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“Vivir en México me hace pensar que no hay límites, salvo nosotros”

Franco Bellido es pasante en el hotel Villa del Palmar, de Cancún.
Sabado, 11 de marzo de 2017 22:45

Por María de los Ángeles Rojas
Franco Bellido tiene 20 años y la lucidez para entender que las experiencias y recuerdos poseen una valía inconmensurable, en desmedro incluso de los bienes materiales. Él estudia administración hotelera y turística en el instituto Vatel Salta. Este grupo -con 31 escuelas en varios países del mundo- abre a sus alumnos la posibilidad de realizar sus seis meses de pasantías laborales obligatorias en hoteles distribuidos en los cinco continentes. 

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Por María de los Ángeles Rojas
Franco Bellido tiene 20 años y la lucidez para entender que las experiencias y recuerdos poseen una valía inconmensurable, en desmedro incluso de los bienes materiales. Él estudia administración hotelera y turística en el instituto Vatel Salta. Este grupo -con 31 escuelas en varios países del mundo- abre a sus alumnos la posibilidad de realizar sus seis meses de pasantías laborales obligatorias en hoteles distribuidos en los cinco continentes. 

El año pasado, mientras cursaba segundo año de su tecnicatura en Vatel, Franco trabajaba como mozo para recaudar el dinero que le costeara su estadía actual por tres meses y medio en el hotel de categoría cinco estrellas Villa del Palmar. Aunque pudo haber elegido entre cientos de destinos, su objetivo fue Cancún (México), porque le garantizaba adquirir el perfil internacional y multicultural que prima entre los requisitos para trabajar en empresas hoteleras de primer nivel. “La gente me decía que para qué me iba a un lugar donde no me iban a pagar, pero yo lo veo como una inversión. Aquí hago mis prácticas en las áreas de Recursos Humanos y de Calidad”, define Franco. Añade que el haber salido de su zona de confort lo enfrentó a retos insospechados, como el de sentir que debía realfabetizarse. “Las primeras semanas se me hacía muy difícil entender el modismo mexicano, y la gente no me entendía cuando yo le hablaba. Tuve que adquirir para mi habla cotidiana algunas palabras para que la gente me pudiera comprender”, señala. 

Buen concepto 

Las funciones de Franco en el Villa del Palmar incluyen velar por las tareas y proyectos propuestos para cada día y las metas pautadas para cada semana. “Tengo que organizarme con las auditorías, ya que hay siete restaurantes y debo auditar que los procedimientos que realice el personal, es decir, los meseros, cocineros, stewards (un lavacopas con más tareas asignadas) y hostess (recepcionista de huéspedes) sean parejos. Además, debo trabajar con el capitán de meseros y con el gerente de cada uno de los restaurantes para cumplir con los estándares de calidad, seguridad e higiene. Luego está la realización de capacitaciones para mejorar el servicio e incentivar al personal”, detalla, denotando una enorme madurez profesional. 
Dice que cada jornada es diferente, porque incluso comprueba si la conservación de los alimentos y el funcionamiento de las máquinas y elementos esenciales para la elaboración de los platos se ajustan con lo preestablecido. 

Agrega que todo México debe cumplir unos estándares de higiene y conservación de los alimentos que son ejemplo en el mundo. Según la experiencia de Franco, aunque el buen trato hacia los profesionales extranjeros allá es general, la estima del desempeño laboral de los argentinos es especialmente alta. 
“Los mexicanos valoran mucho de los argentinos su estabilidad para permanecer en los puestos y ponerse la camiseta de la empresa. Cabe señalar que aquí si a los mexicanos les disgusta algo de su puesto, renuncian. Son tajantes... Por lo general, los profesionales extranjeros adquieren puestos gerenciales”, define.

Franco agrega que la identidad cosmopolita de Cancún le ofreció el primer impacto positivo de México. Esta ciudad, con una población de 630 mil habitantes, atrae a personas de diversas regiones de México y otros países, debido a los numerosos puestos laborales en el rubro turístico. A la par y debido a la región en la que se encuentra, es identificada con el folclore, la gastronomía y las costumbres del estado de Yucatán y sobre todo con la cultura maya. “Este es un país conservador pero al ser Cancún una ciudad poblada por mexicanos y extranjeros, cada quien se viste como quiere. Así, por ejemplo, en un ‘antro’ (local bailable nocturno) podés ver gente en pantalones entallados, holgados o cortos. Personas que van con zapatos o en ojotas, con camisas bajo el pantalón o musculosas”, observa Franco. 

En sus ratos libres él ha frecuentado la noche mexicana, donde halló locales de lujo extremo. Acota que trasponer las puertas de estos antros vale desprenderse de 1.500 pesos argentinos, sin consumición incluida. El período de spring break (vacaciones de primavera) le ha permitido conocer a jóvenes de todo el mundo en playas y antros. Tampoco se resistió a calzarse la identidad de turista por un rato y perderse la Riviera Maya. “Estos lugares son increíbles, llenos de cultura, guerras piratas, ruinas arqueológicas, playas con un mar turquesa y cenotes de todo tipo”, acota. Uno de los sitios que le removió como ningún otro la inquietud expedicionaria fue el Fuerte de Bacalar, un sitio que concentra 200 años de historia protagonizada por españoles, mayas y piratas (ver foto de la página 18). Dice Franco que le pareció una maravilla el Castillo de Bacalar, devenido en el Museo de la Piratería, construido a base de piedras volcánicas, marinas y calizas. 

Sin embargo, lo que le embargó los sentidos y lo hizo sentirse en el propio Paraíso Prometido fueron los cenotes de Quintana Roo, que cubren un área de 61 km de cuevas e incluso existe la presunción de que muchos de ellos no han sido siquiera descubiertos.
“Los antiguos mayas tenían una fuerte conexión con los cenotes, ya que eran su fuente de agua, y también los consideraban la entrada al inframundo. Estas pozos de agua cristalina existen en pocos lugares en el mundo, y la Península de Yucatán tiene la extensión más grande, con aproximadamente 10.000 cenotes distribuidos en su territorio”, ilustra Franco.

Allí se permitió una de las experiencias más curiosas que pueden realizarse: el buceo arqueológico. Aparte de tesoros, se han encontrado restos de animales prehistóricos de especies desconocidas en la región, como caballos, elefantes, camellos y armadillos gigantes.

Una mirada hacia el futuro

Franco comenta que su inmersión en el extranjero le hizo adquirir una mirada renovada sobre la extensión del mundo y los alcances de su profesión. Cuando retorne a Salta cursará el tercer año de su tecnicatura y una vez recibido evaluará dónde continuar con la licenciatura entre tres posibilidades: Buenos Aires, Los Ángeles o Madrid. 

“Esta experiencia me hizo pensar que no hay límites, que somos iguales no importa de dónde vengamos o el idioma que hablemos. Me hizo adaptarme a otras costumbres. Hay que salir de donde estamos y conocer el mundo”, reflexiona. 

Los elegidos de Franco

Tacos al pastor. Son tortillas de maíz rellenas con carne preparada con achiote, especias y chiles rojos. Se acompañan con salsas, cilantro, cebolla y piña.

La michelada. Se prepara mezclando cerveza, jugo de limón, sal y una mezcla de salsas. La variante cubana incluye salsa inglesa y salsa tabasco.

“Adiós, amor”. Christian Nodal, la promesa de la música regional mexicana, con solo 18 años, reinstaló el éxito de “Adiós, amor”, de Julión Álvarez. 

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