración pesada. La recuperación del casco histórico de la ciudad fue un trabajo planificado y prolongado que convirtió a la plaza 9 de Julio, a las calles Caseros y Balcarce como espacios cuyo destino era el de corredor cultural, de enorme valor turístico. Hoy, el propósito de soterrar los cables y crear un centro de cultura popular en la antigua Palúdica recupera esos objetivos.
En paralelo, el desinterés por el plan turístico tuvo correlato en el deterioro del pavimento. La queja unánime de los vecinos de todos los barrios es el mal estado de las calles.
Numéricamente, el tema no es menor: hay tres mil cuadras, por lo menos, con pavimento deteriorado o, directamente, sin pavimento.