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Mientras esperan las nuevas aulas se les anegó el anexo escolar

Alumnos del colegio secundario 5073 no tuvieron clases el viernes pasado porque se inundaron las improvisadas aulas dispuestas en un galpón del barrio Bella Vista.
Lunes, 13 de marzo de 2017 00:00

Por Jaime Barrera

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Por Jaime Barrera

Los alumnos del colegio secundario estatal N§ 5073 no terminan de padecer la desidia y la improvisación.

En la mañana del viernes último se suspendieron las actividades escolares en el anexo que funciona en el gremio del SOEM, en el barrio Bella Vista.

El motivo es recurrente y análogo: la gran cantidad de agua que ingresó a las instalaciones por las precipitaciones que cayeron sobre Rosario de Lerma durante la madrugada, que inundó el espacio destinado a las improvisadas aulas y también los pasillos.

El personal de maestranza no pudo sacar el agua que escurría por las paredes y se acumuló en sectores internos del acondicionado lugar en donde funcionan 5 aulas para 120 alumnos de 3§ y 4§ año del colegio secundario estatal.

Los directivos del establecimiento, por cuestiones de seguridad, decidieron suspender las clases y enviar a los alumnos a sus hogares, ya que en esas condiciones no se puede dictar clases.

El galpón donde funcionan las improvisadas aulas no pudo soportar tanta agua, ya que las canaletas rebalsaron y entró agua hasta de la calle.

"En estas condiciones es inseguro contener a tantos alumnos. Con todo esto que estamos pasando terminamos estresados apenas comienzan las clases. Nos faltan aulas y este recinto no es el ideal para nuestros estudiantes y docentes", reclamó Beatriz Morales, directora del secundario.

Una escuela postergada

Mientras aguardan que se terminen las aulas en el predio propio del establecimiento, ubicado en la zona norte de la ciudad, el ciclo lectivo 2017 se inició, como el año pasado, en el galpón del gremio municipal.

La gestión para superar este problema de años fue iniciada en 2016 por el intendente Ignacio Jarsun, quien remarcó que se espera que termine tanto tiempo sin aulas y desintegración escolar.

Todo venía bien hasta que la naturaleza puso en evidencia la improvisación estructural que padece hace años esta comunidad educativa.

Desde sus inicios, el colegio estatal está partido en dos.

El anexo, ubicado en el centro, debió clausurarse porque sus paredes y techos están a punto de caerse. Esto motivó que unos 120 estudiantes fueran derivados al galpón gremial, que ahora se inundó.

El resto de los alumnos, unos 600, están en la parte central, en la zona norte de la ciudad, donde se están construyendo las aulas que faltan.

Las nuevas aulas

Mientras por las paredes se deslizaba el agua, el patio interior se anegó y, por el nivel del agua, no se pudo ingresar.

Por fortuna, la lluvia fue durante la madrugada y no en horario de clases.

Esta realidad puede cambiar si en las próximas semanas se acelera el trabajo de edificación de las cinco aulas que faltan en el edificio propio.

"Falta poco para que terminen los trabajos. Son cinco cursos que están en estos momentos tomando clases en el galpón que se gestionó el año pasado por la clausura del viejo anexo.

Llevamos años de espera y esperamos con ansias estar todos juntos, alumnos y profesores", dijo a El Tribuno la directora del establecimiento.

 

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