Indignados y con la sensación de injusticia en la sangre y en la piel. Así salieron ayer los familiares de los tres peregrinos que a fines de 2013 fueron atropellados por Cintia Carolina Sequeira, quien ayer fue condenada con una pena que la dejó en libertad.
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Indignados y con la sensación de injusticia en la sangre y en la piel. Así salieron ayer los familiares de los tres peregrinos que a fines de 2013 fueron atropellados por Cintia Carolina Sequeira, quien ayer fue condenada con una pena que la dejó en libertad.
La jueza de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal, Asusena Vásquez, condenó a Sequeira a tres años de prisión de ejecución condicional y a diez años de inhabilitación para conducir vehículos, por considerarla responsable de homicidio culposo en accidente de tránsito.
La magistrada le ordenó también que durante los próximos dos años fije domicilio, se someta al control de un Patronato y se abstenga de consumir bebidas alcohólicas. Para impedir que le extiendan una licencia de conducir, la jueza dispuso que la sentencia se inscriba en el Registro Nacional de Accidentes de Tránsito.
La decisión de la magistrada no dejó conformes a los familiares de Sebastián Orlando Frías, Agustín Cárdenas y Cintia Belén Cárdenas, a quienes Sequeira atropelló el 15 de diciembre de 2013, cuando peregrinaban junto a otras personas hacia el santuario de la Virgen de la Peña.
Llantos, indignación y un fuerte reclamo de una justicia más dura hacia la conductora se hicieron sentir ayer en el edificio judicial de Tartagal.
La tragedia
El 15 de diciembre de 2013 un grupo de peregrinos salieron desde la ciudad de Tartagal rumbo al santuario de la Virgen de la Peña, ubicado en el paraje Yariguarenda, a 15 kilómetros de distancia. Caminaban sobre la banquina de la ruta nacional 34.
Alrededor de las 5, Cintia Sequeira -entonces de 29 años- iba en una camioneta Duster en sentido contrario, ya que iba de Aguaray a Tartagal.
Un grupo de peregrinos vio que la camioneta se salía de la cinta asfáltica e iba directamente hacia ellos. Sebastián Orlando Frías (30), Agustín Cárdenas (32) y su hija Cintia Belén Cárdenas (10) fueron atropellados y fallecieron prácticamente en el acto.
Sequeira, en lugar de detenerse, huyó del lugar. Horas más tarde fue detenida en su casa en Tartagal, pero el 23 de ese mes quedó en libertad.