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Fiestas patronales distintas y llenas de historia

Martes, 07 de febrero de 2017 01:30
Desfile de gauchos frente a la Virgen de la Candelaria y San Pedro Nolasco.
La fiesta patronal de molinos es muy particular, una de las más vistosas y más llenas de historia de la provincia, tal vez.
Más allá de la cuestión religiosa, es una fiesta con características particulares, como la cuestión histórica de la "batida de banderas", famosa desde la época de la colonia, una costumbre venida del Alto Perú.
Esta tradición es una manera más de honrar a la Virgen de la Candelaria y a San Pedro Nolasco, los santos patronos de este pueblo de los Valles Calchaquíes.
Los encargados de llevar adelante este ritual son los "Alféreces de la Virgen" y consiste en hacer ondear sus estandartes con motivos familiares o religiosos, conservados por muchas generaciones en poder de las distintas familias, a modo de tributo, sumisión y fidelidad a los santos patronos.
La historia cuenta que antiguamente eran grupos de alféreces los que se turnaban para rendir cultos a los santos, un grupo por cada noche de la novena.
Pero en la actualidad solo quedan tres grupos de gauchos, de familias tradicionales de la localidad.
La tradición hace que cada grupo reciba una imagen de la Virgen copia de la que se venera en el pueblo, por algunos días en sus respectivos domicilios, que poseen un espacio reservado para tan magno acontecimiento.
Ese lugar o cuarto de la estancia familiar es adornada puntualmente con los estandartes de las familias, de sus apellidos o con banderas bordadas con motivos religiosos.
Luego, el día de la procesión, esos estandartes o banderas son batidos frente a la iglesia en señal de agradecimiento, devoción y fidelidad a la Virgen de la Candelaria y a San Pedro Nolasco, cada día 2 de febrero.
Aunque últimamente la fiesta se corre para hacerla coincidir con el primer domingo posterior al 2 de febrero para permitir la llegada de numerosos peregrinos y fieles de varias partes de la provincia. Por eso la celebración se llevó a cabo el pasado día cinco.

Otra fortísima tradición

Otra de las grandes tradiciones en este pueblo piadoso es la del cuidado y preservación del ajuar de la Virgen.
Por ello, la señora de Zuleta es actualmente la encargada de mantener el ajuar.
Esta piadosa mujer cuenta que fue su madre, la señora de Ramírez, quien desde muy pequeñita le enseñó los cuidados de la sagrada imagen de sus vestiduras y joyas que la adornan y por eso ella heredó esa responsabilidad de sus ancestros, lo que cumple con inmensa alegría y dedicación.
Por lo demás hay que decir que se trata de imágenes muy antiguas, que el pueblo ama y a las que rinde culto.
Cientos de vecinos y peregrinos participaron además, de las actividades culturales como el concurso de la empanada, el cierre de la colonia de vacaciones, de la cantata en honor a los santos patronos el sábado a la noche. El domingo, en tanto, se cumplió la procesión.
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La fiesta patronal de molinos es muy particular, una de las más vistosas y más llenas de historia de la provincia, tal vez.
Más allá de la cuestión religiosa, es una fiesta con características particulares, como la cuestión histórica de la "batida de banderas", famosa desde la época de la colonia, una costumbre venida del Alto Perú.
Esta tradición es una manera más de honrar a la Virgen de la Candelaria y a San Pedro Nolasco, los santos patronos de este pueblo de los Valles Calchaquíes.
Los encargados de llevar adelante este ritual son los "Alféreces de la Virgen" y consiste en hacer ondear sus estandartes con motivos familiares o religiosos, conservados por muchas generaciones en poder de las distintas familias, a modo de tributo, sumisión y fidelidad a los santos patronos.
La historia cuenta que antiguamente eran grupos de alféreces los que se turnaban para rendir cultos a los santos, un grupo por cada noche de la novena.
Pero en la actualidad solo quedan tres grupos de gauchos, de familias tradicionales de la localidad.
La tradición hace que cada grupo reciba una imagen de la Virgen copia de la que se venera en el pueblo, por algunos días en sus respectivos domicilios, que poseen un espacio reservado para tan magno acontecimiento.
Ese lugar o cuarto de la estancia familiar es adornada puntualmente con los estandartes de las familias, de sus apellidos o con banderas bordadas con motivos religiosos.
Luego, el día de la procesión, esos estandartes o banderas son batidos frente a la iglesia en señal de agradecimiento, devoción y fidelidad a la Virgen de la Candelaria y a San Pedro Nolasco, cada día 2 de febrero.
Aunque últimamente la fiesta se corre para hacerla coincidir con el primer domingo posterior al 2 de febrero para permitir la llegada de numerosos peregrinos y fieles de varias partes de la provincia. Por eso la celebración se llevó a cabo el pasado día cinco.

Otra fortísima tradición

Otra de las grandes tradiciones en este pueblo piadoso es la del cuidado y preservación del ajuar de la Virgen.
Por ello, la señora de Zuleta es actualmente la encargada de mantener el ajuar.
Esta piadosa mujer cuenta que fue su madre, la señora de Ramírez, quien desde muy pequeñita le enseñó los cuidados de la sagrada imagen de sus vestiduras y joyas que la adornan y por eso ella heredó esa responsabilidad de sus ancestros, lo que cumple con inmensa alegría y dedicación.
Por lo demás hay que decir que se trata de imágenes muy antiguas, que el pueblo ama y a las que rinde culto.
Cientos de vecinos y peregrinos participaron además, de las actividades culturales como el concurso de la empanada, el cierre de la colonia de vacaciones, de la cantata en honor a los santos patronos el sábado a la noche. El domingo, en tanto, se cumplió la procesión.
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