En una exitosa operación en contra del microtráfico y para la erradicación del mismo en los niveles más pobres de la sociedad, la Policía de Salta logró capturar al más poderoso dealer de la misión San Francisco de Pichanal, lugar de residencia de una de las comunidades más grandes de una etnia de pueblos originarios que habitan el norte de la provincia.
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En una exitosa operación en contra del microtráfico y para la erradicación del mismo en los niveles más pobres de la sociedad, la Policía de Salta logró capturar al más poderoso dealer de la misión San Francisco de Pichanal, lugar de residencia de una de las comunidades más grandes de una etnia de pueblos originarios que habitan el norte de la provincia.
La operación se llevó a cabo en horas de la noche en contra de A. J. I., quien estaba siendo investigado por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
El escurridizo aborigen de la etnia wichi había montado ya una cadena de distribución interna en toda la misión, donde según fuentes fidedignas las adicciones han llegado a afectar a niños menores en edad escolar.
Para lograr la captura del dealer la policía ingresó a la misión San Francisco con apoyo de las divisiones Infantería y personal del 911.
El allanamiento se realizó en las calles del loteo San Jorge, en uno de los barrios más carenciados de la República Argentina, según la fuente del norte de la provincia.
Minutos más tarde la policía allanó un segundo domicilio, donde fueron detenidas cuatro personas y secuestradas diversas pruebas sobre las actividades del grupo, ligado íntimamente al anterior.
En ese domicilio fue detenido un sujeto quien guardaba en su domicilio diversos objetos robados en distintas viviendas y que fueran entregados a cambio de droga o deudas por la actividad ilícita.
Allí encontraron, además de droga, electrodomésticos, máquinas de carpintería, teléfonos celulares y decenas de dosis de pasta base lista para ser ingresadas al mercado.
Además se secuestro dinero en efectivo.
Una alta fuente de seguridad del norte de la provincia aseguró que la droga entre las comunidades de pueblos originarios está haciendo estragos en la juventud, y que la violencia y el abandono crecen a ritmo insostenibles.
La misma fuente confirmó que el ingreso de marihuana a las comunidades aborígenes ya afectó a jóvenes residentes en comunidades alejadas de las ciudades.